Este lunes, ha sido una jornada sin mercados en EE.UU. Es el día de la Independencia.
Por fortuna ha sido así. Porque de haber constuído un día “normal”, acá la anormalidad habría sido peor.
La incertidumbre no ha sido exactamente ello. Más bien, miedo.
No sabemos a dónde vamos. Caminamos sin dirección.
La designación de Silvia Batakis un alfil de Wado de Pedro, no ha despejado el rumbo.
No se trata de neblina, estamos inmersos en la oscuridad.
Es increíble pero es así. Cerca del mediodía del lunes todavía no había asumido la nueva ministra. En medio del temor y la desesperación de los privados, se demoraba la asunción.
Ello da una idea de la falta de consensos en el gobierno. ¿Quién tiene la última palabra?
Si no se sabe quién, difícilmente se pueda dirigir. Corrijamos: difícil, no; imposible.
Con tal cuadro, lógicamente al mediodía del lunes la bolsa de Buenos Aires, si se mide en dólares CCL, se ubicaba en US$309. Si se comparan fechas, se advierte más claramente la gravedad del cuadro: en noviembre de 2017, llegó a más de USD 1.700.
En tanto, el tipo de cambio oficial mayorista, valor de referencia para el mercado exterior y un precio regulado por el Banco Central (BCRA), giraba en torno $126.
La brecha con el dólar “libre” se ubicaba por encima del 100%.
Pese a todo lo que viene sucediendo con el tipo de cambio, gente como Batakis ha afirmado que las retenciones (DEX) son imprescindibles.
Miremos al pasado reciente. En un reportaje, sostenía que las retenciones cumplen un papel de “estímulos para la buena utilización de las tierras que terminan agotándose con el monocultivo como es la soja”.
Y agregaba: “las retenciones sirven para que el Estado nacional tenga dólares para cuando eventualmente tiene que hacer pagos de su propia deuda”.
Se nota claramente que nació en Tierra del Fuego. Se nota que adolece de los conocimientos básicos para la conducción de la economía de un país de base agrícola.
Sin embargo, fue ministra de Economía de Buenos Aires, una provincia eminentemente agrícola.
¿Será acertada la publicación en Twitter de uno de los principales grupos de acreedores que adhirió al canje de deuda en 2020? El Exchange Bondholders Group acaba de escribir:
“Cuando se está incendiando la casa, en general es mejor llamar a los bomberos que a un piromaníaco, ¿no?”.
En síntesis, si bien es prematuro establecer conclusiones sobre el futuro inmediato, resulta razonable pensar que, prima facie, esta designación no augura buenos tiempos para el agro.
Sin embargo, nadie tiene la bola de cristal. La esperanza no se pierde.