TENDENCIAS CLIMÁTICAS

Siempre que tratamos de proyectar el comportamiento climático de un período largo de tiempo, es importante monitorear en primer lugar los forzantes de escala planetaria. Los mismos, cuando están presentes, generan ciertas certezas a largo plazo, las cuales pueden ser positivas o negativas, pero son favorables para definir un contexto decisional más fluido. En las últimas décadas, hemos comprobado sobradamente la influencia de los episodios fríos y cálidos del océano Pacífico. Claramente tanto La Niña o el Niño, repercuten en forma directa en la oferta de agua de gran parte de la Mesopotamia, NEA, litoral y la zona núcleo central, con una injerencia menos decisiva en otras áreas de la región pampeana.

Yendo al análisis puntual del indicador ENSO, el episodio frío sigue instalado en gran parte de la cuenca oceánica del Pacífico Ecuatorial pero también se ha ido confirmando su debilidad. Es muy posible que estemos atravesando el apogeo de este evento, el cual en la actualidad apenas alcanza un desvío negativo de -0.8ºC. El acople de este evento frío a la circulación atmosférica está siendo muy poco evidente, prácticamente puede considerarse un estado de neutralidad. Atendiendo esta situación, es muy posible que durante febrero, ya comencemos a ver la disipación de este evento frío.

Respecto de comienzos de diciembre, se aprecia un debilitamiento de la anomalía positiva del litoral atlántico sobre las costas de Brasil y Uruguay. Esto tiene una incidencia en el flujo de humedad desde el noreste, el cual ingresara con menor carga de vapor de agua. Esto no es algo favorable y se viene notando mucho en el ambiente. Las temperaturas son elevadas, pero los índices de humedad relativa, muy bajos.

Un posicionamiento más continental de la zona de alta presión sobre el centro este de la región pampeana es la causa de la retracción pluvial que se viene fortaleciendo desde la última semana de diciembre. La injerencia del fenómeno La Niña es muy escasas o nula, pero la dinámica actual de la circulación atmosférica, reproduce un patrón que es igualmente perjudicial, con la salvedad de que la duración de este periodo deficitario no debería extenderse en el tiempo.

Estamos viendo una mejor oferta de agua sobre el NOA, con la llegada de humedad de origen amazónico, la cual puede derivar hacia el oeste cordobés, donde la influencia negativa de la zona de alta presión continental es menor. En consecuencia, a lo largo del mes seguiremos viendo mejores chances de lluvia para el centro oeste de la región pampeana y el NOA. A medida que avancemos sobre la febrero, debería darse un debilitamiento de la zona de alta presión sobre el continente, lo cual comenzara a liberar las precipitaciones sobre la franja este. Difícilmente las lluvias en la segunda quincena evolucionen como para alcanzar los valores normales en el este. No se descarta que esto suceda en áreas reducidas, pero en general es más probable que se predominen los valores pluviales mensuales por debajo de los valores estadísticos.

Si se valida este diagnóstico, deberíamos ir a una segunda parte del verano con una disponibilidad de lluvias más generosa, normales hacia el mes de febrero, con buenas posibilidades para alcanzar el máximo pluvial del mes de marzo. Por lo pronto, solo se puede seguir monitoreando la incipiente mejora que puede darse en la segunda parte de enero.

CONCLUSIONES

De acuerdo al diagnóstico climático del último período y al análisis de los principales indicadores de escala global y regional, proyectamos el siguiente comportamiento pluvial y térmico para el próximo bimestre:

1. Respecto del indicador ENSO, si bien el monitoreo responde técnicamente a una posición La Niña, su impacto es muy poco perceptible en los índices que permiten reconocer el acople del fenómeno oceánico con la circulación atmosférica. En consecuencia la condición actual en términos prácticos puede considerarse neutral.

2. En cuanto a la escala regional, el escenario actual es de los más conflictivos que puede plantear la circulación para la generación de precipitaciones de gran cobertura. Este patrón sin embargo no debería extenderse más allá del desarrollo de la próxima semana.

3. Las lluvias en esta primera quincena se recostaron sobre la franja oeste y el sur de la región pampeana, en general poco abundantes. La Mesopotamia, el litoral y el centro de la zona núcleo son las más afectadas por el déficit pluvial de este arranque d enero. Posiblemente el NOA sea la zona con mejor provisión de agua en este período crítico de la campaña.

4. La segunda parte del verano, puede volver a dejar un patrón de lluvias más cercano al normal a gran escala.

5. El patrón térmico se perfila más exigente en el corto plazo. Luego, se espera que las temperaturas evolucionen dentro de valores normales o con corrimientos positivos menos rigurosos.