El país está dividido en distintas zonas con distintas suertes. Hay lugares más holgados de forraje y disponibilidad de agua y otros atraviesan una situación más complicada. No obstante, nadie está salvado, sobre todo, porque es el tercer año consecutivo con déficit hídrico (falta de lluvias). En particular, esto llega al inicio de la primavera, cuando más se necesita el agua para los cultivos de invierno y la producción de forraje.
De hecho, recientemente se firmó una emergencia agropecuaria por 90 días que abarca la producción ganadera, lechera, horticultura, fruticultura y agricultura en toda la zona rural.
Para conocer la realidad de cada zona, El País se comunicó con diferentes productores que comentaron su situación. Lo cierto es que las últimas lluvias ayudaron psicológicamente al productor, porque los campos naturales van a responder, principalmente si están con las cargas ganaderas ajustadas.
En Canelones se vive una situación crítica. Justino Zavala, productor lechero de Aguas Corrientes y Santa Lucía comentó que allí “no ha llovido prácticamente nada”. Hay “muy poca” disponibilidad de forraje: las alfalfas están dando alguna comida, con muy poco rebrote y se consumen las reservas. Hay mucho productor con ganado encerrado y otros que gastan los últimos cartuchos.
Allí, el ganado “está bien” porque pasó un invierno cómodo, sin barro y la comida no faltó. Sin embargo, es el momento de mayor producción en los tambos. Por eso, las vacas tienen que estar dando leche y comiendo pasto: “lamentablemente están dando leche, pero comiendo menos pasto de lo que deberían. Eso implica más costo porque se están usando y comprando reservas”, indicó.
Florida es otra de las zonas más críticas del país. A propósito, Walter Hugo Abelenda, productor y consignatario de ganado de la zona, comentó no solo la falta de lluvias complica, sino que también la temperatura, dado que han habido heladas que hacen que los campos no hayan hecho pasto. Si bien fueron escasos, los últimos 20 mm alcanzaron para verdear y, con una baja carga y rotación, se alivió el estado. No obstante, en la medida que el agua no aparezca y el frío continúe, preocupa la cercanía del verano.
En Durazno, se consultó a Lucía Zerbino y comentó que, particularmente en su predio, falta el agua, pero hay pasto.
En el noreste del país la situación es otra. Augusto Amonte, de Cerro Largo, hizo referencia a los campos están verdes, pero no hay forraje. “No estamos sobrados, pero la lluvia ha puesto un tapiz verde”, dijo. Recordó que la zona vivió un verano “crudísimo”: “ahora el país está crítico, pero nosotros no estamos tan mal”, admitió.
Lavalleja sigue la misma línea: pasto verde, pero bajo. Sobre el forraje, Esteban Báez, de Aguas Blancas y Andreoni, dijo: “una cosa es mirar a lo lejos y otra muy diferente bajar la vista, las grietas son cada vez más grandes, el acumulado de los últimos tres meses se hacen sentir, sólo 75 mm”. Las aguadas vienen bajando y a los cañadones se les ve el fondo.
Macarena Aguirre, de Polanco y Barriga Negra, informó que las pariciones en Lavalleja transitan con normalidad, aunque retrasadas porque se preñó tarde. No se ha dado mucho problema de atraque o caída por falta de fuerza. “El ganado viene aguantando”, aseguró.
En la zona norte del país se salió de un invierno “positivo”, en donde las lluvias hicieron su trabajo y llevó a que los verdeos se comporten bien, aprovechando buenas ganancias de peso en las recrías, terminación de gordo y manteniendo peso de lo preñado para entrar a una primavera con buena condición corporal en general.
A propósito, el Dr. Facundo Arbiza informó que en el norte se mantiene la baja carga y se trata de aliviar para hacer pasto de cara al verano.
Los campos de Salto salieron del invierno con apenas 2,5 cm de pasto. En muchos predios es la tercera primavera seca y, en otros, la cuarta: por más que tomen medidas, en la mayoría no se pudo acumular forraje en buena parte de la primavera.
En Dolores, Andrés Alayón indicó que los cultivos de invierno están llegando a fin del ciclo y que ha llovido poco (entre 20 y 30 mm), por lo que se esperan cosechas “regulares”.
Por su parte, Facundo Capandeguy, de Mercedes, comentó que la situación “es complicada”. Está por iniciar la cosecha de colza y está todo el partido jugado ahí. Dijo que llovió en todos lados, pero dispar.
“Lo que más hizo la lluvia fue cambiar el estado de ánimo. Ese fue el impacto más grande, porque es época de mucha decisión”, explicó. Además, el agua permitió comenzar la siembra de sorgo forrajero. La próxima lluvia será clave porque, cuando se levanten los cultivos de invierno -que prácticamente están terminados-, tiene que haber humedad para sembrar el verano, que es “el partido grande”.
Medidas. El Ing. Agr. Marcelo Pereira, técnico del Instituto Plan Agropecuario (IPA) para el norte del país, destacó el ajuste de las cargas como la principal medida a ser aplicada ante la sequía. Ajustar la carga permite que los animales que quedan en el predio tengan más disponibilidad de pasto, incluso los pronósticos dicen que el impacto de La Niña pueda disminuir a partir de fin de año.
Pereira fue claro: “es clave aprovechar alguna lluvia para reservar algún potrero”. Recomendó que en los predios en donde hay ovinos con vacunos se separen, porque se juega una carrera en el consumo de forraje y los vacunos ganan por lejos.
Otra de las medidas, especialmente recomendada por el INIA, es que los que tengan comunidades de Canutillo (Andropogon lateralis), una especie perenne de crecimiento estival, sean fertilizadas con urea.
La suplementación del ganado es otra recomendación de los técnicos, pero tiene su costo y requiere ser aplicada en forma selectiva. Pereira recordó que es necesario hacer un monitoreo del forraje en el precio y para eso el IPA promueve el índice plato de comida, que obliga a medir con una regla la altura del pasto en los potreros y llevar registros para saber en qué situación está.