"La principal característica de esta temporada es que la cosecha se retrasa más de lo habitual entre 7 y 10 días. Esto se debe básicamente a un tiempo no estacional, con una baja variación térmica entre el día y la noche", afirma Camineti.
Indicó que al igual que en Chile, debido a las lluvias tuvimos algo de partidura que afectó a Royal Down, hay campos que tuvieron perdidas del 30% hasta un 50% y en la zona de Río Negro y Neuquén. Afortunadamente Mendoza y Patagonia Austral no fueron afectadas, y vienen con producción plena.
Los problemas meteorológicos han preocupado a los productores sudamericanos durante la mayor parte de 2023, principalmente debido al temido fenómeno de El Niño, que ha traído fuertes lluvias y temperaturas más altas. Sin embargo, Camineti afirma que los productores argentinos de cerezas han conseguido evitar grandes daños en las variedades tempranas, que son las más vulnerables.
"Variedades tempranas como Nimba y Frisco no han sufrido daños. Luego, variedades como Brooks, que se cultivan sobre todo en Mendoza, también se han mantenido a salvo. Hemos tenido algunos daños en algunos establecimientos debido a las sondas de viento, pero en general la temporada ha sido buena, yo diría que bastante buena", añade.
Alrededor del 50% de la producción total de cerezas argentinas se queda en el mercado nacional, mientras que la otra mitad se envía a mercados de destino como EE.UU., Europa y Oriente Medio.
Explicó que la semana pasada comenzaron los envíos a China, provenientes de la zona de Río Negro los cuales se envían aérea. “Nosotros comenzamos a evaluar la logística marítima sabiendo en que fecha van a llegar los primeros buques chilenos a China y ahí cambia la ecuación económica”.
"Si las condiciones climáticas se mantienen estables, con la producción a plena capacidad, deberíamos recuperar volúmenes, saldos exportables que habíamos perdido la temporada pasada por efectos climáticos, y deberíamos estar superando las 6.000 toneladas exportables esta temporada", dijo Camineti.
Fuente: Portal Fruticola