El mundo cambió desde que Donald Trump ganó las elecciones en EE.UU.

Ahora se avizora un mundo más proteccionista.

Los aranceles de importación serán la comidilla y de los traders y de debate en los foros internacionales.

Por ello, el temor al proteccionismo globalizado hace mella en los precios internacionales de la soja.

Es motivo de preocupación la posible reducción de la demanda externa si Trump impone los aranceles que propuso a las importaciones chinas.

Una política como ésa podría desencadenar represalias del mayor comprador de soja.

Y por lo tanto desatar una agudización de la guerra comercial en China y EE.UU.

Para colmo, es muy factible que, durante la administración Trump, se modifique la política de biocombustibles, que contraiga la demanda interna de soja.

Como sabemos, Trump no comulga con las cuestiones del cambio climático.

En lo que respecta a lo inmediato, la presión negativa del avance de la siembra en Brasil es contundente.

La rueda de Chicago de este lunes fue pesimista para la soja, con precios en acentuada baja.

El ritmo veloz de la siembra en este país, beneficiado por las lluvias regulares en el Centro y en el Norte, no hace otra cosa que patear en contra.

De cualquier forma, existe una leve esperanza para los precios.

Desde hace unos días, se nota cierta falta de humedad en el Sur del país.

El mapa del USDA muestra las anomalías de humedad, que no solo cubre Brasil sino también Paraguay.

Por tal razón, seguramente, la baja de precios de este lunes no fue mayor. Eso limitó la caída de los precios en la plaza.

La esperanza no es del todo firme pues hay, pese a ello, pronósticos con la chance de precipitaciones sobre Rio Grande do Sul y Santa Catarina.

Dependemos, por ahora, del tiempo en Sudamérica.