Claro está que además de haber bajado, pues hoy como todos sabemos su valor es de apenas $3,04, hubo (y hay) un impactante nivel de inflación.
Quiere decir que la baja, que hemos sufrido, es más acentuada de lo que muestra el número, ya que todos los costos han subido, y mucho…
Lo que a la producción agraria le importa es, en definitiva, el tipo de cambio efectivo real.
¿La cosa se pone difícil cuando ponemos términos como “tipo de cambio efectivo” y “tipo de cambio real”? Seguramente, sí, pero es necesario que razonemos mejor para entender dónde estamos parados.
Para comprender el problema que afecta gravemente no sólo a la producción actual sino al espíritu de inversión, hay que detenerse en estos conceptos.
¿Qué quiere decir “real”? El término está referido a lo que el tipo de cambio permite comprar, es decir que toma en cuenta la inflación. En otras palabras, cuánto compraba, en enero por ejemplo, con un dólar, y cuanto compro hoy.
El tipo de cambio real de hoy es de 3,04 y el de principios de mes era de 3,35. Esta es la verdadera baja que hubo en “términos reales”. El dólar –incorporando la inflación- bajó de 3,35 a 3,04.
¿Y qué significa “efectivo”? Pues bien: el tipo de cambio efectivo es el que tiene deducidas las retenciones que el Estado implementa sobre el valor de las exportaciones. En el caso de la soja, por ejemplo, hoy el tipo de cambio efectivo es de $,3,04 menos la retención que es de 48%. Es decir es de $1,60.
En tal caso, qué es, entonces, una baja del tipo de cambio efectivo real, cómo la que se ha dado?
Si sube el nivel de inflación, menor es el tipo de cambio real, y si se aplican retenciones, más bajo pasa a ser el tipo de cambio efectivo. El tipo de cambio efectivo está dado por el nivel de retenciones que acarrea. Y las retenciones son impuestos que gravan la producción cuyo destino es la exportación.
Desde la aplicación del nuevo modelo, donde quedó abandonada la convertibilidad y desapareció la estabilidad, las cosas han cambiado enormemente.
La economía ha tendido ha cerrarse con un alto encarecimiento de insumos importados, como ser fertilizantes y agroquímicos además y una buena parte de los bienes de capital que hacen a la modernización y productividad del agro.
¿Qué está pasando actualmente en la economía del campo? La presión de la suba general de precios, acercándose a niveles de inflación galopante y las retenciones confiscatorias, en un contexto de insumos encarecidos, son el aliciente necesario para que se abandone el proceso de expansión registrado en la economía agraria durante los últimos años.
El efecto de un tipo de cambio efectivo en baja es perverso. Lo es porque, de
acuerdo a la percepción general, los ingresos del sector parecen altos, cuando
en realidad la ganancia es baja, pues los insumos muy relacionados con el tipo
de cambio son elevados. La realidad es que las retenciones disminuyen los
ingresos pero no disminuyen los costos, lo que provoca una distorsión.
La incertidumbre que estas intervenciones del Estado sobre la actividad privada genera es la que, a la postre, mayor daño ocasiona. La señal implícita en cada aumento de retenciones es terrible, volteando el espíritu empresarial del productor y su actitud de emprendimiento.
Mientras la inflación se devore una alta dosis del tipo de cambio y la aplicación de retenciones sea un instrumento propio para elevar los ingresos fiscales, la producción se moverá al compás del oportunismo.
Hoy el tipo de cambio real es menor que el de la Convertibilidad. Durante la Convertibilidad el dólar (en términos reales) valía el equivalente actual de $3,40. Sí, señores, $3,40.
Si a ese valor le sacamos las retenciones –que en aquellos años eran de tan sólo 3,5%- queda un valor de $3,28. El tipo de cambio efectivo real era equivalente a $3,28 y hoy es de tan sólo $1,58 (para el caso de la soja).
¿Qué más decir?
Un argumento más que fuerte para el debate...