El economista explica que estos resultados se deben al incremento de pasivos remunerados y la pérdida de reservas, dos de las principales razones que hoy afectan la economía argentina.
La Facultad de Ciencias Empresariales de la Universidad Austral, junto a la consultora económica Romano Group, dieron a conocer los resultados del Índice de Riesgo Monetario (IRM). Durante el mes de octubre de 2022, el indicador llegó a la máxima de 66,75%. “La tendencia para lo que resta del año es de un deterioro de la mayoría de las variables del índice, en un contexto en el cual el Gobierno utilizaría como última alternativa una devaluación discreta de la moneda que estabilizaría ciertas variables macroeconómicas”, pronostica Alfredo Romano, profesor de la Universidad Austral y presidente de Romano Group. Según se indica en el IRM, el deterioro del último mes está relacionado con el incremento de la deuda remunerada del BCRA, principalmente de las Leliq respecto a Base Monetaria alcanza el 210%, “y ante rumores del lanzamiento de la segunda edición del ‘Dólar Soja’, la tendencia se tornaría más compleja”. “La última vez que la relación pasivos remunerados contra Base Monetaria superó el 200% fue en 1989, donde la economía argentina se sumergió en una inflación galopante”, profundiza Romano.
Por su parte, los pasivos remunerados alcanzan los $9 billones, en dólares equivalentes a USD 57.000 superiores a las reservas brutas del BCRA. Con respecto al comercio exterior, el mejor saldo comercial es explicado por el incremento de las exportaciones de bienes primarios -gracias al empuje del "dólar soja"-, sumado al freno generalizado en la importación, que se acentuó previo a la aplicación del nuevo Sistema de Importaciones implementado a comienzos de noviembre, y la administración de divisas por el BCRA en el MULC.Mone. Además, la entidad monetaria tuvo que deshacerse de USD 498 millones en el mercado de cambios a lo largo de octubre, disminuyendo sus reservas netas.
Otro factor relevante que agrega el IRM es el mejor saldo de la balanza comercial, debido a la reducción notable de las importaciones energéticas. “Agosto, marcó el último mes con importaciones elevadas, en USD 1.600, para luego continuar con una tendencia decreciente en septiembre y octubre”, detalla Romano. Por el frente financiero, el mejor clima externo marcó una recuperación de la renta fija global y de los mercados globales de equity, marcaron una clara mejora en el Riesgo Argentino con un descenso del Riesgo país de 187 bps, alcanzando los 2625 puntos el en octubre.
Con todos estos datos, Romano manifiesta que “continuará existiendo presión devaluatoria sobre el tipo de cambio oficial y también sobre los dólares financieros en los próximos meses por tres factores fundamentales: la brecha nuevamente en 100OÁo, un contexto complejo por los ingresos de divisa de la cosecha fina y una emisión que no cesa del Banco Central para sostener los precios de los títulos emitidos por el tesoro nacional”. Sobre el Índice de Riesgo Monetario Este es un índice de actualización mensual, cuyo mes y año de base es octubre de 2010, con estadísticas oficiales del INDEC y el BCRA.
Se construye a partir de distintas variables económicas en términos locales y globales, consideradas “imprescindibles” para mantener la estabilidad monetaria de la economía doméstica: Pasivos remunerados (Leliq, pases, lebac) Base monetaria respecto al PIB Pasivos remunerados respecto al PIB Pasivos remunerados respecto a la base monetaria Riesgo país y comparativo contra economías emergentes Reservas internacionales brutas Saldo balanza comercial mensual (Exportaciones e Importaciones) Tipo de cambio oficial Tasas de interés real Inflación PBI Un índice por debajo del 30% resulta ser un escenario de estabilidad monetaria, mientras que un índice superior al 60% evidencia un escenario de altísima fragilidad monetaria.
De este último estadio se puede predecir en un futuro inmediato o mediato, decisiones de política económica de shock para corregir la tendencia. Si el índice supera el 60%, es predecible anticipar un shock en la economía doméstica. “Ese shock puede ser de confianza (reestructuraciones de deuda privada, acuerdo con un organismo multilateral, ingreso de divisas extraordinario por mejoramiento de las condiciones locales o internacionales) o de desconfianza (asociado a corridas cambiarias, devaluación de la moneda, reestructuraciones forzosas de activos, y, por ende, incidencia en la estabilidad monetaria de la economía doméstica)”, detalla Romano. “Se trata únicamente de una referencia que intenta explicar el contexto monetario. Frente a determinados valores, podría predecir eventos extraordinarios, como una devaluación de la moneda doméstica”, concluye Romano.
Fuente: Universitario Austral