
Durante enero, el episodio frío, que dio el marco agroclimático a la temporada 2024/2025, alcanzó brevemente el nivel de una “La Niña Débil”, entrando posteriormente en su etapa de disipación, encontrándose actualmente en un estado “neutral cálido”, como lo muestran las amplias superficies marinas con temperaturas sobre lo normal sobre el Pacífico Ecuatorial (áreas en marrón rojizo en la Figura 1).
Esta evolución permitió que las lluvias retornaran oportunamente a las zonas más afectadas del área agrícola, conteniendo el daño y dando condiciones apropiadas para que los cultivos estivales continúen la formación del rendimiento, manteniendo un nivel adecuado durante lo que resta del verano 2025.
De continuar esta tendencia, el sistema climático podría llegar a un estado de “El Niño” hacia finales de año, dando un marco climático favorable a la temporada 2025/2026, aunque por el momento no puede evaluarse con precisión la intensidad a que arribará el fenómeno.

No obstante, debe tenerse en cuenta que está teniendo lugar una paralela activación de los vientos polares, como lo muestra el extenso enfriamiento del océano Glacial Antártico (área en celeste en la Figura 1), demorando y restando eficacia al proceso.
Durante el otoño próximo (Figura 2) la marcha del agro clima evolucionará hacia a lo normal. La mayor parte del área agrícola del cono sur observará áreas con precipitaciones dentro del rango medio estacional, con focos de registros muy abundantes sobre su ángulo nordeste, aunque se notará un área con registros insuficientes sobre el sudoeste de la región pampeana y el este de cuyo. Los calores irán en paulatino descenso, aunque podrían producirse eventos tardíos. Hacia mediados de la estación, la activación de los vientos polares provocará fuertes tormentas cordilleranas, impulsando masas de aire polar hacia el interior del área agrícola, causando heladas tempranas.
En el aspecto hídrico el Invierno 2025 apunta a recibir precipitaciones dentro del rango medio estacional (Figura 3) en la mayor parte del área agrícola, favoreciendo la implantación y el arranque de los cultivos de invierno, aunque el ángulo nordeste de su extensión podría experimentar excesos significativos. La cordillera observará fuertes tormentas y nevadas, impulsando vigorosas masas de aire polar hacia el sur del área agrícola, causando heladas intensas, y provocando una amplia extensión con aportes hídricos escasos sobre el sudoeste del área agrícola, con foco sobre el límite común entre La Pampa, Córdoba y Buenos Aires.
Durante la primavera (Figura 4) la mayor parte del área agrícola del cono sur observará áreas con precipitaciones abundantes, reduciéndose el área seca con foco sobre el límite común entre La Pampa, Córdoba y Buenos Aires, dando un panorama bastante homogéneo. La persistencia de tormentas sobre la Cordillera Sur indica la posibilidad de heladas algo tardías, mientras los calores tempranos serán elevados, aunque no extremos.
El Verano 2025 continuará observando un panorama bastante homogéneo, con precipitaciones dentro del rango normal en la mayor parte del área agrícola, aunque podrían mantenerse focos secos sobre algunas zonas del oeste y sudoeste. Asimismo, es de temer que se registren fuertes calores, ya que los focos cálidos sobre el sur del Cerrado Brasileño y zonas adyacentes, se mantendrán a lo largo de toda la estación, activándose con vigor a partir de fines de la Primavera 2025.
Como viene sosteniéndose en esta serie de informes, lo expuesto hace evidente que el manejo del sistema productivo debe hacerse con mucho realismo y prudencia, teniendo en cuenta el incremento de los riesgos agroclimáticos que viene observándose temporada a temporada.
Por Ing. Eduardo M. Sierra
Fuente: Bolsa de Cereales de Buenos Aires