A nivel nacional, el cultivo de sorgo se produjo mayoritariamente con un nivel medio de tecnología. A su vez, el nivel tecnológico bajo registró un marcado descenso.
Con respecto a los indicadores tecnológicos, la siembra directa alcanzó el 77 % del área sembrada y la densidad promedio fue de 199 mil plantas /Ha.


En cuanto a la nutrición, el cultivo ha registrado un nuevo incremento en la cantidad de nitrógeno y fósforo aplicado.


En la campaña 2021/22, la superficie sembrada fue de un millón de hectáreas, 5 % más en comparación con la campaña anterior y un 25 % superior en relación con las últimas cinco. Por otro lado, conforme a la campaña 2020/21, se observó un incremento en el área destinada a sorgo en el norte del país principalmente en la región NEA Este (17 %),
NOA (7 %), Norte y Sur de Córdoba (6 %); y Norte y Centro de Santa Fe (6 %).


El rinde nacional promedio fue de 38 qq/Ha, es decir 0,9 qq/Ha inferior a la campaña 2020/21.


La importancia del estudio del sorgo radica en que brinda múltiples beneficios al sistema productivo, tanto desde el punto de vista agronómico como del de la sustentabilidad del
recurso suelo. El cultivo aporta materia orgánica, enriqueciéndolo al nutrir la fauna y flora presente; además posee un sistema radical que facilita una buena exploración del perfil.

Esta última característica permite que frente a años con escasez hídrica, el cultivo muestre una mayor adaptabilidad y resiliencia.


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