Eliminarlas de manera abrupta no es viable. Pero mantenerlas tampoco. Son un instrumento poco utilizado a nivel mundial. Desincentivan la producción y exportación de bienes en los cuales Argentina tiene fuertes ventajas comparativas. Y, aun si tienden a recaer sobre los sectores de mayores ingresos, gravan el valor bruto del bien sin tener en cuenta las distintas realidades (y rentabilidades) de los productores.
Basados en un estudio comparativo con los principales exportadores del mundo y de la región, y de un análisis del impacto basado en experiencias pasadas, proponemos una reforma orientada a eliminar las retenciones en el mediano plazo y reemplazarlas con un conjunto de impuestos que apunte a mantener el nivel de recaudación y permita mejorar el desempeño productivo del agro y sus resultados distributivos.
5 puntos para reformar el sistema tributario del agro argentino
1️⃣ Avanzar hacia la eliminación gradual de los derechos de exportación y su reemplazo progresivo por otros instrumentos más eficientes, atendiendo a la necesidad de preservar los ingresos fiscales del Estado Nacional en el corto plazo.
2️⃣ Sustituir la pérdida de ingresos con una combinación de impuestos sobre las ganancias y la propiedad. Esto implicaría:
fortalecer la fiscalización del Impuesto a las Ganancias;
actualizar las valuaciones fiscales de inmuebles rurales;
eliminar la exención a inmuebles rurales del Impuesto a los Bienes Personales;
crear un Impuesto a la Renta Extraordinaria de los Recursos Naturales.
3️⃣ Mantener una tasa residual de retenciones para el poroto de soja para fomentar la rotación de cultivos y preservar la diversificación productiva.
4️⃣ Constituir un Fondo de estabilización y desarrollo sectorial, que sirva como una válvula de protección frente a cambios contextuales y que se use para financiar obras de infraestructura e inversión pública en I+D.
5️⃣ Adoptar estas reformas a través de una ley del Congreso y en el marco de un acuerdo fiscal entre la Nación y las provincias, para otorgar previsibilidad para la inversión privada.
Fuente: Fundar