un encuentro organizado por el American Peanut Council (Consejo Americano del Maní), que este año tuvo lugar del 27 al 29 de abril en Budapest (Hungría).
Se trata de una feria que reúne a los principales actores del comercio global: tanto los productores como los compradores, quienes presentan sus previsiones de oferta y demanda del alimento, a la vez que hay numerosas oportunidades para hacer networking y realizar reuniones de negocios.
En ese contexto, en el panel sobre suministro mundial, el vicepresidente de la Cámara Argentina del Maní (CAM), Diego Yabes, fue el encargado de dar a conocer la estimación de producción en nuestro país.
Según los últimos datos relevados por la CAM entre sus empresas asociadas, la siembra 2021/22 se redujo 5,2%, de 417.000 hectáreas a 395.000; y el rendimiento promedio se calcula con una caída del 11,5%, de 2,61 toneladas por hectárea en el ciclo pasado a 2,3 toneladas en el actual.
El resultado es una caída estimada en la cosecha del 17%, con una producción total de 894.873 toneladas (en grano), cuando hace un año fueron 1.077.737 toneladas.
Así, sumando las 45.000 toneladas que quedaron en stock de la última campaña, la producción argentina se ubicará en casi 940.000 toneladas, la más baja en al menos cuatro años.
Por ese motivo, las exportaciones también se proyectan con una baja del 16%, desde las 727.680 toneladas de la temporada anterior, a las 611.873 estimadas ahora.
Muchos problemas
El principal obstáculo que ha tenido la producción manisera de la presente campaña fue el clima. En primer término, la sequía que asoló a la zona centro de Córdoba durante el verano, en el marco de la presencia del fenómeno La Niña. Pero después también se vio perjudicada por una serie de fuertes heladas tempranas que ocurrieron entre el 30 de marzo y el 1° de abril.
“Fue la helada más temprana en toda la historia del maní. Nos provocó un daño muy grande porque cortó gran parte del ciclo de muchas hectáreas que estaban en una etapa clave de desarrollo. Afectó no menos de entre 70% y 80% del área, en distinta gravedad”, indicó Yabes.
Un problema adicional es que, lejos de lo que ha sucedido con los precios de las commodities, el maní no aumentó su cotización internacional, sino todo lo contrario. “El 50% de lo que Brasil vendía, era a Ucrania y Rusia. Al no poder comercializar allí, esa oferta se derivó a otros destinos y bajó los precios globales”, explicó Yabes.
Pero a la vez, la crisis global ha incrementado los costos de insumos muy importantes para las empresas alimenticias y Europa –principal comprador del maní argentino– está viviendo índices inflacionarios inéditos, lo que “demora todas las decisiones de compra; no ayuda a que el mercado esté fluido y los precios se recuperen”, advirtió Yabes.
Asimismo, continúa la incertidumbre por los inconvenientes logísticos globales que mantienen altos los valores de los fletes.
De acuerdo con el directivo de la CAM, es un “cocktail negativo” para el sector, y un alivio a este panorama podría provenir por parte de una decisión del Gobierno nacional de eliminar las retenciones que paga el maní.
“Estamos en una situación muy complicada y competimos contra orígenes que no tienen derechos de exportación. Si bien el año pasado las alícuotas se redujeron, seguimos teniendo una desventaja competitiva con respecto al resto de los destinos que pueden vender más barato. Por eso, reiteramos el pedido de eliminar las retenciones para nuestra economía regional”, subrayó Yabes.
Sobre este punto, agregó que ante la suba de los commodities como la soja, el costo de alquilar campos para producir se ha disparado y eso configura otro frente negativo para la cadena. “Bajo este panorama, las perspectivas para la próxima siembra son preocupantes: con los costos tan altos, los precios no dan”, resumió.