
Esta aseveración y ocurre porque el agro no siembra la superficie que podría sembrar y no usa los insumos para mejorar el rendimiento, debido a la bajísima rentabilidad que da la producción agrícola debido a las retenciones.
La presión impositiva obliga a los productores a sembrar en la forma más económica posible por temor a que con una cosecha mala, la utilidad o mejor dicho su ingreso si debido a cuestiones climáticas ha cosechado con déficit sea absorbida en su totalidad por las retenciones, eso pone al agro argentino es una clara desventaja con relación a sus competidores quienes están ocupando el lugar que en otros tiempos tuvo la Argentina en la provisión de productos agrícolas.
Se ha comprobado que la eliminación de las retenciones lleva inmediatamente a una mejora en las siembras, tanto en la cantidad de superficie sembrada como en la calidad de la siembra. De esta manera, sin retenciones hay mayores ingresos tanto para el productor como para el Estado, este último, vía impuesto a las ganancias; a pesar de ello, los gobiernos, no han dejado de usar por décadas este método de ingreso que bien puede considerarse una miopía fiscal.
La necesidad de usar las retenciones como forma de equilibrar las cuentas públicas se ha convertido en una adicción que impide ver otras formas para obtener el equilibrio fiscal.
En estos días el gobierno ha obtenido un crédito del FMI para poder equilibrar las reservas del Banco Central y se comprometió a recomprar Letras Intransferibles en manos del Banco Central para recomponer su hoja de balance.
El equilibrio fiscal que es compromiso irrenunciable del actual gobierno y está basado actualmente en los ingresos que se obtienen por medio de impuestos y retenciones, siendo estas últimas de vital importancia para dicho fin. Pero de esta manera asfixia la producción agropecuaria que tiene un reducido y hasta a veces nulo margen de ganancias que se ha vuelto intolerable debido a las inclemencias climáticas y las bajas en los precios de las commodities, por ese motivo es imprescindible liberar al campo de las retenciones lo antes posible bajo el riesgo de perderse aún más, por muchos años la actual posición internacional de nuestros productos agrícolas, la que ya está en manos otros países competidores agrícolas.
El gobierno ha emitido un nuevo bono Bopreal en dólares para ordenar pasivos heredados vinculados a dividendos no distribuidos y servicios de deuda con empresas vinculadas. De la misma manera puede emitir una suerte de bono Bopreal -que en vez de en dólares puede ser a valor granos- en compensación al pago de las retenciones, ya sea en todo o al menos en parte.
El agro argentino está en un riesgo muy grande de perder mercados internacionales que costará mucho tiempo poder recuperar, por eso el gobierno tiene que “dejar de ver el árbol para ver el bosque” y actuando en forma rápida, ya que la carrera alimenticia internacional está siendo ganada por los países competidores de la Argentina.
No hay motivo para no encarar una rápida solución a la eliminación de retenciones ya que lo que se puede perder no sólo en ingresos sino también en puestos de trabajo y el desarrollo de economías del interior lo que generará mucho mayor daño al país que el ingreso que puede obtener con los derechos de exportación agrícola.
Por Javier Reigada
Especialista en Derecho Agrario