La apertura de Corea del Sur para la carne bovina picada (no intacta) es un antecedente interesante que reafirma la confianza en las certificaciones país y la seriedad del complejo cárnico. La industria frigorífica uruguaya recibió con beneplácito la noticia y se prepara para desarrollar el producto y captar clientes en ese mercado asiático.
El MGAP comunicó la habilitación del nuevo producto en la noche del miércoles, a través de su cuenta de Twiter.
Uruguay cuenta con habilitación sanitaria para exportar carne bovina a Corea del Sur desde 2013, pero tiene una participación marginal en este mercado, con un flujo exportador cercano a US$ 6 millones de promedio anual.
El 95% de las importaciones de carne de Corea del Sur provienen de Estados Unidos y Australia. Nueva Zelanda se posiciona como el tercer proveedor más relevante de este mercado, con una participación promedio de 3% en los últimos cinco años, según datos del INAC. El gran problema de Uruguay es que enfrenta un arancel de 40% en este mercado, mientras que sus competidores que tienen un Tratado de Libre Comercio (TLC) entran con preferencias arancelarias.
Los cortes demandados por los coreanos son: aguja, carne para manufacturas, paleta, pecho, asado, nalga y bola de lomo. Este patrón exportador por producto es similar al de Australia. Entre 2019 y 2020, Uruguay exportó un promedio anual de US$ 720 millones y 165 mil toneladas de estos productos. China compró el 70%, mientras que Corea del Sur el 0,6%, según datos del Instituto Nacional de Carnes (INAC).
Es el único país de la región que siendo libre de fiebre aftosa con vacunación exporta carne bovina a Corea del Sur -además de Japón donde también exporta lenguas y en China ingresa con carne con hueso-, pero con la habilitación de la carne picada se da otro paso trascendente.
“La carne bovina picada no es un comoditie donde hay un flujo comercial instantáneo, por lo que habrá que desarrollarlo”, afirmó a Rurales El País una fuente de la industria frigorífica exportadora.
Antecedente. Lo más importante es el antecedente que genera la decisión de Corea del Sur. “Que un destino como Corea del Sur, con su sofisticación, habilite el proceso industrial de picar carne en Uruguay y el producto, es un enorme antecedente para golpear la puerta en otros mercados. En Estados Unidos estamos pidiendo eso hace 20 años y no se consiguió”, remarcó la fuente. La carne que pique la industria frigorífica y exporte a Corea del Sur es intacta, es decir, no sufrió alteración alguna. Se trata de músculo intacto. Estados Unidos también exporta carne bovina picada con destino a hamburguesas pero es inyectada, por lo que se considera un producto no intacto.
Mercado. Respecto al mercado internacional de carnes, la fuente consultada dijo que “sigue pinchado y no encuentra el piso. El ajuste de precios en la exportación, más un dólar que no ayuda y volúmenes que no acompañan, es un escenario de un trimestre para el olvido”, afirmó.