Según el Sexto Informe del IPCC, se estima que a escala global la cantidad de carbono presente en la biomasa viva de la vegetación es de entre 450 y 650 gigatoneladas. Por esto, el Programa Forestal del INTA contribuye al desarrollo sostenible del bosque nativo, a revalorizarlo en sus usos múltiple y a resguardarlo para garantizar que cumplan con su función como reservorios de carbono y desarrollo regionales.
Con una gran variedad de ecosistemas, los bosques nativos están distribuidos en todo el territorio nacional, desde selvas subtropicales –en el norte– hasta bosques subantárticos –en la Patagonia austral–, y brindan múltiples servicios ecosistémicos, como producción de alimentos, agua y madera, regulan el clima, controlan la erosión, colaboran en la formación del suelo y tienen valor recreativo y de belleza escénica, entre otros aspectos. Por esto, desde el Programa Forestal del INTA se promueve el uso sostenible del bosque nativo por ser una actividad generadora de empleo y riquezas en la mayoría de los territorios forestales del país.
Los sistemas forestales tienen la capacidad de captar el dióxido de carbono (CO₂) de la atmósfera y, gracias a un proceso químico complejo, generan un subproducto vital: el oxígeno. Según el Sexto Informe de Evaluación del IPCC, se estima que a escala global la cantidad de carbono presente en la biomasa viva de la vegetación es de entre 450 y 650 gigatoneladas. Sin embargo, estos importantes reservorios de carbono no son inmune a la huella que genera la actividad humana y al cambio en el uso del suelo, por ejemplo. Por esto, es fundamental la gestión forestal para garantizar que los bosques sigan cumpliendo su función como reservorios de carbono, además de los bienes y servicios ecosistémicos que otorgan a la sociedad.
“Perder bosques es también perder la capacidad de fijar carbono en un marco de cambio climático”, subrayó Pablo Peri, coordinador del Programa Forestal del INTA, y agregó: “Por eso es necesario incorporarlo a la matriz productiva como un proveedor de servicios ecosistémicos, especialmente en lo que respecta a la producción forestal, porque un bosque bajo manejo forestal maderero sustentable fija carbono”.
En este sentido, Peri ejemplificó que con manejo silvícola el bosque del Parque Chaqueño puede fijar alrededor de 0,26 toneladas de carbono por hectárea al año, los bosques patagónicos de ñire 0,45 toneladas de carbono por hectárea al año, la selva misionera hasta 3,25 toneladas de carbono por hectárea al año y la región del monte con algarrobales 0,17 toneladas de carbono por hectárea al año.
Sin embargo, si al manejo de los bosques le sumamos la integración con la ganadería, los resultados positivos se multiplican. “El Manejo de Bosques con Ganadería Integrada (MBGI) es una propuesta de manejo que provee recursos productivos –carne, forrajes y madera– y a la vez brinda servicios ecosistémicos que ayudan a minimizar el cambio climático, la degradación del suelo y la pérdida de biodiversidad”, señaló Peri.
Con respecto a la capacidad de fijación de carbono, Peri describió las ventajas que aporta la integración de árboles con ganadería (vacas, ovejas, cabras). “Por ejemplo, el MBGI en bosques de ñire puede triplicar la tasa de acumulación de carbono, en comparación con un sistema productivo ganadero sin árboles”, ejemplificó.
Entendida como una actividad estratégica, el desarrollo de los sistemas silvopastoriles (SSP) con bosques cultivados se presenta en las provincias de Misiones, Corrientes, Neuquén y la zona del Delta Bonaerense del Río Paraná, mientras que la implementación de los SSP en bosque nativo se concentra en la región Patagónica y en la región Chaqueña, con un crecimiento en otras regiones como el Espinal y el Monte.
En la Argentina, la planificación del sistema silvopastoril, no solo considera el rol de la ganadería integrada con los árboles -nativos o cultivados-, sino que además, incluye el componente social, que se refiere al productor y al entramado de actores políticos, institucionales, del mercado y del sector científico-tecnológico.
De hecho, en 2015 se firmó un convenio marco entre los ex Ministerios de Agroindustria y de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación para la implementación de un acuerdo técnico y de articulación de políticas públicas sobre “Principios y Lineamientos Nacionales para MBGI”. Se trata de una forma concreta de ver el ‘gran sistema’, donde la política pública tiene un rol muy importante en la gestión de las modalidades de uso del suelo y sus implicancias sobre la sociedad. En este punto, el MBGI propone el manejo integral del ecosistema, como una herramienta de desarrollo frente al cambio de uso del suelo, donde se incluye al bosque nativo en la matriz productiva, como un agente proveedor de servicios ecosistémicos, especialmente en lo que respecta a la producción ganadera y forestal.
Un día para valorar los árboles
En 2013, la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo (ONU) declaró al 21 de marzo como el día Internacional de los Bosques, como “una oportunidad para concientizar sobre el importante papel que desempeñan los bosques en la sostenibilidad ambiental, la erradicación de la pobreza y la seguridad alimentaria”.
En la Argentina, la cobertura forestal brinda múltiples servicios ecosistémicos, desde alimentos, agua y madera, hasta la regulación del clima y el control de la erosión, entre otros aspectos. La producción de madera para diferentes usos, carbón vegetal, algarrobas, postes, la ganadería bovina y caprina, los taninos, la producción de miel, la extracción de otras fibras y plantas tintóreas o medicinales, turismo, entre muchas otras actividades, forman parte de economías regionales de usos de los bosques.
“El uso sostenible del bosque nativo es una actividad generadora de empleo y riquezas en la mayoría de los territorios forestales del país”, destacó Peri quien subrayó que, desde el Programa Forestal del INTA, se busca impulsar la innovación y contribuir al desarrollo sostenible de un sector forestal competitivo, inclusivo, equitativo y cuidadoso del ambiente, a través de la investigación, la extensión, el desarrollo de tecnologías, el aporte a la formulación de políticas públicas y la articulación y cooperación nacional e internacional.