Jengibre y cúrcuma, dos especias orientales, están ganando adeptos entre los argentinos. Sus diversos usos, desde bebidas, ensaladas o aderezos, hicieron estallar los pedidos en los últimos años. Y Misiones es una de las pocas provincias que las está produciendo en cantidad y calidad.
Los cultivos demandan suelos fértiles y húmedos, por lo que en algunas zonas de la provincia están encontrando lugares privilegiados para su cultivo. Uno de ellos es El Soberbio, donde una cooperativa los cultiva en asociación con otras especies y destacando el cuidado agroecológico de la tierra.
Desde esa localidad se explicó que la asociación con las plantas permite incluso no depender de inversiones en instalaciones de medias sombras. El mayor público demandante de las raíces está en Buenos Aires, y aún toda la producción misionera es escasa para satisfacer la necesidad nacional. Los productores reciben por kilo hasta unos 600 pesos (en algunos lugares menos), dependiendo de los canales de comercialización. En las ciudades, en tanto, el kilo de la raíz está por encima de los 1.000 pesos.
“Como todos los cultivos, el jengibre tiene sus cuestiones complejas y sus desafíos en particular. En nuestro caso lo trabajamos con policultivos (varios mezclados) tratando de hacer una agricultura sintrópica que significa ir generando ambientes, ordenando en sustratos o en sucesión. De esta forma es como encontramos la forma de cultivarlo sin tener que agregar suplementos químicos, ni infraestructuras de medias sombras que se utiliza en otros espacios productivos”, comentó Matías Bertone, productor e integrante de la cooperativa Monte Nativa, que integra el trabajo de unas 15 familias productoras de El Soberbio.
Explicó que en la entidad tienen variedad de verduras, yerba mate, frutas y junto con el jengibre tienen también, y en mayor medida, cúrcuma. Resaltó que entre los pedidos que le hacen sus clientes, la demanda del jengibre es incesante. “Hay una demanda creciente de jengibre desde hace varios años. Así que ya este año en particular venimos viendo cómo desarrollarlo más, en la medida de lo que podemos hacer como pequeños productores. Y en este sentido nos dio resultado trabajar de esta forma sintrópica, se reduce la necesidad de riego, y la media sombra no se utiliza porque se genera una sombra natural con otras plantas como bananos o plantas nativas. Después a la salida del verano se van haciendo algunas podas para controlar el ingreso de luz hacia las plantas”.
Explicó que en general en jengibre se va cosechando hacia la salida del invierno. Aunque puede dejarse del año anterior e irse cosechando a la medida que se necesite. “La planta tiene un periodo de germinación de unos 9 meses, hasta formar la raíz. Cuando va llegando el otoño-invierno la planta va madurando. Este año con el retraso de las lluvias tuvimos que demorar podas y nos afectó la producción. Pero ya este mes, vamos a empezar a cosechar.
En el invierno la planta tira sus hojas y toda la savia se concentra hacia la raíz”. Detalló que a partir de allí “es el mejor momento para extraer la raíz y hacer tinturas, porque tiene la mayor concentración de sus componentes. El jengibre y la cúrcuma tienen compuestos que son medicinales, son los principales usos que tienen estos cultivos. Por eso es importante hacerlos de forma agroecológica para que todos esos componentes estén de sin contaminación química”.
Si bien el cultivo se vende y envía en mayor medida a Buenos Aires y otras ciudades, también tienen un puesto de venta en El Soberbio. El kilo de jengibre hoy ronda los 600 pesos (al público), aunque aclaran que el precio se puede actualizar cada 10 o 15 días.
Cúrcuma y mucha variedad
Bertone recordó que si bien los pedidos por el jengibre son incesantes, ya antes pudieron desarrollar en mayor cantidad la producción de cúrcuma. “Con la cúrcuma el año pasado tuvimos una producción que rondó los 5.000 kilos. Con el jengibre venimos creciendo pero en menor medida. Son plantas parecidas que tienen muchos usos, prácticamente se pueden adicionar a cualquier comida o bebida”, señaló. Agregó que además siempre buscan innovar con nuevos cultivos. “Estamos iniciando el cultivo de hongos comestibles, que además tienen propiedades medicinales. Los hemos hecho probar a algunos ancianos de las picadas y nos han comentado que sintieron una mejora en su salud”.
Desde la cooperativa enfatizan que con los cultivos hay una gran variedad de propuestas, que van desde porotos, café, yerba mate, flores, frutales, entre muy diversas plantas que crecen asociadamente en los terrenos. A ellos también se suman hortalizas como brócoli o el más reciente e innovador kale.
Fuente: El Territorio