Jacto, multinacional brasileña de maquinaria, servicios y soluciones agrícolas, participó en la 27ª Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP-27), que tuvo lugar del 6 al 18 de noviembre de 2022, en Sharm El-Sheikh, Egipto.
El presidente de Jacto, Fernando Gonçalves, fue uno de los invitados en el panel "Agroindustria y Medio Ambiente", durante el seminario "Energía, Industria, Agro e Inversiones Verdes", el 9 de noviembre.
Dentro de la programación del seminario se discutieron acciones corporativas reales que contribuyen a una nueva economía neutra en emisiones de carbono hasta 2050.
Jacto fue invitada por el Ministerio del Medio Ambiente de Brasil a participar en el evento con el fin de compartir las iniciativas y soluciones que ha desarrollado para una producción agrícola más sustentable.
"No se puede hablar de clima sin hablar de agricultura. El sector es uno de los más vulnerables y afectados por el cambio climático. Por ello, él es uno de los más interesados en contribuir a mitigar sus efectos", comentó Gonçalves. "Somos una industria brasileña de maquinaria, de soluciones y servicios agrícolas con 74 años de historia, y entendemos esta invitación a la COP-27 como un reconocimiento a la contribución que hemos hecho a lo largo de nuestra trayectoria al agronegocio en todo el mundo. Nuestros productos están presentes en más de 100 países", agregó el ejecutivo.
Desafío de máxima productividad
En su presentación en la COP-27, Gonçalves destacó el gran proceso de transformación que atraviesa la agricultura mundial en busca de la sustentabilidad en los negocios.
Muchos de estos cambios solo están siendo posibles gracias a la cooperación entre empresas, universidades y gobiernos.
"En la era industrial, entre los siglos XVII y XX, el enfoque de la industria estaba en el desarrollo de la mecánica y de productos químicos. Ahora, en la Era del Conocimiento, vemos una mayor atención a los productos biológicos contra plagas y enfermedades de las plantas y al cuidado del suelo, así como a las tecnologías y a la conectividad para una gestión de los negocios basada en datos", afirma el presidente de Jacto.
Un ejemplo importante de una iniciativa brasileña que comprueba los beneficios de la colaboración y del uso de tecnologías en el campo es el Desafío de la Máxima Productividad de Soja, promovido anualmente por CESB – Comité Estratégico Soja Brasil, entidad de la cual Jacto forma parte, formada por profesionales que trabajan juntos para construir e implementar estrategias de alta productividad para el cultivo de soja en Brasil.
En el desafío, los productores deben producir más sacos de 60 kg por hectárea (sc/ha) en el mismo espacio, utilizando tecnologías y soluciones para lograr el diferencial. En el último resultado, correspondiente a la cosecha 2021-2022, el promedio de producción de los TOP 10 del CESB fue de 112,6 sc/ha, mientras que la productividad promedio del país fue de alrededor de 50 sc/ha.
"Las experiencias demuestran que necesitamos trabajar juntos en un gran ecosistema para hacer frente a los retos del cambio climático, sin comprometer el medio de vida de los agricultores y la seguridad alimentaria del planeta", dice Gonçalves.
Ecoeficiencia
Con prácticas de cultivo innovadoras, CESB incentiva a los productores de soja a extraer el máximo potencial del cultivo con sustentabilidad, teniendo en cuenta la eficiencia agrícola, ambiental, económica y social (gestión de personas).
Desde el punto de vista de la eficiencia ambiental, la evaluación incluye 11 categorías, y para cada una de ellas se calcula el resultado individual y luego las etapas de normalización y ponderación para obtener un indicador único de ecoeficiencia.
Paralelamente a la eficiencia ambiental, se aplica la evaluación económica, elaborada a partir de los costos de producción de valores medios en comparación con el campeón de las regiones geográficas donde se desarrolla el desafío.
Trazabilidad
En otro ejemplo de iniciativa integrada para una agricultura más sustentable, Jacto trabaja junto con la Escuela Superior de Agricultura “Luiz de Queiroz”, de la Universidad de São Paulo (ESALQ) y empresas privadas del segmento de agronegocios en el desarrollo de una tecnología que permitirá la trazabilidad de toda la cadena de flujo de productos, desde el insumo hasta el consumidor, pasando por el productor, la industria, la distribución y el comercio minorista.
"La cadena alimentaria es muy grande, con innumerables desconexiones entre los actores, además de procesos desestructurados. Sin embargo, el consumidor es cada vez más consciente de la necesidad de seguridad alimentaria, trazabilidad y sostenibilidad, y el agricultor necesita adaptarse a esta realidad. Lo que buscamos es ofrecerle al productor una solución que le permita tener la trazabilidad del alimento en toda la cadena e incluso la medición de carbono en el suelo".