Zafra difícil y desafiante, si las hay. Si hacemos memoria algunos meses atrás, encontramos que la siembra de cultivos de verano se dio en medio de la salida de la sequía del año pasado, con algunas zonas del país más golpeadas que otras, pero con muchas chacras sentidas por este déficit hídrico. Tan solo un tiempo después, la cosecha de esos mismos cultivos se da en medio de un régimen de precipitaciones que parece no tener final. Una vez más, la naturaleza pone a prueba la resiliencia y el ingenio de los productores.
Dentro de las malas noticias, y solidarizándonos con lugares donde la realidad golpea mucho más duro, como en el sur de Brasil, el optimismo está en que se espera una cosecha de buena a muy buena en el promedio de rendimiento. Ante un mercado que aparecía con un precio deprimido, la defensa del productor se esperaba lograr cosechando muchos kilos por hectárea, y si bien una parte de estos augurios se pusieron a prueba con la situación climática, al menos en el litoral del país se sigue esperando tener una buena campaña, que avanza entre las ventanas que el tiempo permite.
“La cosecha de soja está variable según la cantidad de cosechadoras y de precipitaciones, ya que las lluvias fueron muy zonificadas”, comenzó diciendo Enrique Carlos Oyharzábal, presidente de la Asociación Agropecuaria de Dolores, gremial de referencia en lo que hace a la agricultura y zona del país identificada por diferentes cultivos. “Hay productores acercándose al 40% o 50% de la trilla de su superficie, algunos incluso por encima, pero el promedio está pisando y superando el 30%”, agregó.
Si bien esto es información en desarrollo y habrá que evaluar qué sucedió en los lugares en los que volvió a llover, sobre todo en este pasado fin de semana, se estima que las calidades continúan siendo buenas, y no se están teniendo problemas que comprometan un correcto estado de las chacras.
Es preciso aclarar que estos conceptos son un estado general de las chacras del centro, sur y litoral del país. Hay regiones agrícolas más al norte del país que recibieron un número superior de precipitaciones y tienen otra realidad, y ni que hablar del este del territorio, donde las pérdidas son de mayor magnitud tanto en soja como en arroz.
“En esta zona se cumplieron los pronósticos, y parece haberse marcado una línea entre Mercedes y Palmitas: de ahí al norte llovió bastante más que al sur”, explicó Oyharzábal, agregando que hubo zonas de Nueva Palmira o Carmelo donde las lluvias fueron casi nulas y otras de Dolores donde fueron bastante menores, por lo tanto se retomaron rápido los trabajos de trilla.
Para la zona al norte de esta línea que establecía el presidente de la Agropecuaria de Dolores, hubo precipitaciones que escalaron a 60 o 70 milímetros en pocos días y algún granizo que provocó daños en varias chacras. “Hay sojas más sentidas que otras, pero ya tenemos que pensar en lamentar alguna pérdida por daño en los cultivos”, dijo Oyharzábal.
Rendimientos. Para la expectativa de rendimientos, el panorama sigue siendo promisorio.
Oyharzábal dijo que no hay chacras con rendimientos que descollen, o que se sitúen en algo de 4.000 kilos ni nada por el estilo, “pero casi todo anda en el eje de 2.700, 3.000 o 3.200 kilos”. De este modo, de concretarse una cosecha sin problemas de calidad, podríamos tener una excelente zafra desde lo productivo.
“Hay alguna chacra puntual por debajo de esos valores, pero coincide con zonas con problemas de siembra y de vigor en las semillas que le pasaron factura al cultivo en el final”, sostuvo el productor.
Precios. El panorama de precios se ha mostrado con fluctuaciones, con valores para la soja en el eje de los US$ 400 durante varias semanas que comenzaron a recuperar algunos centavos en los últimos días, aunque aún sin afirmarse.
En ese sentido, los productores están esperando el informe del USDA y otras novedades que permitan “sincerar” el mercado, y que la soja tome su valor actual. Para este panorama, es importante mencionar la situación que está atravesando Brasil, con inundaciones catastróficas en Río Grande do Sul que no tienen definido aún el porcentaje de pérdidas.
Esta zona del país norteño tiene una importante superficie de soja y de arroz, por lo que no es extraño pensar que ante este escenario, incluso como una reacción casi automática, el mercado haya tenido una flecha al alza en estos commodities.
Invierno. Con las cosechas demoradas, lluvias que no se detienen, la falta de piso y logística en muchos lugares, se ha visto muy demorada también la siembra de cultivos de invierno.
El año pasado la zafra fue excelente desde el punto de vista productivo, especialmente para el trigo y la cebada, pero los niveles de precio no fueron los mejores.
En las últimas semanas, estos valores han tenido un repunte, y en una zona como Dolores o el litoral, donde el doble cultivo tiene una importancia tan grande, los productores necesitan volver a sembrar mirando con optimismo la cosecha de primavera.
“En la vuelta de Dolores se están viendo movimientos de siembra, pero hay problemas por suelos muy rotos después de la cosecha que atrasan la siembra”, comenzó a decir Oyharzábal, explicando que atrás de las cosechadoras hay que arreglar los suelos zanjeados por las huellas para tener una “buena cama de siembra”.
Donde se puede, se está fertilizando, fumigando e incluso sembrando. Para la presente semana, con pronósticos algo más alentadores, se espera ver un gran movimiento en este sentido.
Consultado sobre una posible baja en la superficie de invierno, Oyharzábal dijo que “es muy temprano todavía para pensar en eso, y con el repunte de precios y la necesidad de doble cultivo en esta zona el productor apostará a sembrar hasta finales de junio sin miedo, por lo que la proyección de cultivos de invierno está intacta”, cerró Oyharzábal.
Una zafra desafiante, y en cada ventana sin lluvias, vemos volver a entrar cosechadoras.