En un año atípico desde lo macroeconómico y lo climático, parece un buen ejercicio analizar el segundo semestre en el sector de ganados y carnes.
La continua emisión monetaria erosiona el poder adquisitivo de los ingresos de los argentinos y, por lo tanto, la demanda decrece a medida que acelera la inflación. Cae el consumo de alimentos y bebidas y, por supuesto, cae la demanda de carne vacuna.
Simultáneamente, se prolonga la sequía en grandes zonas ganaderas y esto obliga a los productores a vender animales sin la terminación adecuada o lleva a alimentarlos a corral aumentando la oferta. Este es el motivo por el cuál en los últimos tres meses el precio de la hacienda cayó más de 3%.
Con estos elementos podemos intentar hacer un pronóstico para el próximo semestre, el que estará supeditado a la prolongación o no de la sequía.
Estimamos que si el clima no se modifica, tendremos una oferta sostenida y estabilidad de precios hasta unos treinta días posteriores a la primera lluvia de más de 50 milímetros. Porque como se dice en el campo, cuando llueve es sólo agua, el pasto hay que esperarlo por lo menos un mes.
A partir de ese momento es muy posible que, como casi siempre ocurre en el mercado de la carne, el precio tenga un aumento brusco para compensar los meses de precios ‘estables’ en una economía con muy alta inflación.
En junio de 2022 se faenaron 1,133 millones de cabezas de hacienda vacuna. Si bien esto representó una leve baja con relación a mayo, en términos interanuales la faena continuó subiendo. De esta forma, en el segundo trimestre del año se registró la primera recuperación del nivel de actividad sectorial, luego de siete trimestres consecutivos de caída.
La menor zafra de terneros provocada por la liquidación de vientres de 2019-2020 y el impacto de la sequía que extendió el ciclo de engorde del rodeo, debido a la reaparición de la recría a campo, fueron compensados por las mayores ventas de vacas, explicadas porque se está comparando con una base inferior a la ‘normal’, a raíz de las restricciones a las exportaciones que impuso el gobierno nacional en abril del año pasado. Todo esto quedó reflejado en una elevada participación de las hembras en la faena total en los últimos tres meses.
Del lado de los machos, se destacó la contracción de 9,1% anual de la faena de novillitos. Hubo mayores faenas de novillos y de toros, pero no llegaron a compensar la caída de la principal categoría de animales. En consecuencia, el total de machos faenados quedó 4,1% por debajo del nivel registrado en junio de 2021.
A la inversa, la faena de hembras volvió a crecer en junio pasado. El total faenado resultó 15,2% mayor al de junio de 2021. En particular, esto fue totalmente explicado por un incremento de 37,8% anual de la faena de vacas. En cambio, la faena de vaquillonas registró una suba de apenas 0,3% anual.
En función de lo anterior, en el sexto mes del año la participación de las hembras en la faena total llegó a 46,8%.
Cuando se considera el primer semestre de 2022, la industria frigorífica faenó un total de 6,484 millones de vacunos, es decir 2,1% más que en enero-junio del año pasado.
En lo que respecta a la producción de carne vacuna, en junio de 2022 equivalió a 265 mil toneladas res con hueso (tn r/c/h). En relación a mayo experimentó una leve caída (-1,3%), debido a que la menor faena fue parcialmente compensada por el mayor peso promedio en el gancho de los animales faenados.
En el primer semestre de 2022 la mayor faena de animales y el incremento del peso promedio en gancho hicieron que la producción de carne vacuna equivaliera a 1,495 millones de tn r/c/h. Este volumen resultó 3,7% mayor al registrado en enero-junio del año pasado.
Según nuestras estimaciones, el total exportado de carne vacuna ascendió a 422,5 mil tn r/c/h en la primera mitad del año y resultó 1,0% superior al registrado en igual lapso de 2021.
Por su parte, el mercado interno absorbió 1,073 millones de tn r/c/h de carne vacuna en lo que transcurrió del año. En términos interanuales se observó una recuperación de 4,7% anual.
En lo que respecta al consumo de carne vacuna por habitante, en junio del corriente año el promedio móvil de los últimos doce meses se ubicó en 47,4 kg/hab/año, lo que significó un incremento de 0,7% con relación a doce meses atrás (+0,3 kg/hab/año).
Luego de tres meses de fuertes subas, incluso superiores al ritmo de aumento del nivel general del Índice de Precios al Consumidor (IPC) del Gran Buenos Aires, durante junio los precios de los principales cortes vacunos ‘se tomaron un respiro’. En este proceso podría haber contribuido el valor de la hacienda en pie, que en el bimestre mayo-junio acumuló una retracción de 3,6%.
En el sexto mes del año el nivel general del IPC-GBA elaborado por el INDEC subió 5,5% con relación a mayo, alcanzando un alza de 65% en comparación con junio de 2021. Tal como lo señalamos en el Informe anterior, los valores interanuales de los últimos dos meses son los más altos de los últimos treinta años.
Entre mayo y junio de 2022 el precio del kilo de asado registró un incremento de apenas 0,2% mensual. Cuadril y nalga tuvieron subas de precios de 0,3% mensual y la paleta hizo lo propio en 1,1%, en tanto que la carne picada común registró un alza de 3,3% mensual. Fue la caja de hamburguesas congeladas la que siguió destacándose, con un aumento de 16,1% mensual (tercer mes consecutivo con suba de dos dígitos mensuales). Esto se dio tras varios meses en los cuales subió a un ritmo muy inferior al de los principales cortes vacunos, aunque ya con esta suba más que equiparó la dinámica de estos últimos.
Por su parte, el precio del pollo entero continuó subiendo a un ritmo elevado en junio, que fue de 6,2%, si bien por segundo mes consecutivo bajó la velocidad del mismo.
Con estos guarismos, en el último año los precios de los cortes cárnicos que incluye el IPC-GBA pasaron a aumentar a un ritmo menor al del nivel general, siendo las hamburguesas congeladas nuevamente la excepción, ya que quedaron por encima del mismo. El precio del kilo de asado subió 58,4% entre junio de 2021 y junio de 2022, el de la carne picada aumentó 60,5%, el de la paleta, 54,8%, el del cuadril, 58,6%, y el de la nalga, 60,2%. Y en el caso del precio del pollo, la suba fue mayor aún, ubicándose en 87,2% anual.
No obstante ello, cuando se extiende el período de análisis y se compara con los niveles vigentes en febrero de 2020, es decir pre ‘cuarentena’, surge que el valor por kilogramo de los cortes vacunos que mide el INDEC en el GBA aumentó 3,4 veces, quedando por encima de la evolución del nivel general del IPC, que subió 2,7 veces en este lapso de tiempo.
INDICADORES ECONÓMICOS SECTORIALES:
FAENA Y PRODUCCIÓN DE CARNE:
En junio de 2022 se faenaron 1,133 millones de cabezas de hacienda vacuna. Si bien esto representó una leve baja con relación a mayo, en términos interanuales la faena continuó subiendo. De esta forma, en el segundo trimestre del año se registró la primera recuperación del nivel de actividad sectorial, luego de siete trimestres consecutivos de caída.
La menor zafra de terneros provocada por la liquidación de vientres de 2019-2020 y el impacto de la sequía que extendió el ciclo de engorde del rodeo, debido a la reaparición de la recría a campo, fueron compensados por las mayores ventas de vacas, explicadas porque se está comparando con una base inferior a la ‘normal’, a raíz de las restricciones a las exportaciones que impuso el gobierno nacional en abril del año pasado. Todo esto quedó reflejado en una elevada participación de las hembras en la faena total en los últimos tres meses.
La industria frigorífica vacuna sacrificó 1,133 millones de cabezas en el sexto mes del año. En comparación con mayo se observó una retracción de 2,2%, mientras que al contrastar con igual mes de 2021 se verificó una suba de 4,0%. Puesto en una perspectiva histórica, el nivel de actividad del último mes se ubicó en el puesto 11º entre los últimos cuarenta y tres junios, al tiempo que resultó 5,8% superior al promedio de los junios de 1980-2021.
Del lado de los machos, se destacó la contracción de 9,1% anual de la faena de novillitos, totalizando 472,1 mil cabezas faenadas (-47,5 mil cabezas). Hubo mayores faenas de novillos y de toros, pero no llegaron a compensar la caída de la principal categoría de animales. En consecuencia, el total de machos faenados fue de 602,8 mil cabezas, quedando 4,1% por debajo del nivel registrado en junio de 2021.
A la inversa, la faena de hembras volvió a crecer en junio pasado, debido a la baja base de comparación que generó el gobierno nacional con las restricciones de exportación establecidas en abril del año pasado. El total faenado fue de 530,0 mil cabezas, número que resultó 15,2% mayor al de junio de 2021. En particular, esto fue totalmente explicado por un incremento de 37,8% anual de la faena de vacas, que retornó a un total de 251,2 mil cabezas, que fue la categoría afectada por las medidas señaladas más arriba (+68,9 mil cabezas). En cambio, la faena de vaquillonas registró una suba de apenas 0,3% anual.
En función de lo anterior, en el sexto mes del año la participación de las hembras en la faena total llegó a 46,8%, marcando el 8º junio más elevado entre los últimos treinta y tres junios. En la comparación interanual se observó una suba de 4,6 puntos porcentuales, debido a la atípica (baja) ratio que generó el gobierno nacional con las medidas ya referidas.
Durante el segundo trimestre del año la faena de hacienda vacuna sumó 3,34 millones de cabezas, superando en 5,4% el nivel de actividad de abril-junio de 2021 (172,7 mil cabezas). Fue la primera recuperación luego de siete trimestres consecutivos de caída. Mientras que la faena de machos se incrementó 1,7% anual (+29,6 mil cabezas), la de hembras mostró una recuperación de 10,2% interanual (+143,1 mil cabezas), a raíz de los motivos referidos en los párrafos anteriores. Entre los machos se destacó la contracción de la faena de novillitos (-3,1% anual) y entre las hembras la suba de la faena de vacas (+26,4% anual) y la retracción de la faena de vaquillonas (-1,9% anual). Todo esto hizo que la ratio entre las faenas de hembras y total se ubicara en 47,1% en el segundo cuarto del año, superando en dos puntos porcentuales al registro de abril-junio de 2021.
Cuando se considera el primer semestre de 2022, la industria frigorífica faenó un total de 6,484 millones de vacunos, es decir 2,1% más que en enero-junio del año pasado (+132,5 mil cabezas). Al colocar este guarismo en la perspectiva histórica se confirma que la evolución sectorial durante el segundo trimestre del año fue puntual y atípica, explicada por las distorsiones que generó el gobierno nacional con la decisión de restringir las exportaciones de cortes provenientes de vaca en abril de 2021. Mientras que mayo y junio de 2022 ocuparon los puestos 6º y 11º al ordenar de mayor a menor los niveles de actividad sectorial para los meses respectivos de 1980 a 2022, la faena del primer semestre del año se ubicó en el puesto Nº 21 de los últimos cuarenta y tres años y además fue sólo 0,8% mayor al promedio de las faenas de los primeros seis meses de 1980 a 2021.
En la primera mitad del año se faenaron 3,49 millones de machos, igualando el total sacrificado en enero-junio de 2021. En tanto, la faena de hembras totalizó 2,99 millones de cabezas, es decir 4,5% más en la comparación interanual. De esta manera, la importancia de las hembras en la faena total llegó a 46,2%. La desagregación confirmó las bajas de las faenas de novillitos y vaquillonas en relación a enero-junio de 2021 (-2,3% y -2,5%, respectivamente), producto de la fase contractiva del ciclo ganadero correspondiente al período septiembre 2018-julio 2020 y de la extensión del período de engorde generado por las últimas sequías, que llevaron a recriar animales a campo. A la inversa, la faena de vacas subió 15,3% anual, la de novillos aumentó 12,4% y la de toros hizo lo propio en 12,0%.
En lo que respecta a la producción de carne vacuna, en junio de 2022 equivalió a 265 mil toneladas res con hueso (tn r/c/h). En relación a mayo experimentó una leve caída (-1,3%), debido a que la menor faena fue parcialmente compensada por el mayor peso promedio en el gancho de los animales faenados. En tanto, al comparar con junio de 2021 se observó un incremento de 4,6% anual, donde se combinaron el mayor número de cabezas con una leve mejora del peso promedio del animal faenado. Y al colocarla en la perspectiva histórica, la producción de carne vacuna del último mes se mantuvo en el puesto Nº 3 entre los últimos 33 junios.
En el primer semestre de 2022 la mayor faena de animales y el incremento del peso promedio en gancho hicieron que la producción de carne vacuna equivaliera a 1,495 millones de tn r/c/h. Este volumen resultó 3,7% mayor al registrado en enero-junio del año pasado y 8,4% superior al promedio de los primeros semestres de 1990 a 2021, ubicándose en el 6º puesto entre los últimos treinta tres años.
CONSUMO INTERNO:
En el primer semestre de 2022 la producción de carne vacuna sumó un total de 1,495 millones de tn r/c/h. En relación a enero-junio del año anterior el volumen producido experimentó un incremento de 3,7%, que puesto en términos absolutos fue equivalente a 52,3 mil tn r/c/h.
Según nuestras estimaciones, el total exportado de carne vacuna ascendió a 422,5 mil tn r/c/h en la primera mitad del año y resultó 1,0% superior al registrado en igual lapso de 2021. Este volumen representó 28,3% del total producido.
Por su parte, el mercado interno absorbió 1,073 millones de tn r/c/h de carne vacuna en lo que transcurrió del año. En términos interanuales se observó una recuperación de 4,7% anual (+48,0 mil tn r/c/h).
En lo que respecta al consumo de carne vacuna por habitante, en junio del corriente año el promedio móvil de los últimos doce meses se ubicó en 47,4 kg/hab/año, lo que significó un incremento de 0,7% con relación a doce meses atrás (+0,3 kg/hab/año). Tal como lo establecimos en el Informe anterior, esta leve recuperación se explicó por los niveles de actividad, exportación y consumo interno atípicos que se observaron durante el segundo trimestre de 2021, a raíz de la decisión del gobierno nacional de restringir las exportaciones de cortes de vacas, lo que afectó la normal operatoria de la industria frigorífica.