La nutrición balanceada es el factor de manejo que mayor impacto tiene a la hora de achicar brechas de rendimiento en campos argentinos, hoy afectados en buena parte por problemas de fertilidad. En la otra vereda, la crisis hídrica y el contexto mundial complejo, desafían a ser más eficientes y a ajustar nutrientes por ambiente en base a diagnóstico para apuntar a buenos rendimientos y al cuidado ambiental.
En su paso por Agenda Aapresid, Luis Verri dejó todo su expertise en fertilización por ambientes para la gruesa que se viene.
Diagnóstico de fertilidad: la piedra filosofal del manejo por ambientes
Toda estrategia de nutrición por ambiente comienza en el diagnóstico, que sienta las bases para poder planificar a medida de cada lote, remarcó Luis Verri, productor de la Regional Vicuña Mackenna de Aapresid.
Para llegar a un diagnóstico inicial, pueden emplearse herramientas tradicionales y al alcance de cualquier productor, como análisis de suelos. En un escalón tecnológico superior, se encuentra el monitoreo por medio de distintos tipos de sensores, ya sea colocados en la maquinaria o en estaciones meteorológicas, que registran diversas propiedades físicas o químicas del suelo y condiciones ambientales, que son digitalizadas mediante softwares asociados.
Pero de nada sirven los datos acumulados en planillas, en la nube, en un pen drive o en el monitor de siembra si no se interpretan y analizan. Este registro invaluable cobra sentido si se cruza con otras variables como rendimiento, profundidad de napa o condiciones ambientales para sacar un valor agregado a esta información, y usarla como insumo para tomar mejores decisiones. Esto permitirá abrir las puertas a la dosificación variable y capturar un beneficio adicional por el hecho de hacer aplicación de insumos por ambiente, explicó Verri.
Diagnosticar para ganar eficiencia en años complicados
Una tuerca a ajustar en los tiempos que corren es la eficiencia de uso de los nutrientes, entendida como los kilos de grano producidos por unidad de nutriente aplicado. La fertilidad del suelo es el resultado de múltiples factores y procesos complejos. Por ello, para ganar eficiencia, es fundamental conocer de antemano no sólo la situación inicial del lote sino las relaciones entre los nutrientes y las diferentes fuentes que los proporcionan.
La fertilización química es el aporte de nutrientes más usado y de respuesta más inmediata, con dosis ajustadas en base a análisis de suelos y requerimientos del cultivo, entre otros. Potenciar la sinergia entre los elementos del suelo, como ocurre entre el azufre y el nitrógeno, o evitar antagonismos como el que se da entre el fósforo y zinc, es clave para sumar eficiencia, señaló el referente cordobés.
Pero en el camino a mejorar la eficiencia nutricional, la biología es una gran aliada. La diversificación de las rotaciones y la inclusión de cultivos de servicios (CS), no solo aportan nutrientes orgánicos, sino que mejoran las condiciones físicas y la biología de los suelos facilitando la biodisponibilidad de los nutrientes. Para que la incorporación de CS repercuta en un beneficio real, se deberá cuidar una relación carbono/nitrógeno óptima para no tener inmovilización de nitrógeno para el cultivo posterior. También será necesario contemplar el efecto inhibitorio que pueden llegar a tener las fertilizaciones químicas sobre los ciclos biológicos de los nutrientes, advierten los expertos.
De cara a la próxima gruesa, el productor recomendó invertir en diagnóstico y apuntar a estrategias de manejo defensivas y más eficientes, tendientes a tomar recaudos y cuidar los márgenes. En este camino, definitivamente la nutrición por ambientes tiene mucho para aportar.
Fuente: Aapresid