Los violentos fenómenos registrados recientemente,
produjeron daños de consideración, pero llevaron oportunos aportes hídricos a
muchas zonas necesitadas, aunque sin lograr una completa regularización.
Durante diciembre de 2023, la circulación tropical logró
superponerse a los vientos polares y, aunque se produjeron algunos episodios de
fríos tardíos, la atmósfera recibió un abundante aporte de humedad y calor.
Gracias a ello “El Niño” alcanzó su plenitud, extendiendo el
calentamiento a vastas extensiones de los mares (áreas en tonos de rojo), y
superponiéndose al enfriamiento que había prevalecido hasta entonces (áreas en
tonos de azul).
Este proceso rompió el bloqueo que afectaba a los mecanismos
atmosféricos, liberando en forma abrupta la energía acumulada durante largo
tiempo, y provocando una sucesión de fenómenos extremos, tanto en áreas rurales
como urbanas.
Las lluvias que acompañaron estos fenómenos llevaron
abundante humedad a gran parte del área que venía sufriendo sequía, aunque los
aportes fueron irregulares, dejando algunas zonas sin alivio, y anegando otras.
Posteriormente, los fenómenos se moderaron un tanto, pero
conservando una modalidad violenta y fragmentaria, sin llegar a mostrar un
patrón regular. En lo que hace a la perspectiva a corto y mediano plazo, es
probable que los aportes de lluvias continúen reponiendo las reservas de
humedad de los suelos, al mismo tiempo que las temperaturas se mantendrán
moderadas con bajo riesgo de calores intensos, mejorando las proyecciones
productivas, aunque el sudoeste de la Región Pampeana podría recibir valores
algo escasos.
No obstante, en el largo plazo, se presentará el riesgo que,
una vez consumido el exceso de energía que estaba acumulado en la atmósfera,
los mecanismos de precipitaciones vuelvan a deprimirse, al mismo tiempo que se
incrementará el riesgo de fuertes calores sobre las zonas que reciban aportes
pluviométricos insuficientes.
Durante febrero y marzo de 2024, se incrementará
paulatinamente el riesgo que se acentúe el carácter fragmentario de las
precipitaciones con aportes excesivos sobre algunas áreas, como el centro del
NOA, y faltantes sobre otras, afectando a partes del Paraguay, el este del NOA,
gran parte de la Región del Chaco, el este de Cuyo y gran parte del Sudoeste de
la Región Pampeana.
Las temperaturas se mantendrán moderadas sobre las áreas
donde los suelos se mantengan húmedos, pero se observarán fuertes calores donde
las reservas disminuyan. La llegada del otoño provocará, como es usual en los
episodios de “El Niño”, un incremento de las precipitaciones que aliviará, al
menos parcialmente, el estado de las zonas que fueron afectadas durante el
verano, pero al mismo tiempo podría causar tormentas de gran intensidad sobre
la Cuenca Alta y Media del Paraná y el Uruguay, causando una crecida de grandes
proporciones, con inundaciones ribereñas y anegamiento de campos bajos.
Hacia el final de la estación, comenzará a notarse el
aumento de la influencia de los vientos polares, teniendo lugar marcados
descensos térmicos, aunque es probable que el riesgo de heladas tarde más en
concretarse que en las temporadas anteriores.
El presente informe confirma lo ya dicho, en el sentido que
se trata de una temporada donde se notarán grandes contrastes regionales, con
marcadas anomalías de signos contrarios, que harán necesarios una gran dosis de
previsión, un cuidadoso y un uso inteligente de la tecnología, para superar los
desafíos que se presentan, aunque algunas zonas no lograrán una recuperación
completa.
Fuente: Bolsa De Cereales de Buenos Aires.