Terminó el 2022, pero aún no se tiene el dato definitivo de la inflación acumulada durante todo el año. Las estimaciones del REM del Banco Central vaticinaron para diciembre una inflación del 6,2%, con lo que se alcanza un aumento de precios en el año cercano a los tres dígitos.

La suba está impulsada por el aumento de alimentos y bebidas no alcohólicas, rubro que se encuentra moderado luego de la puesta en vigor del Programa Precios Justos; por el rubro vivienda, agua, electricidad, gas y otros combustibles, donde se observan incrementos; y por el rubro transporte, por la quita de subsidios a las tarifas y las subas del combustible.
Realizando comparaciones históricas, no se veían niveles de inflación tan altos desde 1991, cuando fue de 172% y aún se estaba recuperando la economía de la hiperinflación de 1989.

Luego vino la convertibilidad, cuando Argentina incluso tuvo inflación negativa.

La inflación vuelve a mostrar registros positivos en crecientes luego de 2002, pero siempre por debajo del 30% anual, hasta 2018, cuando la inflación supera el 30%. De allí en adelante, la inflación ha sido creciente, hasta acercarse al 100% en 2022.

El Indec, por su parte, informó que en noviembre hubo un aumento del 4,9% en la inflación en relación con el mes anterior. Acumula en los primeros 11 meses del año un aumento del 85,3%. El 12 de enero recién se dará a conocer el número final para 2023. Todo indica en este caso que la inflación oficial de cierre de 2022 rondará el 90% interanual, valor récord de los últimos 30 años.

UN 2023 CON INFLACIÓN ALTA

Aquí nuevamente el REM del Banco Central permite anticiparnos a lo que se viene. El pronóstico de inflación para diciembre de 2023 es de 96,6% interanual. Entre enero y mayo la expectativa inflacionaria promedio es del 6% mensual.

No sorprende que no se vea un descenso por la situación monetaria y fiscal de fondo. En lugar de resolver el déficit fiscal, la estrategia que viene aplicando el Gobierno se basa en evitar una megadevaluación, apelando a múltiples tipos de cambios, estrictos controles de importaciones y moderación del déficit fiscal licuando jubilaciones, posponiendo inversiones y “pisando” pagos a proveedores. Esto se complementa con una serie de acuerdos de precios y absorción de emisión monetaria con Leliq y pases.

Para recuperar estabilidad es imprescindible replantear la organización del Estado. Algunos de los pilares son un ordenamiento tributario y previsional, y la eliminación de solapamientos de gastos entre los niveles nacional, provincial y municipal.

Fuente: Idesa