En más de una oportunidad se ha mencionado que el arroz, cultivo muy importante en el este, centro y norte del país, dinamizador pequeños centros poblados, luego de varios años con números en rojo había tenido dos campañas positivas.
En el primer semestre de 2021, se cosecharon casi 9 toneladas y media por hectárea en promedio, con muchas chacras que superaron los 10.000 kilos. Esto se trató de un récord histórico nacional en productividad. En la cosecha de este 2022, el promedio anduvo cercano a los 9.200 kilos por la misma unidad de superficie, lo que transformó a esta cosecha en la segunda mejor de la historia.
A su vez, un fortalecimiento del dólar a nivel internacional, una demanda sostenida del producto a raíz de las principales consecuencias de la pandemia, costos sensiblemente menores a los que manejamos hoy en día y otros factores determinaron una inyección de oxígeno para un sector que venía muy comprometido en los últimos años.
Pero si hablamos de ciclos, el arroz uruguayo vuelve a entrar en zona de turbulencias, con un contexto considerablemente más desafiante que el de estas últimas dos campañas mencionadas. En primer lugar, el valor del precio provisorio establecido a fines de junio (recordar que no fue acordado y se depositó de forma unilateral por parte de la industria con US$ 1 de préstamo), fue de US$ 11,20, lo cual establece US$ 1,10 por debajo del mismo valor el año pasado. A esto debemos sumar un incremento considerable en los costos (hoy podemos hablar de US$ 2000 a US$ 2200 de costo por sembrar una hectárea) y un dólar menos fuerte, lo cual sumado a otros factores conforman el combo perfecto para una disminución de área.
La expectativa de siembra establecida por la Asociación de Cultivadores de Arroz con encuestas hasta el cierre de agosto marca unas 159.700 hectáreas, frente a las aproximadamente 163.500 implantadas el pasado año. “Pensamos que la caída podía ser mayor y si bien no es lineal, esas hectáreas perdidas coinciden con la falta de agua de las represas de India Muerta, Corrales y Alvez”, comenzó diciendo Freddy Lago, presidente de la gremial. “La ecuación económica del sector no es atractiva y entendíamos que podía tener un mayor impacto en superficie, pero el sector arrocero siempre tiene ausencia de certezas en la siembra y el productor tiene esperanzas de que el año que entra sea mejor que el que pasó”, agregó.
Los trabajos de siembra ya se están desarrollando en todo el territorio y el este, que nuclea un 67% de la superficie arrocera, ya tiene un 15% de avance en la siembra. A su vez, el norte del territorio, que alberga un 18% de la superficie tiene un 7% de avance en la siembra y el centro es el más rezagado, con un 6% de avance en la siembra y estimando un 15% del área nacional. Por tanto, al cierre de setiembre ya se tiene un 13% del arroz sembrado, lo cual en fechas es una gran noticia.
No obstante, las condiciones del ambiente no han sido las más favorables y la falta de humedad en el suelo, si bien favorece los trabajos de laboreo y preparación, puede demorar la emergencia del cultivo. “Estuvimos con temperaturas varios grados por debajo del promedio histórico y no hay condiciones para germinar”, dijo Lago, pero valoró estar sembrando “muy en fecha” y lo óptimo sería terminar los trabajos en octubre.
A modo de cierre, el presidente de la ACA dijo que en el mundo hay factores que generan expectativa respecto al precio del arroz, y “ya se ven negocios mejores que hace 15 días y esperamos que eso genere un aumento en el precio del arroz”.