Los rubros que mostraron una mayor aceleración respecto a noviembre fueron Prendas de Vestir y Calzado (7,7% vs 4,5%) y Equipamiento y Mantenimiento del Hogar (7,9% vs 5,4%). En cambio, desaceleró el rubro de Vivienda, Agua y Electricidad (3,6% vs 8,7%), ya que la próxima quita de subsidios para electricidad y gas se dará en enero y en diciembre solo se implementó la del Agua, que tiene un impacto mucho menor en el IPC.
Como resultado, 2022 cerró con una suba de precios minoristas de 94,9%, siendo el registro más alto desde el año 1991, cuando se sentían los coletazos de la hiperinflación. Dentro de la última década, la suba de precios de 2022 es casi el doble que en los años más inflacionarios que le siguen, 2019 (53,8%) y 2021 (50,9%).
Los rubros que registraron un alza sustantivamente mayor al IPC general fueron Prendas de Vestir y Calzado (128,6%) y, en segundo lugar, Restaurantes y Hoteles (111,1%). El rubro de Alimentos y Bebidas No Alcohólicas subió 94,1% en el año, en línea con el índice general. Mientras que varios rubros de regulados estuvieron muy por debajo; Transporte (79,8%), Vivienda, agua, electricidad y gas (79,3%) y Comunicación (63,9%).
De esta forma, la inflación acumulada durante los primeros 36 meses de la presidencia de Alberto Fernández superó 300% y se ubicó en 300,6%. De esta forma, ya se ubicó por encima del registro de todo el período diciembre 2015 – diciembre 2019, cuando la suba de precios acumulada fue 295,7%.
Eugenio Marí, Economista Jefe de Libertad y Progreso dice que "tener una inflación baja exige disciplina monetaria. El último período en que Argentina supo tener inflación de un dígito de manera sostenida fue la Convertibilidad, régimen monetario que casualmente restringía fuertemente la emisión del BCRA. Si excluimos los primeros meses, cuando la economía aún estaba haciendo los ajustes de precios relativos tras la salida de la hiperinflación, vemos que entre enero de 1993 y diciembre de 2001, 108 meses (9 años), la inflación acumulada fue 9%. Hoy acumulamos más de esto en apenas dos meses".
Aldo Abram, economista y director de la Fundación, aclaró: "La inflación se aceleró hasta julio y agosto, con 7% o más de alza; porque la demanda de pesos se derrumbó desde mediados de año y, con ella, su poder adquistivo. Lo vimos primero en la estampida de los tipos de cambio paralelos; pero, luego, en los precios cuando fuimos a comprar con esa moneda que valía mucho menos. La mejora en las expectativas por la asunción del Ministro Massa, más algunas medidas tomadas, trajeron una moderación de la merma del atesoramiento de pesos y, por ende, de su poder adquisitivo, que hemos visto hasta ahora reflejada en el descenso de la inflación".
Abram además resaltó que "el problema es que, más allá del impacto coyuntural de los controles de precios, desde noviembre se está diluyendo la confianza en la actual gestión económica; ya que no hubo cambios de fondo. Esto ha provocado una nueva creciente merma de demanda de moneda y de su poder adquisitivo, que se observó en la suba de los dólares paralelos y que se aceleró por la absurda decisión del Presidente de embestir contra la Corte Suprema". Finalmente advirtió que "de sostenerse esta actitud que genera expectativas de crisis institucional, los argentinos lo pagaremos con un mayor aumento de la inflación en los próximos meses".
Fuente: Fundación Libertad y Progreso