Durante las últimas campañas agrícolas la evolución de la población de “chinches” ha manifestado una reducción en sus picos poblacionales (poblaciones “bajas”) y un retraso en el tiempo (antes en febrero-marzo; ahora en marzo-abril). Este comportamiento se registra en el área pampeana a pesar de la incorporación al cultivo de variedades precoces (grupos de maduración IV y V corto) que hacía suponer un anticipo en el desarrollo de la población (fin de enero-febrero). La evolución de una población de insectos y la magnitud de sus picos están determinadas por numerosos factores (climáticos, control biológico, alimentación, etc.) algunos de los cuales son poco conocidos.
Ante esa realidad del comportamiento de la plaga (población baja y tardía), algunos han descuidado el seguimiento y no se cuentan periódicamente las chinches durante los estados críticos; otros abandonan la tarea cuando los cultivos llegan a principios de madurez, pensando en que el grano ya está hecho. Esta actitud, especialmente para los productores de semillas, puede ser de gran perjuicio económico.
En el Gráfico 1 puede observarse la evolución de las “chinches” (número promedio de individuos/metro lineal de surco a 70 cm de distancia), registrada en 16 cultivares precoces de soja en un área cercana a la EEA Oliveros del INTA. Este período de seguimiento corresponde a la maduración de los granos y el conteo se realizó con el método del paño vertical (Gamundi, 1995).
Para el destino comercial como grano, la población no alcanzó el UT, pero si hubiese sido para cosecha de semilla sí, aunque el pico poblacional manifiesta una corta permanencia.
Es necesario considerar que las ninfas grandes no emigran del lote hasta que alcanzan el estado adulto y su actividad está muy asociada con las temperaturas. Si las éstas disminuyen notablemente, los adultos abandonan el cultivo en busca de refugios; de lo contrario permanecen hasta que ello suceda.
El daño económico del complejo de chinches fitófagas (Nezara viridula, Piezodorus guildinii, Edessa meditabunda y Dichelops furcatus) está asociado a tres aspectos:
Nivel poblacional de los adultos y ninfas grandes (más de 0,5 cm) que supere los Umbrales de Tratamiento (UT) recomendados y tolerables por el cultivo (según estado de desarrollo y ambiente productivo).
El estado de desarrollo del cultivo (más o menos crítico según el destino final de la producción).
La toma de decisión en la tarea de seguimiento de la plaga a campo, es decir: el control oportuno con insecticidas cuando corresponda hacerlo.
Una población superior al UT no controlada oportunamente puede provocar diferentes tipos de daños por su acción sobre los granos de soja:
Disminución del número de granos y/o del peso individual de los mismos con la consiguiente reducción del rendimiento final del cultivo.
“Marcado” de los granos que, al ser comercializados como tales, son considerados visualmente como granos dañados.
Granos “pinchados” que, si bien muchas veces no se detectan visualmente, tienen su calidad como simiente deteriorada.
El primer tipo de daño es característico durante las etapas de fructificación y llenado de las semillas (estados de desarrollo R4, R5 y R6). El segundo y el tercero suelen ser provocados durante la etapa final del llenado y la maduración (R6 máximo volumen, R7 y R8).
Para determinar la calidad de la semilla de soja en forma precisa y rápida, existe un método denominado Prueba de Tetrazolio (ver en esta publicación: “Tetrazolio, poderosa herramienta de diagnóstico de calidad en soja”). Uno de los daños que puede identificar el analista de calidad a través del mismo, es el provocado por las chinches.
Durante los primeros 9 meses del corriente año se recibieron 157 muestras de semilla de soja de 23 variedades distintas en el Laboratorio de Análisis de Semillas de la Asociación Cooperadora de la EEA Oliveros del INTA. Las muestran provinieron de semilleros de la zona y productores en general, para la determinación de la calidad de los lotes de semillas por medio de la Prueba de Tetrazolio.
En el Cuadro 1 se muestran los valores promedio, máximos y mínimos del potencial de germinación y el vigor, los desvíos estándares (DS) y los tres tipos de daños que detecta la prueba. Estos datos, obtenidos de los análisis realizados, nos permiten diagnosticar la calidad de semillas esperada para la campaña 2000/2001 y las causas de su deterioro (ver en esta publicación: “Recomendaciones para la campaña de siembra de soja 2000/2001).
Cuadro 1: Resultados de la Prueba de Tetrazolio en semillas de soja. Ciclo 2000/01.
Laboratorio de la Asociación Cooperadora EEA INTA Oliveros.
Este año, como en los anteriores, el daño producido a la semilla por humedad (condiciones ambientales) durante el período de almacenamiento de la semilla en la chaucha a campo, es el de mayor importancia y es la principal causa de pérdida de germinación y vigor. Este tipo de daño es sobre el que menos podemos influir o disminuir ya que depende fundamentalmente de las condiciones climáticas de la zona desde la madurez fisiológica de la semilla hasta madurez de cosecha. El valor máximo del de daño fue muy elevado y esto se relaciona con el bajo valor de potencial de germinación obtenido para los lotes analizados, pudiendo ser la principal causa de deterioro de semillas.
En segundo lugar en importancia y en valores muy cercanos al anterior se presentó el daño denominado mecánico; éste puede ser atenuado con la regulación de la cosechadora para las condiciones de cosecha y un manipuleo cuidadoso en post-cosecha.
El tercer lugar corresponde al daño en las semillas producido por el “ataque” o “picaduras” de las chinches.
Considerando una clasificación de restricciones según el daño a las semillas (De Barros et al., 1988), los valores obtenidos pueden ser agrupados según lo muestra el Cuadro 2.
Cuadro 2. Número de lotes clasificados según restricciones por daño. Análisis por Prueba de Tetrazolio en el Laboratorio de Semillas de la Asociación Cooperadora EEA INTA Oliveros.
Si bien el daño provocado por chinches fue el menos registrado en el análisis de la calidad de las semillas, casi la mitad de los lotes (48 %) presentaban daños superiores al 7 %, situación que los califica con restricciones, lo que significa una simiente con limitaciones para germinar, extremar los cuidados durante el almacenaje hasta su utilización en la siembra para evitar disminuir su calidad y durante la siembra misma.
De los 3 factores de deterioro de la calidad de las semillas, el daño por “chinches” es el más controlable, y debería ser evitado, si bien es el que requiere la mayor dedicación, por lo menos en mano de obra calificada para el seguimiento de la plaga en el campo.
Recomendaciones
Mantener la actividad de seguimiento de las chinches en los cultivos hasta la cosecha, especialmente en los destinados a producción de semillas, ajustando la periodicidad de los muestreos al nivel poblacional determinado.
Utilizar el paño vertical como método de muestreo, por su comprobada eficacia en la captura de chinches en cultivos con siembra directa y en espaciamientos menores a 70 cm entre surcos.
Analizar la calidad de los granos como simientes por el método de Tetrazolio, inmediatamente después de la cosecha para la clasificación de los lotes. También se puede anticipar este control en la precosecha a fin de ajustar aún más el conocimiento de la calidad de la futura semilla.
Referencias bibliográficas.
De Barros, F. N.; Pereyra, L.A.G.; Pereyra Da Costa, N.; Kryzanowski, F.C. y Henning, A.A. 1988. “Metodología do teste de tetrazolio em semente de soja”. EMBRAPA, CNP Soja, Londrina. Pag. 34.
Gamundi, J.C. 1995. “Evaluación de técnicas de muestreo de insectos plaga y depredadores en cultivos de soja con diferentes sistemas de siembra y labranza. Primer Congreso Nacional de Soja y Segunda Reunión Nacional de Oleaginosos. Pergamino (BA), Argentina. Pág. 43-50.
Por Massaro, R.A. 1; Arango, M. R. 2; Craviotto, R.M 2 y Rullo, M.E.3