Durante una visita a la Unidad de Protección Vegetal de INIA La Platina, en la Región Metropolitana, se presentaron avances en investigación y desarrollo (I+D) enfocados en la sostenibilidad, especialmente en cultivos frutícolas que actualmente estpan desarrollando los investigadores Eduardo Tapia y Fabiola Altimira. Estas iniciativas reflejan el impacto positivo de la colaboración público-privada en la promoción de una agricultura más eficiente y responsable.

Christian Alfaro, subdirector nacional de Investigación y Desarrollo (I+D) de INIA, destacó que el instituto sigue liderando iniciativas que fomentan la innovación tecnológica para avanzar hacia sistemas agroalimentarios sostenibles, reduciendo la dependencia de insumos químicos. Por su parte, Germán Holmberg, subdirector nacional de Vinculación con el Medio y Transferencia Tecnológica, subrayó el compromiso del INIA con la transferencia efectiva de conocimiento al sector productivo.

“Es esencial que el conocimiento generado en INIA se transfiera al sector productivo de manera efectiva, ya sea a través de iniciativas propias o en colaboración con empresas. Nuestro objetivo es claro: contribuir a una agricultura sostenible y respetuosa con el entorno”, afirmó Alfaro.

Mientras que Holmberg añadió que “es fascinante ver cómo en este laboratorio convergen la investigación y las necesidades del sector agrícola. Especialmente en la fruticultura, y en particular en el caso de los cerezos, estamos desarrollando soluciones basadas en la naturaleza que pueden ser incorporadas a los procesos productivos de manera eficiente”.

Balance positivo y visión compartida

El gerente general de Anasac, Gabriel Ormeño, expresó su satisfacción tras recorrer las instalaciones de INIA La Platina. “Quedamos gratamente impresionados con lo desarrollado por el equipo de INIA. Ambas instituciones, siendo chilenas, tienen una gran oportunidad de trabajar juntas. Las soluciones locales que vimos hoy demuestran el enorme potencial para mejorar la productividad y calidad de nuestra agricultura”.

Ormeño también enfatizó que la fruticultura chilena, en su crecimiento exponencial, enfrenta desafíos que solo pueden resolverse a través de una colaboración sólida entre investigación científica y experiencia comercial.