La oleaginosa de invierno no atraviesa su mejor campaña, y esto ya había quedado en claro cuando la intención de siembra disminuyó en forma importante, bajando de las casi 350.000 hectáreas de 2022 que determinaron una explosión amarilla en todo el país.
Esto tuvo como motivo las rotaciones de chacras por aspectos agronómicos, sumado a condiciones de negocio que lo deterioraron de forma importante. Además de todo esto, la época de implantación en otoño fue muy complicada, con inconvenientes ocasionados por insectos, heladas y condiciones de siembra que no permitieron trabajos exitosos y chacras instaladas de forma temprana en muchos rincones del país.
No obstante, hubo varios sitios del país donde sí se pudieron efectuar siembras existosas, y las canolas están llegando a fin de ciclo con rendimientos muy buenos. Por esta razón, es difícil establecer una generalización de la performance de este cultivo, cuando por el contrario se espera una muy buena campaña de cebada y una excelente zafra de trigo, aún con temas de calidad.
Con el avance de cosecha no sucede nada alejado a esto, y distinto a otros años hay lugares donde se ha podido finalizar la cebada y dar un buen empuje a la cosecha de trigo, pero en canola resta una buena parte de la superficie, sobre todo invernales.
En lo que hace a rendimientos, hay de todo, desde chacras que entregan apenas algo más de 1.000 kilos por hectárea, lo cual está sustancialmente por debajo del promedio, hasta chacras que pisan o superan las 3 toneladas, siendo muy buenas trillas.
Las canolas primaverales por su parte sí ya tienene culminados los trabajos de trilla, y a la espera de un promedio se estima que de todos modos estará por debajo del de 2022.
Al día de hoy, las posiciones de la colza están en el entorno de US$ 395, sin poder romper la barrera de los US$ 400, cuando tuvimos valores de la oleaginosa el año pasado que perforaron los US$ 700. Esto, sin dudas, tiene su implicancia en el negocio.
Según un informe de teledetección de URUPOV para la campaña 2023, que tiene un 99% de precisión, se sembraron 184.500 hectáreas de colza, con un 54% de la superficie concentrada en los siguientes 4 departamentos: Soriano con un 17%, Río Negro con un 15%, Paysandú con un 12% y Colonia con un 12%.
Un 65% de la semilla utilizada es etiquetada, al tiempo que un 14% es de uso propio dentro del SVT, un 8% es de uso propio en variedades públicas, lo que hace que un 87% de la semilla sembrada en Uruguay sea en legalidad.
Finalmente, se puede decir que hubo 172.065 hectáreas de colza de este año que no se sembraron de la oleaginosa en 2022, al tiempo que unas 332.198 hectáreas de la colza del año pasado no se repitieron con este cultivo este año.
Esto demuestra que casi la totalidad de la superficie de las chacras de colza de 2022 no se repitieron con este cultivo en la presente campaña, haciendo referencia a la estrepitosa caída de área que se mencionaba.