El presidente de la SRA, Nicolás Pino, expresó: “El mercado está paralizado sin señales positivas para el desarrollo de la cadena y un claro ejemplo es que la capacidad de molienda no ha crecido en las últimas dos décadas a pesar de la protección que ha tenido de las políticas públicas: derechos de exportación, acuerdo de precios, volúmenes de equilibrio, restricciones de los permisos, entre otros”.

En esa línea, el vicepresidente de la entidad, Marcos Pereda, dijo: “Los productores vamos a cosechar el trigo con un nuevo Gobierno y todavía no sabemos qué van a hacer quienes vayan a asumir. Necesitamos señales claras, que hoy no tenemos, que se orienten a un normal funcionamiento de los mercados, un tipo de cambio unificado, sin derechos y cupos de exportación”.

En el informe, el IIEE explica que el área sembrada cayó un millón de hectáreas, por causa de la sequía, pero también porque en algunas zonas se optó por la cebada y otros cultivos por la falta de señales en el mercado de trigo, al momento de la decisión de siembra de la campaña 2022/23.

Sin señales para el productor

En cuanto a ciertas medidas del Gobierno “en la campaña pasada se establecieron límites a las exportaciones por 10 millones de tn, los exportadores adelantaron declaraciones de ventas al exterior que luego fueron prorrogadas. Medidas que hasta el día de hoy siguen vigentes, impidiendo que el productor capte el precio lleno del producto.

“Necesitamos mantener nuestras ventajas comparativas y poder contar con un producto competitivo en el mercado (Brasil ya está exportando trigo)”, para poder generar un mejor mercado económico, explica el informe.

Desafíos del trigo

Para que el mercado funcione normalmente a lo largo del año es necesario garantizar la competencia entre los distintos actores. Además, seguir diversificando los destinos de exportación que permite achicar el riesgo de mercado.