COMPENSACION POSITIVA
Desde el punto de vista agronómico, el trimestre de primavera no tuvo una buena distribución de precipitaciones, aunque al cabo de este período las lluvias de la segunda parte de octubre más el desarrollo del mes de noviembre, lograron compensar de manera eficiente los faltantes que se habían instalado.
La transición de agosto para septiembre fue seca y fue entonces que comenzaron a generarse las primeras dudas. La siembra temprana de maíz fue la principal víctima que sufrió el retroceso de las reservas ante la falta de precipitaciones. En segundo lugar la floración de los cultivos de invierno en la zona núcleo, sobre todo hacia el oeste, donde las siembras se hicieron muy ajustadas. Este atraso de las lluvias en muchos casos llevo a los productores a generar reservas de forraje con los cultivos que ya se veían inviables. Hubo que esperar hasta muy avanzado el mes de octubre para que se generara un cambio en el patrón de circulación y los vientos del noreste se volvieran dominantes, no sin antes padecer una helada intensa hacia el 17 de octubre, la cual se vio favorecida en su avance hacia el centro por la sequía que dominaba en LP y el oeste bonaerense.
En la figura se presentan las anomalías de lluvias de la primavera (comparación de datos medidos con los valores estadísticos) separada en dos periodos. Los mismos permiten identificar con facilidad el cambio de patrón pluvial que tuvo lugar en la segunda parte del pasado trimestre.
Cuando se ingresó al mes de septiembre, el fenómeno de El Niño ya estaba vigente, aunque el acople entre el evento oceánico y la circulación atmosférica aún no se presentaba con eficiencia. Los primeros indicios de la afectación positiva de este forzante climático comenzaron a concretarse en el norte de la Mesopotamia, donde septiembre cerro con records pluviales en gran parte de Misiones, algo que se mantuvo a lo largo de toda la primavera. Como vemos esa influencia positiva, fue muy restringida geográficamente. Por entonces el tránsito de sistemas de alta presión por el sur de la región pampeana, limitaba severamente la llegada de masas de aire tropical a la zona central. El reflejo de esta circunstancia en el campo de lluvias es evidente y deja un muy generalizado desvío positivo en casi toda la zona productiva principal. Como vemos a la derecha, la segunda parte del trimestre de primavera, respondió muy rápido al cambio de frecuencia de perturbaciones que al avanzar desde el sudoeste encontraban aire tropical con una carga de humedad muy importante. Dentro de este contexto, la franja norte de BA, sur de SF y sudoeste de ER tuvieron una recuperación menos generosa, no a la altura de lo que se observaba hacia el norte y hacia el sur. Estos salteos no evitaron los avances de la siembra de soja, pero dejaron condiciones de humedad más exigidas para los maíces que entraban pidiendo agua al mes de diciembre (los que lograron sembrarse en forma temprana). La segunda parte de la primavera genero una importante compensación en términos meteorológicos, pero la misma en muchos aspectos agronómicos no logró evitar que se manifiesten los daños de las deficiencias que se generaron en la primera parte.
En el resumen meteorológico de todo el trimestre, la parte seca de la primavera queda parcialmente corregida con la segunda parte, pero solo con este mapa el análisis no arrojaría una aproximación a la realidad a campo tan certera.
Como podemos ver, la zona núcleo mantiene a lo largo de todo el trimestre la señal de lluvias escasas, algo que posiblemente deba entenderse como una extensión de la anomalía negativa de toda la franja mediterránea del país. La compensación más fuerte del trimestre se consolida en la Mesopotamia (efecto Niño) y en el centro sudeste de BA, aunque la franja costera, ha permanecido con valores pluviales por debajo de los valores normales.
En la primera quincena de diciembre, el arrastre pluvial positivo de la segunda parte de la primavera es más que evidente. Las zonas influenciadas por el fenómeno de El Niño se han extendido hacia el litoral e incluso afectan regiones del centro y sur bonaerense. La zona núcleo mejora, pero sigue siendo un sector salteado por las grandes lluvias. Es decir, sobre el norte bonaerense y el sur de SF, llueve, pero de manera que solo permite acopiar reservas hasta la próxima lluvia. Los perfiles aun no tienen una holgura como para bajar el nivel de ansiedad luego de la peor campaña agrícola de la historia. El contexto, hay que decirlo, es favorable y es muy poco probable que a lo largo del verano volvamos a situaciones de sequía persistente en la zona núcleo. Paradójicamente, hacia el centro norte SF y muchas zonas del litoral, las siembras no se terminan debido a los excesos hídricos. Pero bueno, esta última situación no llama tanto la atención en la zona que está ocurriendo, atendiendo la influencia del forzante climático actual. No es deseable transitar estas situaciones pero era un escenario que estaba dentro de las posibilidades de ocurrencia.