Con la llegada de las vacunas se relajó la situación sanitaria iniciada con la pandemia en 2020. Sin embargo, la preocupación a nivel mundial ahora está puesta en el recrudecimiento de la inflación. Este escenario no le es novedoso a Argentina, que hace más de una década mantiene una inflación de dos dígitos, pero sí expone la falta de compromiso en la lucha contra la inflación.
La crisis del petróleo en los 70’ dio lugar a la inflación como evento mundial. Durante la década siguiente el problema se solucionó para una amplia mayoría de países y, desde entonces, quedó en el recuerdo como un antiguo problema global. Con la llegada de la pandemia en 2020, eso cambió. Inicialmente, se instauraron paquetes de asistencia monetaria en todo el mundo, en búsqueda de aliviar la situación presupuestaria de familias perdiendo sus empleos. Para 2021, la demanda global se recuperó por completo, al mismo tiempo que se vio limitada la oferta de productos por las restricciones a la movilidad y cuellos de botella en las cadenas de suministros a nivel mundial. A esta tensa coyuntura se le adicionó la guerra en Ucrania, que contrajo aún más la disponibilidad de materias primas, llevando a aumentos de precios en los alimentos y la energía.
Esta combinación de demanda recuperada con estrangulamientos de oferta revivió a la inflación como fenómeno, y el contexto de guerra, con su impacto en dos precios claves de la economía, terminó de acelerar los precios. En economías desarrolladas la inflación pasó de promediar el 1% entre 2014 y 2020, al 5% en 2022. Estados Unidos, por ejemplo, tiene una inflación del 8,6%, la más elevada desde 1981. Al mismo tiempo, mientras que en 2014 solo 6 de cada 100 países tenían una inflación superior al 10%, en 2022 esta proporción se triplicó a 18 países de cada 100.
Si bien Argentina no está exenta de que el contexto internacional se traslade parcialmente al plano local mediante la inflación importada de comprar bienes y servicios en el exterior, no se puede negar que la frágil situación actual es eminentemente criolla. Los factores que empujan a la suba de los precios en el mundo eventualmente se disiparán y las economías mundiales, sin historia inflacionaria, regresarán a tasas de inflación controladas.
No obstante, la inflación argentina lejos está de ser un fenómeno coyuntural. Desde 2012 el país produce los mismos bienes, pero multiplicó por 22 la cantidad de billetes. No es sorpresa que en ese periodo los precios hayan subido 20 veces. Esto, claro está que no se da así en el resto de los países del mundo. Un argumento comúnmente escuchado es que en Argentina faltan políticas de Estado. Pero en Argentina si hay una política de Estado. La diferencia es que mientras que a nivel mundial la política de Estado es bajar la inflación, la nuestra es prometer desde el Estado más de lo que la economía puede dar.
Fuente: Idesa