El clima y el suelo de la provincia de San Juan permiten que el olivo –un árbol simbólico de la cuenca del Mediterráneo– dé frutos de gran calidad, que se destinan a la comercialización de aceitunas y a la elaboración de aceites. Esas características agroclimáticas particulares brindaron las condiciones para que, en 1944, se planten los primeros ejemplares que hoy integran el banco de germoplasma.
En la actualidad, esa colección cuenta con más de 100 cultivares, que están distribuidos en 15 hectáreas, lo que lo convierten en un banco de germoplasma de referencia y el más grande para del continente americano. Por esto, el COI reconoció internacionalmente al banco de germoplasma de San Juan y lo incorporó a la red mundial junto con las colecciones de España –Europa–, Marruecos –África– y Turquía –Asia–. La notificación fue emitida el 23 de enero de 2023 y está firmada por Abdellatif Ghedira, director ejecutivo del Consejo Oleícola Internacional.
“Es muy grato recibir el reconocimiento de una organización internacional –como el COI– dedicada, desde 1959, al aceite de oliva y a las aceitunas de mesa”, señaló Carlos Parera –director nacional del INTA– quien destacó que “es la única colección de la red del COI que está afuera de la cuenca del mediterráneo y es la única de todo el continente americano”.
En cuanto al reconocimiento internacional, Mariela Torres –coordinadora del banco de germoplasma de olivos del INTA– puntualizó que “es importante remarcar la calidad de los trabajos que venimos realizando desde el INTA, los ensayos y también la infraestructura, que no son cosas que se logran de un día para otro, sino se va logrando con los años y también con el apoyo y acompañamiento de nuestra institución, del Gobierno Provincial y de los distintos Ministerios de Agricultura, tanto provincial como nacional”.
Para sumar a la lista de reconocimientos, Torres subrayó que recientemente la Dirección de Patrimonio del Gobierno de San Juan declaró al banco de germoplasma de Olivos del INTA como Patrimonio Cultural y Natural de la provincia y, en breve, la colección –ubicada en el Campo Anexo San Martín de la Estación Experimental Agropecuaria del INTA en San Juan– será incluida también dentro del corredor turístico sanmartiniano debido al interés científico y cultural. “Hay plantas que llevan implantadas en San Juan casi un siglo y representan no sólo un patrimonio genético, sino también histórico y cultural para la humanidad”, subrayó la investigadora del INTA.
“Este nuevo estatus que logramos, nos permitirá vincularnos directamente con los equipos de las otras tres colecciones mundiales del COI, lo que derivará en un intercambio de información y de materiales para evaluación”, expresó Torres y agregó: “Esta articulación nos brindará la posibilidad de ampliar considerablemente la cantidad de ejemplares que tenemos en evaluación y podremos tener un patrimonio grandísimo, que de otra manera hubiese sido mucho más complicado lograrlo”.
Asimismo, este material estará al servicio del sector productivo para ampliar el espectro varietal que se utiliza a escala comercial para lograr un mayor valor agregado en origen y para evitar el proceso de estandarización varietal que se está acelerando en el cultivo.
“Los primeros ejemplares del banco del INTA se plantaron en 1944, gracias a la Corporación Olivícola Nacional, su instalación es previa a la creación del INTA”, recordó Pierluigi Pierantozzi –investigador del INTA San Juan y también coordinador del banco de germoplasma de olivos– y completó: “Con el transcurso de los años y, gracias a un gran compromiso y acompañamiento del INTA, la colección de a poco fue ganando espacio e incorporando variedades de todo el mundo y, al mismo tiempo, rescatando clones y materiales de diferentes zonas de cultivo del país”.
En línea con las actividades que se realizan en el banco de germoplasma, Torres detalló que se ocupan de la caracterización morfológica, bioquímica y molecular de los olivos, que sirven para formar una base de datos propia y evaluar prácticas de manejo.
Asimismo, Pierantozzi detalló que, como parte de las tareas del equipo, se encuentra también la caracterización agronómica de cada una de las variedades presentes en la colección. “Se hace una caracterización cualitativa visual, planta por planta, se evalúa el potencial productivo de cada una de las variedades presente en la colección y, además, se hace una caracterización elaiotecnia, se llevan al laboratorio y se la analizan características químicas y físicas, que son importantes a la hora de extraer el aceite, por ejemplo”.
Gracias a los convenios con empresas locales, los técnicos logran extraer el aceite para evaluar los rendimientos de cada variedad. También se realiza una caracterización cualitativa en el laboratorio mediante la cual se puede reconocer el perfil de ácidos grasos y antioxidantes para cada planta. Además, se realizan jornadas técnicas destinadas al sector con la intención de dar a conocer los resultados, nuevos cultivares y una degustación de aceites varietales.
Finalmente, el gran desafío es que los distintos actores de la cadena olivícola estén involucrados en la conservación y evaluación de este material. “El objetivo de nuestra colección –afirmó Pierantozzi– no solo está orientado a conservar el material, sino más bien analizar en Red la compleja interacción genotipo por ambiente del cultivo del olivo para poder anticipar respuestas frente a los futuros desafíos del sector”.
Una colección con historia
En la actualidad, el Banco de Germoplasma de Olivos del INTA tiene más de 100 variedades, casi 300 accesiones –o unidad de conservación que comprende semillas o plantas, que se identifica con un código alfanumérico, y que lo distingue del resto en un banco de germoplasma– y alrededor de 1000 plantas. Contiene variedades de distintas partes del mundo, como España, Italia, Grecia, Portugal, Francia, Turquía, Marruecos, Túnez e Irán, entre otras naciones.
Tener un gran número de variedades, permite también crear un puente entre el pasado y el futuro, al aprovechar toda esta diversidad genética, para la mejora genética del cultivo.
“Hace unos años, comenzamos un pequeño programa de mejora genética con el objetivo de generar nuevos cultivares adaptados a las condiciones agroclimáticas de San Juan”, expresó Pierantozzi quien adelantó que están evaluando el comportamiento agronómico y oleotécnico de tres nuevos genotipos desarrollados por el programa de mejora del INTA San Juan en modelo de plantación superintensivo.
“Trabajamos en la comparación de la performance de los genotipos de olivo desarrollados, versus los cultivares más difundidos en las plantaciones superintensivas a nivel mundial: Arbequina y Arbosana. Existe la posibilidad de brindar nuevos materiales genéticos para los modelos modernos superintensivos, a fin de ampliar el panorama de cultivares adaptados a este modelo de cultivo”, puntualizó el investigador del INTA.