La racha vendedora del Banco Central (BCRA) mostró hoy su vigesimosegundo capítulo consecutivo. La entidad volvió a aportar al mercado otros US$110 millones de sus menguantes reservas para poder dar curso a los pedidos de compra que habían superado todos los filtros oficiales y no pudieron ser abastecidos por la oferta privada.
Las autoridades y el mercado esperan que el de hoy, y por algunos meses, haya sido el último capítulo de esta triste y preocupante historia que, en realidad, se había iniciado a mediados de enero pasado e hizo cerrar al BCRA con saldos negativos por sus intervenciones sobre el mercado en 54 de las 61 ruedas.
Los números son contundentes: el BCRA fue vendedor neto de reservas en el 88% de las ruedas cambiarias de los últimos siete meses desarrolladas en períodos en que no estuvieron vigentes los planes temporales de estímulo a la oferta de divisas sojeras.
Así, se entiende que haya debido sacrificar en esta semana corta otros US$419 millones de sus reservas netas, cifra que ya supera los US$3400 millones en lo que va de 2023 y se convierte en el peor arranque de año desde que existe el Mercado Unico y Libre de Cambios (MULC) -recreado a mediados de 2002-, que tiene hoy muy poco de libre y de único para tratar -precisamente- de controlar la demanda.
La tenencia neta de reservas que exhibe nuevamente el BCRA en mínimos niveles muestra que al haber operado solo sobre una las partes del mercado (la demanda), castigando a la oferta con impuestos y atrasando el tipo de cambio, además, logró todo lo contrario de lo que supuestamente se propuso que era “cuidar las reservas”.
El cuadro de situación es tal, ahora que el BCRA revendió a pérdida casi todos los dólares recomprados caros con los programas 1 y 2 de dólar soja y consumió incluso tres tramos del swap de monedas suscripto con China que le permite convertir yuanes a dólares a un costo del 7% anual, que tal vez fue el que influyó para que el ministro de Economía, Sergio Massa, haya anunciado que el nuevo dólar soja arrancaría el sábado.
Lo que quedó definido es que, desde el lunes -cuando reabra el mercado- se volverá a obligar al BCRA a “operar a pérdida en el mercado de cambios”, comprometiendo aún más su patrimonio, hizo notar el economista Luis Secco.
Esto es porque la diferencia entre los $211,22 por unidad para la venta que pagan los importadores autorizados, y los $300 que estaría obligado a reconocer al comprarles a los exportadores sojeros es algo mayor al 42%. Es algo que hace difícil de entender que el BCRA haya ralentizado esta semana nuevamente el ritmo de actualización del tipo de cambio oficial.
“Por suerte, a partir del lunes podrá salir a comprar a $300 lo que hoy vendió a $211. No se funde porque tiene la máquina de hacer pesos, pero así vale el peso después”, hizo notar con sorna el analista financiero Cristian Buteler.
La sostenida pérdida de reservas una vez terminados los planes de estímulo a la oferta estaba más cantada que “Despacito” hace algunos años. Los datos muestran que otra vez el Gobierno esperó hasta llegar al borde de la cornisa para reaccionar y lo hizo con un nuevo parche.
Por Javier Blanco
Fuente: La Nacion