1 de cada 2 personas en edad de trabajar es informal, ya sea porque trabaja como asalariado no registrado o cuentapropista. Esto trae fuertes consecuencias en los niveles de pobreza porque son trabajadores de bajos niveles de ingresos..
Si se compara cómo han evolucionado los salarios de estas personas con el valor de la canasta básica total que define, en términos económicos, si una persona es o no pobre, se observa que:
Según los datos de Indec para el tercer y cuarto trimestre del año 2022 la variación de la canasta básica total se encuentra por encima de la tasa de variación de los salarios no registrados, siendo este un fuerte indicio de que los niveles de pobreza para el fin de año están lejos de mejorar.
En octubre del 2022 la diferencia se ensancha en 22 puntos porcentuales, generando una pérdida del poder adquisitivo del 11%.
Altos niveles de inflación que generan que las actualizaciones en los salarios no logren equipararse, acompañado de empleos de baja calidad es una combinación sumamente dañina para el crecimiento y desarrollo social de un país.
En consecuencia, Idesa propone que:
En primer lugar, el control de la inflación tiene que ser una política de Estado prioritaria. Para ello, solucionar el grave problema del déficit fiscal y realizar un ordenamiento integral del Estado es el paso que hay que realizar para no tener que recurrir a fuentes alternativas de financiamiento como el endeudamiento y la emisión monetaria, que presiona fuertemente en los precios.
En un segundo lugar, es necesario un estado que incentive la creación de empleos en el sector productivo de mayor calidad. Para ello es importante contar con instituciones laborales que no castiguen a las empresas que generan empleos asalariados registrados.
Fuente: Idesa