A pesar de que durante el mes de junio las lluvias no mostraron una performance satisfactoria a gran escala, la escasez de humedad en capas bajas no fue la causa de esta situación deficitaria. Solo cuando se dio la única irrupción de aire polar del mes, entre la primera y la segunda década, se observaron condiciones de ambiente más seco, una ventana oportuna que impulso el avance de las siembras. La falta de precipitaciones, principalmente en la franja central, se debió que el tránsito de las principales perturbaciones se restringió a la región patagónica, con brazos frontales que llegaban muy debilitados a la zona central y norte del país como para potenciar los movimientos verticales. Como muchas veces lo hemos comentado, sin movimientos de ascenso, la abundancia de humedad, solo genera nubes bajas, nieblas, lloviznas o lluvias débiles.
Las lluvias más abundantes del mes se concentraron en el noroeste de la Patagonia, donde habitualmente debe concretarse un máximo pluvial. Desde allí algunas líneas de inestabilidad viajaron hacia el este, promoviendo corredores con lluvias más generosas pero dispares en su distribución. Muy valorable el aporte de las precipitaciones observadas sobre el sudoeste bonaerense y sur de LP en el comienzo de la última década del mes, es una zona que contaba con menos margen hídrico que el sudeste y estas lluvias lograron una corrección que es muy bienvenida.
Como podemos ver en el mapa, la oferta de agua en la zona núcleo es prácticamente nula. Es decir las zonas que consolidaron la salida de la seca en la última parte de mayo, acomodaron el avance de las siembras a este período mayormente seco, mientras que las que no lo hicieron, han perdido toda chance de avanzar con los cultivos de inviernos.
Algunos eventos puntuales como los setenta y cinco milímetros de Reconquista (SF) no pueden considerarse representativos de lo sucedido en la zona norte de SF, este de SdE o la zona algodonera de Chaco. La mayor parte de este vasto sector no ha logrado salir de la seca. La Mesopotamia también ha tenido una oferta de agua pobre, salvando la zona norte de Misiones. El NOA, por su parte, ya está en plena estación seca, por lo cual no llaman la atención los mínimos guarismos pluviales.
En el este de la zona núcleo, normalmente junio debería tener un aporte pluvial de unos cuarenta milímetros, los cuales decrecen a la mitad o menos en la zona oeste. Como vemos en el mapa de lluvia, esto ha quedado lejos de concretarse.
Las lluvias observadas en el sur de LP y oeste sudoeste bonaerense generaron una inesperada mejora. Es una zona donde junio ofrece unos veinte milímetros y los registros fueron en muchos casos de treinta o más. La zona de influencia de Tres Arroyos no se benefició con estas lluvias, pero tuvo un muy buen comienzo de julio.
En el comienzo de julio se han sostenido las lluvias muy abundantes en el noreste de la Patagonia, alternando con nevadas fuertes, no necesariamente en la cordillera mendocina, más bien hacia el sur. Las lluvias están teniendo una respuesta satisfactoria para la cuenca del Comahue. También este comienzo de julio ha dejado lluvias exageradas en gran parte del sudeste bonaerense. En las cercanías de Balcarce y Mar del Plata, son comunes las marcas que superan los cien milímetros, un registro comparable al correspondiente a todo el invierno. Más hacia la zona interior del sudeste, las marcas se ubican entre treinta y cincuenta, es decir, en una semana se han completado los valores normales. Claramente es una zona que deberá lidiar con suelos saturados en el invierno. Por estas horas las lluvias se han trasladado hacia la zona central del país, con guarismos variados, en general unos veinte milímetros en el norte de LP, norte de BA y sur de SF.
El invierno reaparece con fuerza a partir del viernes y queda instalado la próxima semana.