La bucólica imagen de los corderitos pastando o la idea de contar ovejas para conciliar el sueño, ahora tienen una versión más acorde a los tiempos que corren, con los animales comiendo ordenadamente en corrales.

La idea tuvo su origen en la AER (Agencia de Extensión Rural) INTA San Luis, donde idearon un sistema de feedlot para corderos, con el fin de ver la adaptación de los animales al engorde a corral, analizar los aspectos sanitarios y verificar el nivel de aceptación de esta carne entre los consumidores.

“Esta experiencia se inició el 22 de noviembre del año pasado con corderos Pampinta que estuvieron en engorde durante 65 días, en promedio. Este engorde se llevó adelante en un corral de tipo industrial, con un nivel de tecnificación importante, porque la duda era si los animales se iban a adaptar a este tipo de lugar donde había una gran circulación de maquinarias, con permanente carga y descarga de animales, pero se adaptaron muy bien”, describió el Ing. Agr. Esteban Suárez Follari, extensionista del AER INTA San Luis.

Como elementos adicionales se fabricaron algunos sombreaderos con malla mediasombra, se alimentó a los corderos con un mixer de descarga lateral, y se utilizaron en la dieta subproductos del maíz y la soja.

“Con esta experiencia lo que pretendíamos saber era si los animales se adaptaban al sistema de engorde intensivo de tipo industrial y, al mismo tiempo, analizar comercialmente el producto de la faena”, detalló Suárez Follari.

La faena se realizó en un frigorífico de la provincia de tránsito federal, y en el despostado se hicieron cerca de una decena de cortes que envasados al vacío se comercializaron en góndola, sin ningún tipo de publicidad.

En relación a este último aspecto, el técnico explicó que “lo que se intentaba ver era el grado de aceptación de la gente, que estaba acostumbrada a consumir carne bovina. Queríamos ver qué pasaba si le presentábamos un producto similar, pero de carne ovina”.

En la misma línea, subrayó que “la aceptación fue muy buena, muy rápida”, y precisó que “en el punto de venta se comercializan por mes unos 40 mil kilos de carne vacuna, y en ese total el cordero ocupa entre el 4 y el 6% mensual. Es decir que en ese porcentaje reemplazó a la carne bovina”.

Características del sistema

Para aplicar el sistema de engorde a corral ovino desarrollado en el INTA San Luis no son necesarias grandes inversiones, dado que por el tamaño de los animales se requiere de muy poco espacio.

“La bibliografía dice que se necesitan unos 45 centímetros de frente de comedero por cada animal, y nosotros en esta experiencia usamos alrededor de 15 centímetros, con lo cual el espacio necesario se reduce mucho. El ovino no necesita de mucho espacio porque come y se va a rumear y luego vuelve para seguir comiendo”, graficó Suárez Follari.

En este caso en particular se utilizaron subproductos de la industria maicera y sojera, pero también se pueden hacer dietas adaptadas a distintas categorías de ovinos con muchos menos elementos, por ejemplo, a base de pellet de alfalfa, maíz y expeller de soja.

Desde el punto de vista sanitario no se detectaron inconvenientes de ninguna índole, y cómo único tratamiento adicional todos los animales fueron vacunados al ingreso contra clostridiales.

“Creemos que el engorde a corral es una herramienta muy interesante para llevar de cordero liviano a cordero pesado y su posterior faena”, agregó el técnico, y adelantó que “este año vamos a trabajar con categorías mayores, con ovejas que salen del sistema”.

Por otra parte, Suárez Follari informó que, cuando comenzó el proyecto, la intención era trabajar con razas carniceras, que tienen mayor aptitud para convertir los granos en carne, pero finalmente decidieron trabajar con Pampinta, que es una raza creada por el INTA y de triple propósito.

El arranque fue con un rodeo de 200 animales, pero luego se hicieron nuevos encierros con razas más carniceras, donde los resultados esperables son mejores.

Detalles técnicos

Entre los detalles a tener en cuenta para aplicar el sistema de feedlot en corderos, uno de los principales es que los animales lleguen con una sanidad óptima desde el campo de origen; que ya sepan comer en comederos, para que de inmediato comiencen a alimentarse, y por último, apuntar a utilizar razas carniceras.

A modo de ejemplo del beneficio de engordar animales de razas como Hampshire Down, Texel, Dorper o Santa Inés, el técnico apuntó que “se pueden lograr ganancias diarias de 300 y hasta 400 gramos, con lo cual los períodos de engorde son más cortos”.

Vale recordar que la zafra de corderos va de julio a fines de agosto en servicios estacionados, y cuando las crías están al pie de una madre que tiene buena producción de leche y alimentación crecen muy rápido, por lo cual lo ideal es ingresar los animales al engorde a corral cuando tienen entre 18 y 20 kilos de peso vivo.

El período de engorde en este sistema dura entre 45 y 60 días para llegar a la categoría de cordero pesado, cuyo peso limpio en la faena debería rondar entre los 22 a 25 kilos de carcasa.

En lo que se refiere al gusto de la carne, el extensionista del INTA San Luis aseguró que “cuando las razas son carniceras, normalmente tienen poca deposición de grasa, entonces no se ve alterado en absoluto el sabor de ese cordero, siempre que no pase los seis meses de vida”.

Para cerrar, Suárez Follari explicó que “el cordero ingresa al corral de engorde a partir de los tres meses y se lo debe faenar antes que cumpla los seis meses, porque a esa edad comienza con toda la actividad hormonal y ahí puede tener alguna impronta en el sabor de la carne. En los corderos faenados antes de los seis meses prácticamente no hay ninguna diferencia con un animal criado a base pastoril”.

Por Pablo Salinas
Fuente: Expoagro