En el año 2023 se proyecta una fuerte desaceleración económica a nivel global con una perspectiva de crecimiento de 2,8%, muy por debajo del 3,4% estimado para el año previo. Las economías avanzadas serían la que presenten menor dinamismo económico con un crecimiento esperado de solo 1,3% este año, mientras que las economías emergentes y en desarrollo sostendrían mejor su actividad con un crecimiento proyectado de 3,9%.
Estas perspectivas de menor dinamismo económico tienen un impacto en las tendencias de consumo y en el caso de carne vacuna, el USDA prevé una leve caída de 0,3% en producción y una merma de 0,1% en el consumo. La caída en producción y consumo no es abrupta, pero marca un estancamiento en el desarrollo del sector para el presente año.
Por su parte, el consumo mundial de carne aviar y de cerdo seguirá creciendo este año, con incrementos previstos del 1,35% y 0,22%, respectivamente. Se destaca que el consumo de proteína animal crece porque hay economías emergentes y en desarrollo que están atravesando un proceso de incremento sostenido, lo que implica un cambio en las dietas de su población. No obstante, la desaceleración económica mundial también impacta en la búsqueda de sustitutos más económicos que compensen las mayores restricciones que impone el devenir económico, afectando a los productos de mayor precio como el caso de carne vacuna.
Al analizar la evolución productiva de los principales países exportadores en 2023, Estados Unidos y Argentina presentarían una reducción en la producción de 5,3% y 4,5%, respectivamente, según las proyecciones del USDA. Mientras tanto, Australia registraría un aumento de 9,7% en su producción anual. Para el caso argentino, es probable que se realice algún ajuste en la estimación, ya que está transitando un período de liquidación importante en el primer cuatrimestre del año al punto que indica un aumento interanual en la producción de 10,6%.
Contemplando una mirada de largo plazo, los dos grandes exportadores emergentes en producción de carne vacuna son Brasil e India. En el caso del país sudamericano, se destaca un gran crecimiento en la producción que se quintuplicó, pasando de 2,1 Mt en 1979 a 10,6 Mt en 2023 (↑ 403%). De esta forma, se sigue afianzando como el segundo productor-exportador más importante del mundo de carne vacuna solo por detrás de Estados Unidos, pero aún más importante es cómo ha achicado la brecha con dicho país y con perspectivas de seguir ganando terreno de cara a las proyecciones de largo plazo hacia 2032. Considerando todos los productores de carne vacuna a nivel global, China se ubica en el segundo puesto actualmente, pero es un importador neto debido a su alto consumo interno.
India es el tercer productor-exportador a nivel mundial, dejando a atrás a Argentina desde 2010 y consolidando la tendencia ascendente con una producción superior a 4 Mt. En este punto, vale la pena remarcar que Argentina supo ocupar el tercer puesto productivo en la década de los sesenta solo por detrás de Estados Unidos y la otrora Unión Soviética, aunque este último país sin insertarse en el mercado exportador debido a su alto consumo doméstico. Mientras que, desde la década de los ochenta, la situación es totalmente diferente para Brasil, país que dio un salto importante en su desarrollo productivo, desarrollo que no tuvo freno. Es más, si se toma el período entre 1979 y 2023, se advertirá que la producción de carne vacuna en Argentina muestra un estancamiento desde hace más de 40 años. Hacia adelante, las perspectivas del USDA no son auspiciosas, ya que para 2032, de mantenerse las actuales condiciones de política económica y comercial (supuesto en el que se basan las proyecciones del organismo agrícola americano), Argentina produciría solo 3,3 Mt, en línea con el promedio histórico.
En materia del mercado importador, para el año 2023 se proyectan importaciones mundiales por 10,33 Mt, en línea con el año previo. En general, se vislumbra una desaceleración importante del crecimiento relativo de las importaciones desde 2021 a la actualidad.
La mayor demanda de carne vacuna de China fue el principal impulsor de las importaciones mundiales, con un gran crecimiento desde el año 2018 que se profundizó en 2019 tras la severa crisis productiva de cerdos por la Peste Porcina Africana, que diezmó los stocks y la producción de dicho país. Actualmente parece que la situación productiva de cerdos se ha normalizado, pero la demanda de carne vacuna sigue en ascenso, aunque con importaciones proyectadas para el 2023 en sintonía con el año pasado. El resto de los principales países/regiones importadoras tienen un crecimiento mucho más moderado en comparación con el gigante asiático.
Por último, con objeto de tener una visión a largo plazo de qué se espera para el mercado chino, en el siguiente cuadro se pueden observar datos de consumo per cápita e importaciones proyectadas para dicho país hasta el año 2030.
En cuanto al consumo per cápita de las principales carnes, entre el año 2020 y 2018 se registró una merma del 25% para el caso de cerdo y un aumento del 21% en carne bovina y del 31% en carne aviar. Ello refleja un efecto sustitución por estos dos últimos tipos de carne ante la caída productiva del mercado de cerdos.
Mientras que, si se contempla la perspectiva hacia el año 2030 comparando con el año 2022, en términos generales se espera un aumento sostenido en el consumo per cápita de carnes por parte del país más populoso del mundo. El consumo de carne aviar crecería un 17% mientras que en carne de cerdo y vacuna sería de un 14% en ambos casos.
Tal situación tiene un impacto directo en las importaciones de China debido a que, si bien se espera una fuerte desaceleración en el aumento de la población, la producción de las tres variedades de carne más importantes aumentaría por debajo del crecimiento del consumo en China, potenciando el mercado importador.
Frente a este escenario, se presentan oportunidades para los países exportadores de carnes, donde Argentina es un jugador relevante en carne bovina y está desarrollando un potencial importante en el mercado de cerdos. Las políticas públicas y los incentivos institucionales para aumentar la producción serán clave para dejar atrás un período de estancamiento en el crecimiento productivo de larga data, dado que contamos con el conocimiento y los entramados de cadena de valor necesario para potenciar la producción animal.
Por Bruno Ferrari – Emilce Terré
Fuente: Bolsa de Comercio de Rosario