En vista de que el cuadro interno está que arde, vale la pena repasar lo que está sucediendo.
El abrupto salto cambiario tiene un lado cruel, que deriva en mayor inflación.
Pero también tiene lado positivo, y por ello es que el Gobierno lo aplicó hace unos días en razón de la premura por hacerse de divisas-
Hay que recordarlo. El Gobierno llegó con reservas internacionales netas negativas de casi USD 11.500 millones. Una situación harto difícil.
El shock cambiario, combinado con un cepo cambiario y una cierta limitación a la demanda de importadores, ha logrado mejorar el balance del Banco Central (BCRA).
De esta forma, en tan solo dos semanas logró comprar cerca de USD 1.200 millones.
En buena parte, ello explica, además de la mejora en la confianza sobre el devenir económico, la fuerte disminución de la brecha cambiaria. Algo que no veíamos por años.
Para el año que viene, debemos aguardar una fuerte mejora en la balanza comercial.
La estrella serán las exportaciones agrícolas además de la reversión del déficit comercial energético, una mayor contribución de la minería y un encarecimiento de las importaciones, sumado a una recesión (al menos, durante el primer semestre).
El punto de las importaciones merece unas líneas, sobre todo porque los insumos y bienes de capital son parte esencial de proceso agrícola.
Se eliminó el SIRA y en su lugar se creó el Sistema Estadístico de Importaciones (SEDI).
Así, no habrá más licencias ni permisos discrecionales para importar. Ergo, se facilitarán los procesos de importación y se terminará con las demoras en los sectores productivos, suministrando “información estadística en forma descriptiva y anticipada a los registros históricos, a efectos de realizar un análisis eficiente de la evolución de las mismas”.
Con respecto al mundo, el cuadro es muy incierto. Lo es fundamentalmente por las dos grandes guerras que asolan la población en un área geográfica concentrada, donde el Mediterráneo sufre las consecuencias.
En principio las guerras actuarían más a favor de los precios de los granos que en contra.
En medio de tanta niebla política y económica, en el horizonte se va dibujando un factor muy positivo.
Vamos a ver.
Los datos económicos, para EE.UU. -publicados la última semana- muestran nuevamente un escenario ideal, con un crecimiento sólido y una tasa de inflación en baja.
Y no sólo eso. También está el discurso de la Reserva Federal de tinte claramente “dovish”.
No se asusten con en este término. En la jerga suele hablarse de “dovish” para referirse a una política expansiva por la que el Banco Central baja las tasas de interés para estimular la economía.
Todo indica que la tasa de referencia va a bajar en 2024, en consecuencia, se va a debilitar el dólar y ello empujará hacia el alza del precio en los commodities. Obviamente, de la soja, también.
De hecho, el fenómeno se registra desde principios de diciembre.
Veamos el gráfico. Futuros Indice Dólar
Lo malo del cuadro global viene de China cuya bolsa sigue en baja.
Respecto a los fundamentos, el clima en Sudamérica continúa en el centro de gravedad con perspectivas positivas para la producción de la Argentina, que de cumplirse, la República volvería a ser un líder pleno en el mercado de exportación de subproductos, pese a la suba de dos puntos en los derechos de exportación.
Para los valores, el cuadro climático en el centro-norte de Brasil, donde las lluvias del fin de semana de Navidad resultaron inferiores a lo aguardo, hace de soporte.