Pese a esto, el traslado hasta su destino final de mercado representa un desafío mayor en su etapa de poscosecha, puesto que el fruto debe llegar en óptimas condiciones a China, país que se cataloga como el mayor comprador, con una adquisición superior al 90% (ODEPA, 2022) de la producción nacional y, se requiere, en promedio, entre 30 y 40 días para el traslado desde los puertos en Chile, periodo en el que las cerezas pueden desarrollar alteraciones y/o enfermedades.
Esta situación, posiciona al país como el líder a nivel mundial en desarrollo de tecnología en esta área, debido a la necesidad de transportar su producto a mercados distantes, destacó INIA Quilamapu.
Buscando solucionar esta problemática presentada por la Asociación de Agricultores de Ñuble (Chile) surgió el proyecto “Transferencia-Mejoramiento de la gestión de cosecha en cereza”, financiado por el Fondo de Innovación para la Competitividad Regional del Gobierno Regional de Ñuble, el cual durante los últimos cuatro años se enfocó en determinar el efecto de distintas gestiones de pre y poscosecha, sobre la calidad de frutos en diferentes variedades de cereza.
Esto con la finalidad de cumplir con los estándares como tamaño, peso y azúcares de la fruta, además de evitar otros desórdenes fisiológicos en la piel y pedicelo, debido a que, según el investigador de INIA Quilamapu y coordinador del programa, Cristián Balbontín, “en la percepción de calidad de las cerezas inciden una amplia gama de factores, incluyendo su percepción visual (sin defectos), firmeza, sabor, tamaño y frescura”.
Relacionado a esto, Balbontín participó en la Octava Jornada de Poscosecha, instancia organizada por INIA La Platina y el Centro de Estudios de Postcosecha de la Facultad de Ciencias Agronómicas de la Universidad de Chile, que reúne a empresas exportadoras e investigadores de todo el país.
En la actividad, el investigador de INIA Quilamapu abordó este tema, enfocándose en el impacto en los parámetros de calidad que pueden verse alterados en el proceso de cosecha y poscosecha.
Al respecto señaló que “queremos determinar cuál es el efecto en las características de la fruta en las diferentes variedades de cereza. en relación a la maduración y tiempo de almacenaje”.
Destacó que en años previos, debido a otros factores como el Covid o la crisis de los contenedores, un gran porcentaje de las exportaciones a China se vieron afectadas, aumentando la duración del periodo de transporte, y en consecuencia comprometiendo los atributos de estas.
Bajo este contexto, el investigador explicó que dentro de las variedades existentes, donde destacan Lapins, Santina, Regina, entre otras, buscan determinar cuáles son más susceptibles a estas afecciones y el ablandamiento. Asimismo, cuáles pueden ser más tolerantes a estas, además de ver el comportamiento de la fruta en distintos periodos de cosecha, almacenaje y anaquel, es decir, el momento en el termina su refrigeración.
“A diferencia de otros árboles de frutales, el periodo de recolección de estas es muy corto, por lo que se debe definir con precisión la fecha de cosecha”, dijo el experto.
El próximo 26 de septiembre se realizará el seminario de finalización de este proyecto en las instalaciones de INIA Quilamapu, en el cual se abordarán todas estas temáticas con mayor profundidad.