Las máquinas agrícolas se convierten en Argentina en las “neuronas” de las operaciones del agro a medida que avanza la Agricultura Digital.
Particularmente, el tractor emerge como “un centro de comunicación” para el negocio agrícola, comenzando por gestionar la información del implemento que está tirando.
“Los tractores ya no son barras de tiro autopropulsadas; ahora son módems autopropulsados”, podría definirse la nueva función.
Como receptor de los datos generados, el tractor está en el centro de la digitalización que permite conectar la oficina del establecimiento agropecuario, el campo y la flota de máquinas.
Decisiones
Ese flujo de información que se genera, permite gestionar en tiempo real el desarrollo de los trabajos agrícolas.
Por ejemplo, los sensores pueden detectar la compactación del suelo y decidir la profundidad a cultivar o cuánto fertilizante necesita aplicarse.
Mediante los mapas de dosificación variable, las sembradoras gestionan la dosis de siembra, controlando la cantidad de semilla aplicada por hectárea y la fertilización del lote.
Por su parte, el control y corte de secciones, permite aumentar la eficiencia, asegurando que no se producen solapamientos ni omisiones en ninguna de esas labores.
Las cosechadoras “mapean” los rendimientos de los lotes y proporcionan información esencial para la planificación de las futuras campañas.
A su vez, las pulverizadoras, además de registrar todas las variables que tienen influencia sobre las aplicaciones, suman las tecnologías selectivas.
La pulverización inteligente, con los nuevos métodos de detección, permite un 80% de ahorro en herbicidas y un menor impacto ambiental.
El control químico se ha vuelto más específico y dirigido a las malezas que se detectan durante los barbechos.
Fuente: MaquiNAC