La nueva Secretaría de Gestión Sustentable del Agua, que comenzará funciones al inicio del sexenio de la hoy jefa de gobierno electa de la Ciudad de México, Clara Brugada Molina, enfrentará serios retos en materia de abasto, distribución y manejo de las aguas residuales.
De acuerdo con Standfar & Poor´s Financial Services, la capital del país ocupa el cuarto lugar entre las de mayor estrés hídrico de la nación, lo cual podría tener implicaciones en su crecimiento económico, conducir a la escasez y, por lo tanto, afectar al bienestar de sus habitantes.

En tanto, el estudio “Futura escasez mundial de agua en las zonas urbana y posibles soluciones”, la capital del país es una de las 19 ciudades del mundo que, de no tomar las medidas necesarias, corre el riesgo de enfrentar escasez de agua en el año 2050 y, muy probablemente, incluso en un menor plazo, considerando los últimos acontecimientos mundiales que muestran un ritmo mayor de los impactos del cambio climático.

A su vez, el reporte “Perspectivas del agua en el Valle de México. Propuesta hacia la seguridad hídrica”, realizado por Fernando J. González Villarreal, Eduardo Vázquez Herrera y Jorge Alberto Arriaga Medina, con el apoyo de Agua Capital, Red del Agua de la UNAM, el Centro Regional de Seguridad Hídrica y Unesco, señala que el Valle de México presenta síntomas de una inseguridad hídrica debido a la baja disponibilidad de fuentes de agua superficial y la alta dependencia al agua subterránea, la falta de salidas naturales de la cuenca hacia otros cuerpos de agua, una orografía compleja con múltiples desniveles, o los crecientes efectos del cambio climático.

Además, al desmedido incremento del área urbana a costa de la conservación de las zonas naturales de recarga de los acuíferos, el insuficiente mantenimiento y reposición de la infraestructura hidráulica, la persistencia de una estructura institucional que limita la cooperación entre los diferentes tomadores de decisiones, la constante reducción del presupuesto destinado al sector hídrico o el atraso científico y tecnológico aplicado a las soluciones para la mejor gestión de los recursos hídricos.

Para el gobierno capitalino, el déficit en el suministro se debe principalmente a tres situaciones: Uno, la sequía prolongada que afecta a algunas de las regiones de donde se extrae el agua; dos, la sobreexplotación de los pozos (Estado de México, Ciudad de México, sistema Chiconautla y los correspondientes al Programa de Acción Inmediata -PAl-), que son la fuente del 69% del agua que consume el Valle de México, sin considerar los acuíferos correspondientes al sistema Lerma; y, tres, el mal estado de la infraestructura de distribución a la Zona Metropolitana de la Ciudad de México, debido al envejecimiento de la misma, lo que provoca que 37% del líquido que corre por ella se pierda en fugas.
Sea cual sea el motivo, actualmente una gran cantidad de habitantes de la ciudad no está conforme, con el abastecimiento de agua.

Durante 2023, la Dirección de Concertación Ciudadana del Sistema de Aguas de la Ciudad de México (Sacmex) registró 63,459 quejas de falta de agua. Los registros indican que 22.5% de las quejas se registran en Gustavo A. Madero; 12.3% en Tlalpan y 9.4% en Iztapalapa.

Si se miran las estadísticas de denuncias de falta de agua registradas durante los últimos cuatro años, se observa una disminución en 2023, respecto de 2022, cuando se registraron 75,603. Ese año ocurrió un aumento considerable pues en 2021 fueron 59,465.

Sequía y sobreexplotación de acuíferos afecta el abasto

El primer problema es la disponibilidad del recurso, que ha sido afectado por la sequía. Según el análisis citado de Fernando J. González Villarreal, Eduardo Vázquez Herrera y Jorge Alberto Arriaga Medina, en 2023, la región del Valle de México presentó 2% de su territorio en zona anormalmente seca, 60.8% en sequía moderada, 25.2% en sequía severa y 12% en sequía excepcional.

Para el mismo año, la Ciudad de México experimentó un periodo moderado de sequía de marzo a mayo y recibió solamente ocho metros cúbicos por segundo de agua, es decir, 26% menos que en 2019, debido a los cambios de almacenamiento que han sufrido las presas del Cutzamala.

Las estadísticas de la Comisión Nacional del Agua (Conagua) sobre el nivel de almacenamiento de las presas del sistema Cutzamala (Valle de Bravo, El bosque y Villa Victoria) exponen la gravedad del problema: En 2024 el nivel más bajo de almacenamiento de esos embalses ocurrió en la primera semana de junio, cuando reportaron 209.3 millones de metros cúbicos, entre las tres, cuando a esa misma fecha de 2023, fue de 248.9 millones de metros cúbicos y el promedio histórico de 1996-2021 para esa misma semana fue de 452.2 millones de metros cúbicos.

Por otra parte, de acuerdo con estudios técnicos para determinar la disponibilidad de agua en los acuíferos del país, cuatro del Valle de México se encuentran sobreexplotados y tres tienen disponibilidad o están en equilibrio.

El acuífero de la zona metropolitana de la Ciudad de México es el más sobreexplotado. Presenta una extracción del 215% del volumen respecto de la recarga; el de Chalco-Amecameca, 123%, el de Texcoco 153% y el Cuautitlán-Pachuca del 115%.

De acuerdo con el gobierno capitalino, actualmente, 39% del abastecimiento de agua del Valle de México proviene de pozos del Estado de México; 20% del sistema Cutzamala, 18% de pozos de la Ciudad de México, 9% del Sistema Lerma; 7% del sistema Chiconautla Programa de Acción Inmediata (PAl) Norte; 3% de PAI sur% 1% de manantiales de la capital y 1% de manantiales del Estado de México.

Retos en distribución

En materia de distribución, destacan dos retos: las fugas y las tomas clandestinas que han dado lugar al llamado huachicoleo del agua.

De acuerdo con cifras de Sacmex, antes del 15 de octubre de 2023 (previo a que se intensificaran los trabajos para aumentar el caudal de agua para la capital ante la baja de la aportación del Cutzamala), la ciudad recibía un promedio de 28,000 litros por segundo de los cuales entre 32% y 34% se perdía por fugas.

Un reporte de la Subdirección de Reparación de Fugas, señala que entre 2019 y 2024, se repararon más de 52,555 fugas. Tan solo de enero a noviembre del 2023 se atendieron 11,138.

Según estimaciones de Fernando González Villarreal, titular de la Red del Agua de la UNAM, en 15 años podría reducirse, al menos a la mitad las fugas en la Zona Metropolitana de la Ciudad de México, utilizando tecnología adecuada, para lo cual se requiere una inversión de alrededor de 40,000 millones de pesos.

La red primaria del sistema de abasto de agua potable de la Ciudad de México tiene una extensión de 1,274.16 kilómetros y la secundaria 11,972.02 kilómetros. Eso da una idea de lo que significa el trabajo de mantenerla en buen estado.

Tan solo la delegación Gustavo A, Madero, tiene una red primaria de 163.7 kilómetros y una red secundaria de 1,106.9 kilómetros.

Al respecto, Raúl Rodríguez, presidente del Consejo Consultivo del agua, dijo a este periódico que, si bien no se sabe con exactitud cuál es la magnitud del problema, si se tiene conciencia que es un problema grave al que debe ponérsele solución.

Por otra parte, subraya que las tomas clandestinas se han convertido en un problema grave. En 2023 se detectaron 209 dentro de la Ciudad de México. Las alcaldías donde más se detectaron son Tlalpan con 31, Cuauhtémoc 21 y Gustavo A. Madero 21.

Según el Vocal Ejecutivo de la Comisión de Agua del Estado de México, Armando Alonso Beltrán, se estima que en las instalaciones de la red Lerma- Cutzamala, hay alrededor de 500 tomas clandestinas.

En ese sentido, Raúl Rodríguez dijo que el llamado huachicoleo del agua es un problema grave, sobre todo porque una gran cantidad del líquido que ingresa a la red no se contabiliza.

Dijo que el negocio de ese recurso vital se ha convertido en altamente lucrativo. Hace tres o cuatro años cada pipa de 10,000 litros valía alrededor de 1,500 pesos y en el pasado periodo de estiaje llegó a cotizarse hasta 5,000 pesos.

Aguas residuales, el otro pendiente

Además, la capital del país requiere incrementar la red de agua residual tratada con la que cuenta y mejorar el tratamiento de sus aguas residuales para su mejor aprovechamiento.

Según el Sistema de Aguas de la Ciudad de México, del total de aguas residuales recolectadas en el drenaje de la Ciudad de México, sólo 15% es tratada adecuadamente. Si el consumo promedio de agua al día por habitante en la ciudad es de 320 litros, significa que 272 litros se transforman en agua residual.

El promedio anual de lluvia en la Ciudad de México es de 682,800 metros cúbuicos. De ésta, 72% se evapora; 4% se incorpora a ríos; 14% se escurre y 11% se infiltra en los acuíferos.

Sobre ese asunto, Marissa Mar, consultora sénior en educación, transparencia y tecnologías de la Información y comunicaciones sobre agua dijo que uno de los grandes retos es el desalojo de las aguas residuales de la capital del país. Recordó que cuando se creó la planta de tratamiento de aguas negras de Atotonilco, que capta alrededor de 60% de las aguas que desfoga la ciudad, fue todo un hito, por su magnitud.

La especialista destacó que lo relevante es que se puedan usar esas aguas y la implementación de economía circular del agua que implica liberar la de primer uso utilizando tratada, añadió.