El Grupo Madre Tierra está conformado por 35 participantes entre productores y técnicos de las distintas agencias de extensión del INTA Rafaela –Santa Fe–, y desde 2021 trabajan con estrategias de producción no convencionales. Con el acompañamiento del INTA crearon una red de articulación con distintos actores del territorio, público y privado, para dar respuesta a la diversidad productiva con foco en la producción sostenible y a las realidades que caracterizan y dan identidad al grupo.
Fabiana Beccaria –extensionista del INTA Castellano, Santa Fe– destacó: “Desde el INTA estamos convencidas y convencidos que la construcción de aprendizaje es colectiva y que la agroecología tiene como una de sus bases al trabajo en conjunto. Llevamos dos años de reuniones, de trabajo ininterrumpidos mensuales a las que se sumó gente de a poco y hoy somos un colectivo compuesto por productores, productoras y profesionales que acompañan procesos de producción agroecológica”.
La actividad del grupo comprende a las Agencias de Extensión Rural de Esperanza, Carlos Pellegrini, Ceres y Castellanos, con cinco técnicos que acompañan el proceso de Madre Tierra y que en cada reunión proponen un tema técnico productivo y realizan un seguimiento en los recorridos a campo.
“El camino de transición, pasar de una producción tradicional a buscar otras maneras de producir, tiene sus idas y venidas. Es un proceso que implica mucho conocimiento, implica mucho trabajo, y mucha ingeniería”, puntualizó Beccaria.
Desde hace un año y medio, desde el Centro Regional Santa Fe se conformó un grupo regional para trabajar en agroecología. Al respecto, Beccaria agregó que: “La agroecología es un tema que atraviesa al territorio. El grupo se conforma a partir de la propuesta de comenzar a intercambiar lo que se hace en cada experimental del grupo regional de agroecología que incluye a profesionales vinculados a la temática de las tres estaciones experimentales –Oliveros, Reconquista y Rafaela –.
El beneficio de trabajar articuladamente tiene que ver con que son tres ambientes diferentes en donde lo que se busca hacer es replicar en esos tres espacios diferentes protocolos unificados.
Los temas que abordan varían desde la utilización de bioinsumos al abordaje de los periurbanos, en las ordenanzas, la adecuación de producciones en los espacios periurbanos, la comercialización y el valor agregado, el diseño de los sistemas. En todos ellos, el productor tiene un rol fundamental porque el diseño de sistema es aplicado tranqueras adentro de sus campos.
Beccaria señaló que “la idea es generar una red que favorezca no solo el intercambio de información técnica, científica al respecto, sino también generar estrategias de trabajo común que articule toda la provincia”.
La experiencia de producir en sistemas más resilientes
Hernán Mauro, uno de los miembros del grupo Madre Tierra, trabaja en una empresa familiar en la que manejan dos unidades productivas, una en Cañada Rosquín y otra en Las Bandurrias: la primera es agrícola ganadera, con la idea de en los próximos tres años sea 100 % ganadera, y la segunda es una unidad productiva de ganadería.
Para el productor, llegar al campo y ver cortinas forestales, pasturas florecidas con flores de distintos colores, insectos, la hacienda pastando tranquila (algunos acostados, otros comiendo en armonía) “nos hace sentir parte de ese ecosistema y genera felicidad”.
Mauro destacó: “El negocio de la agricultura tal cual como se hizo en los últimos 10 años es un negocio que ya se agotó, hay que pensar en otro tipo de sistema. Hoy, entre los costos productivos, el valor del alquiler y los rendimientos, hacen que el margen bruto de la actividad sea muy bajo y no concuerde con el riesgo que uno asume”.
Madre Tierra para muchos de los productores es un grupo de contención en el que se plantea la producción de una manera diferente. Lo interesante de la propuesta es la unión entre los miembros para compartir experiencias, para hacer las cosas de otra manera ya que hay varias experiencias exitosas.
“Que hoy INTA esté involucrado en esta experiencia es muy alentador. El hecho de que haya podido formar este grupo, y el trabajo que hacen los técnicos y las técnicas me parece fabuloso. En la medida que se pueda generar y compartir información validada por personas que se dedica a eso, y ver que se pueden hacer las cosas de otra manera, es sumamente importante. Que INTA salga a difundir datos de esta nueva forma de producir, que para muchos de nosotros es difícil generar datos, es clave”, destacó Mauro.
El grupo se propone lograr sistemas mucho más resilientes, en donde se vive y produce de otra forma, con la mayor armonía posible con la naturaleza. Desde lo técnico, contribuyen con el intercambio de información, “los errores que yo cometí los comento en el grupo para que otro lo pruebe de otra manera o no lo cometa”, aclaró Mauro.
Y agregó: “Si lo que hacés no te sirve, tenés que desarmar tu sistema y armarlo de nuevo.
Nosotros fuimos por el lado de conservar la madre tierra. Si estás en un sistema que está agotado, entonces sí o sí hay que hacer las cosas de otra forma”.
Los sistemas agroecológicos son más estables, menos insumo dependiente, Mauro destacó que “la ganadería, de la forma en la que lo hacemos nosotros, es un sistema completamente distinto, que incluso te da una independencia económica del sistema y eso también da tranquilidad”.
El primer cambio en los procesos productivos es ser crítico a la hora de tomar decisiones, no tomarlas porque el sistema dice que hay que tomarlas, “en eso me refiero a el uso de agroquímicos en el que uno se plantea otros umbrales de acción para la toma de decisiones para esas aplicaciones. Lo cual requiere un esfuerzo y un tiempo completamente diferente a lo de los planteos agrícolas convencionales, de usar nada más que lo necesario”, puntualizó Mauro.
“Hay que ser efectivo y eficiente con qué se va a usar y cómo se va a usar, eso marca el primer gran cambio. Después tratar de no tener barbechos largos fumigados, sino el campo verde todo el año”, señaló el productor.
El productor detalló: “Ya sea dentro de los lotes agrícolas, de cultivos de cobertura, de cultivos de invierno, es clave la incorporación de insumos biológicos para reemplazar insumos químicos, la incorporación de la ganadería dentro del sistema, el uso en algunos elementos de labranza mínima, superficial, para control de malezas, entre otros”.
Y aseguró: “Se trata de imitar a la naturaleza que es muy sabia y trabajar juntos en la obtención de frutos económicos, pero también de usar la razón, la coherencia y en ese contexto, establecernos nuestros sistemas productivos”.