La presidenta Cristina Kirchner decidió que este fin de semana sería de
reflexión y de análisis en la residencia presidencial de Olivos para recomponer
su gobierno de la crisis política derivada de la derrota de las retenciones
móviles en el Congreso: los primeros anuncios para retomar la iniciativa serían
el aumento del salario mínimo vital y móvil y las asignaciones familiares.
Alguno de estos anuncios podría ocurrir esta misma semana, según confiaron a
LA NACION altas fuentes oficiales. "Se decidirá en estas horas la oportunidad y
el contexto", se dijo.
Unos días después se anunciaría en la Casa Rosada el envío al Congreso de los
proyectos de ley de movilidad de las jubilaciones y el aumento del mínimo no
imponible para el impuesto a las ganancias.
En Olivos se evalúa que más adelante se volverá sobre los aumentos a las
retenciones, pero con un esquema integral y consensuado.
"No queremos volver al conflicto y reflotar la crisis", confió a LA NACION
una fuente oficial.
El plan de Cristina Kirchner consiste en retomar protagonismo y relanzar su
gestión. También acordó con el ex presidente Néstor Kirchner que éste se limite
a las cuestiones del PJ, en un segundo plano, golpeado como está de la batalla
perdida.
"Kirchner quedó muy desgastado: se lo responsabilizó por la crisis. Cristina
zafó un poco más: puede reflotar su gobierno con gestión y medidas. Lo de él es
complicado: el peronismo se dividió y ahora lo desafían Duhalde, De la Sota y
Schiaretti", comentó un gobernador kirchnerista.
Un gesto claro: la Presidenta recibió anteayer a sus legisladores en Olivos,
sin la presencia de Kirchner: en otro contexto, éste hubiera estado.
Públicamente, Cristina Kirchner no admitirá la derrota política y
parlamentaria. Puertas adentro, el revés se sintió. Y mucho. A tal punto que el
matrimonio presidencial evaluó la posibilidad de renunciar en la madrugada del
jueves último y fue disuadido por sus ministros.
En Olivos, habrá hoy reuniones entre la Presidenta, Néstor Kirchner (que ayer
llegó de Río Gallegos), Alberto Fernández, Carlos Zannini, Rudy Ulloa y otros
allegados directos.
Según confiaron a LA NACION en la Casa Rosada, el objetivo es que transcurra
una semana serena desde mañana. Ello permitirá pensar las futuras medidas y los
cambios de gabinete que a estas alturas todos descuentan para oxigenar el
Gobierno, pero que serían "más adelante", para no acusar el golpe de la crisis.
La derrota parlamentaria obligó a la Presidenta a derogar anteayer la
resolución 125 del 11 de marzo, que dispuso retenciones móviles y generó el
conflicto rural. Pero ella no abandonó la idea de modificar el sistema: se
estudiará un nuevo esquema integral de retenciones al agro.
"Esto será más adelante. Pero es la decisión. Está escrito entrelíneas en los
considerandos del decreto 1176, que derogó la 125", aseguró una fuente
gubernamental. No se estableció si serán móviles. Ni se definió si se dispondrá
por decreto, por resolución ministerial o si se enviará una ley al Congreso para
sortear los planteos de inconstitucionalidad.
Se sabe, sí, que habrá aumento de alícuotas para los grandes productores
agropecuarios y que se protegerá a los pequeños. "Pero todo será por consenso.
No más crisis", se dijo.
Pacto en duda
El otro capítulo por resolver es el Pacto del Bicentenario. Se convocará al
campo. Los bancos, la industria, el comercio, la Bolsa y la CGT diseñaron un
borrador para crear un Consejo Económico y Social.
La idea en Olivos, según trascendió en las últimas horas, es dar vuelta la
página y "barajar y dar de nuevo".
Cristina Kirchner no perdona el voto negativo del vicepresidente Julio Cobos
en el Senado, que hizo caer las retenciones. Pero no habrá caza de brujas. No
quieren victimizarlo.
Los cambios en el gabinete son inminentes. Pero todavía Cristina Kirchner no
los definió. En ellos se verá, en rigor, si gobernará ella o si seguirá
controlando su marido el poder real. Por ahora, los candidatos a irse o cambiar
de ministerio son: el jefe del Gabinete, Alberto Fernández, y el secretario
general, Oscar Parrilli.
El despacho del polémico secretario de Comercio, Guillermo Moreno, vivió
anteayer un clima de despedida.
Es el gran dilema. Su presencia evoca a Kirchner en el gabinete.
Menos expuestos a los cambios parecen Julio De Vido, ministro de
Planificación, y su secretario de Transportes, Ricardo Jaime. Controlan la obra
pública, los subsidios y la relación política y financiera con intendentes,
gobernadores, sindicatos y empresarios. Son quienes controlan la caja que
supervisa Kirchner.
La agrupación Compromiso K levantará mañana las carpas frente al Congreso. Lo
hará con la difusión de un comunicado de autocrítica sobre la crisis rural que
redactarán Zannini, Rudy Ulloa y su coordinador, Damián Barijhoff. Será una voz
oficial.
Entre mañana y pasado mañana se anunciará el superávit fiscal, de más de 2000
millones de pesos. "Las cuentas públicas están sólidas y se recibirán las
liquidaciones de exportaciones del agro que se reanudarán", dijo un vocero
oficial. También se analizarán medidas para mejorar los ingresos.