En el marco de la inauguración del edificio de 950 metros cuadrados, el INTA y la Universidad Nacional Arturo Jauretche firmaron el convenio de creación de la Unidad Integrada para la Agricultura Familiar Periurbana. Ambas instituciones nacionales trabajarán para potenciar la investigación, la vinculación regional y la formación de recursos humanos.
Del acto participaron Mariano Garmendia –presidente del INTA–, Agustín Rossi –jefe de Gabinete de Ministros de la Argentina–, Juan José Bahillo –secretario de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación–, Arnaldo Medina –rector de la Universidad–, Javier Rodríguez –ministro de Desarrollo Agrario de la provincia de Buenos Aires– y Andrés Watson –intendente de Florencio Varela–, entre otras autoridades.
“Esto muestra la conjunción de dos instituciones públicas que están trabajando en mejorar la agricultura periurbana, pero que también va a llegar a todo el territorio de la provincia de Buenos Aires”, destacó Garmendia quien se refirió a la importancia de mostrar y poner en valor cómo la inversión del Estado vuelve a la sociedad. “El INTA es un actor relevante para enfrentar los desafíos del agro que se viene. Desafíos en términos de adaptación al cambio climático, mejora concreta de la seguridad alimentaria y del desarrollo rural, incremento de la productividad y de la eficiencia agrícola, pero con respeto del ambiente”, puntualizó.
Durante el acto, Garmendia hizo hincapié en el valor de la ciencia y la tecnología pública y su contribución al desarrollo del país y destacó la importancia de trabajar en conjunto con los productores de alimentos para garantizar una mesa de alimentos sanos y accesibles.
“Hablamos del acompañamiento de cientos de técnicos del INTA a organizaciones, asociaciones y grupos de productores familiares a lo largo y ancho del país”, subrayó Garmendia quien puntualizó en la importancia de la agricultura urbana y periurbana en la producción de alimentos, la generación de empleo y el agregado de valor.
“Los productores familiares y periurbanos producen los alimentos frescos que llegan a las mesas de los argentinos todos los días. De hecho, los agricultores de esta región producen el 80 % de las verduras de hoja que consumimos”, puntualizó Garmendia quien detalló que en el AMBA se produce, además, flores y plantas ornamentales, huevos y pollos, mimbre, hongos comestibles, artesanías y hasta frutas finas como la frambuesa.
En este sentido, el presidente del INTA analizó el impacto positivo de la inversión que realiza el Estado en investigación agropecuaria, en el marco de una institución pública, y expresó: “Cada peso invertido en el INTA se multiplica por 11”. Así lo demostró un estudio que realizó el Centro de Economía y Prospectiva del INTA.
Entre los principales desarrollos del INTA, desde su creación en 1956 hasta hoy, Garmendia amplió –en contacto con la prensa– sobre desarrollos de la institución que fueron resonantes, como la vacuna antiaftosa oleosa polivalente formulada por el científico Scholein Rivenson en 1970, que permitió extender el efecto inmunológico y sentó un antecedente mundial. “Los retornos económicos seguramente han sido relevantes”, señaló Garmendia quien consideró que la declaración de la Argentina como “país libre de aftosa con vacunación” –en 1997– se atribuye parcialmente a la disponibilidad de esta vacuna.
Asimismo, el presidente del INTA mencionó la obtención de la primera cepa vacunal contra la Leucosis bovina, virus que afecta fundamentalmente al ganado lechero en la Argentina, países de América Latina y el Caribe, de América del Norte, Europa Oriental y de Asia. Puede provocar una reducción en la capacidad reproductiva del rodeo, así como una pérdida de la capacidad productiva y hasta un 10 % de mortandad de los animales. “El desarrollo de la vacuna contra la Leucosis bovina es una investigación que llevó más de 10 años de estudio y en la que participaron investigadores del Instituto de Virología y de la Estación Experimental Agropecuaria Rafaela –Santa Fe– junto con especialistas de la Universidad de Liege –Bélgica–”, destacó Garmendia.
Si hay tecnologías que trascendieron las fronteras –en la historia del INTA–, la siembra directa y los silobolsas con todo el know how, probablemente lideren el ranking. “Ambas tecnologías fueron fundamentales y permitieron que productores argentinos den el salto productivo”, indicó Garmendia y añadió: “Desde el INTA acompañamos el desarrollo de estas tecnologías desde el inicio y, estamos orgullosos de que hoy, los silobolsas –por ejemplo– se exporten a más de 50 países”.
“En cuanto a la siembra directa, –enfatizó Garmendia– si bien todos saben que es una decisión agronómica que combina rotación de cultivos, fertilizantes y agricultura de precisión para aumentar la producción y preservar los recursos naturales, pocos saben que sus primeros pasos fueron ensayos que se realizaron en el INTA Marcos Juárez –Córdoba– en 1975”. Como dato destacado, Garmendia mencionó que “el ensayo de soja sobre trigo integra el ‘Calendario de la Revista de Agronomía’ de los Estados Unidos, que reúne los ensayos de labranzas más viejos del mundo”.
“La siembra directa, entre otras tecnologías, le permitió al INTA ser un referente local, latinoamericano y mundial en la planificación de una producción sustentable que protege los recursos naturales en un mundo con cada vez mayor necesidad de alimentos”, destacó el presidente del INTA.
Gracias a la mejora genética y al perfeccionamiento de la tecnología en cultivos, la Argentina se destaca por el avance en cultivos como soja, maíz, avena, girasol, papa. Y en todas estas investigaciones se pueden encontrar retornos positivos, como la obtención de la primera variedad de algodón con fibras extra largas de la Argentina, que se destaca por su fibra fina y resistente, cuyo largo supera los 32 milímetros. Un factor clave que permitirá sustituir importaciones, disminuir costos y producir prendas de calidad con potencial de exportación.
El INTA además realizó investigaciones en muchas otras áreas con potencial de impacto en el sector agropecuario, como es el caso de una práctica de manejo, como retrasar la fecha de siembra del maíz.
“Nosotros habitualmente sembramos maíz a fines de agosto, pero gracias a la combinación de un desarrollo tecnológico de vanguardia, como el maíz genéticamente modificado, sumado a la adopción de un cambio simple y de bajo costo, como el atraso en la época de siembra, logramos una revolución productiva”, indicó Garmendia quien añadió que la siembra tardía se convirtió en una de las innovaciones más relevantes en el cultivo de maíz de las últimas dos décadas.
A su turno, Rossi ponderó la combinación de acciones del Estado y organismos como el INTA y la Universidad son fundamentales para construir una Argentina mejor. Además, destacó que el desarrollo de la agricultura familiar solo es posible con el apoyo del Estado.
“Este acto se combinan distintas acciones del Estado detrás de construir una Argentina mejor. El INTA es uno de los institutos del Estado del que nosotros estamos profundamente orgullosos”, señaló y agregó: “Gracias a la Universidad y al INTA estamos inaugurando un espacio para que la agricultura familiar se desarrolle y crezca en el ámbito de esa agricultura a gran escala que tenemos hoy en el país”.
En esa línea, Bahillo destacó el rol del Estado en fortalecerlos a sectores productivos y económicos menos visibles. Asimismo, habló sobre la alianza entre el conocimiento y la producción y la necesidad de desarrollar tecnologías y procesos que permitan mantener la competitividad en un contexto de cambio climático.
“El conocimiento, el desarrollo de las biotecnologías, de los bioinsumos y de los procesos productivos nos dan ventaja y nos permiten seguir teniendo los volúmenes y las escalas de producción que tenemos, pero teniendo en cuenta el componente social, el económico y el ambiental”, expresó y añadió: “El conocimiento tiene un rol determinante e insustituible de parte del Estado como política rectora de dirigir esa investigación, ponerle prioridades y objetivos”.
El nuevo edificio posee características constructivas que habilitan el uso de la planta baja para el público –debido a su carácter abierto– con lugares para exposición tanto permanentes como temporales. También permite contener las necesidades administrativas, vinculados al uso de oficinas y espacios de investigación y a sus usos públicos, como espacio de relaciones del INTA con la comunidad.
La Unidad Integrada tiene el objetivo de capacitar y profesionalizar a la agricultura familiar periurbana, realizar líneas de investigación situadas en el territorio y formar recursos humanos que tengan un perfil para trabajar con este sector.
“El objetivo de la unidad integrada entre el INTA y la Universidad Nacional Arturo Jauretche está centrado en poner la mirada en la agricultura familiar, en un territorio como el nuestro, en donde los pequeños productores son los que producen los alimentos”, expresó Medina quien explicó que “la producción comunitaria de alimentos tiene una importancia crucial para la seguridad alimentaria de nuestra población”.
“La región cuenta con productores familiares, hortícolas, apícolas y de floricultura que necesitan el apoyo del Estado. La universidad se ha unido con ellos en proyectos de producción y de desarrollo”, expresó Medina quien destacó “el rol de las universidades del Bicentenario, las universidades que nacieron en este siglo, para asegurar el derecho a la educación superior, pero también contribuir al desarrollo, al crecimiento de nuestra región. Y gracias a la alianza estratégica con el INTA y a todo este apoyo, podemos decir que estamos cumpliendo con nuestra misión”.