Lo preocupante es que esta apreciación es artificial ya que surge de las intervenciones discrecionales del Banco Central en el mercado. La autoridad monetaria endureció el cepo cambiario y utilizó las reservas internacionales para mantener un tipo de cambio artificialmente bajo. Como resultado, las reservas internacionales propias del BCRA cayeron desde US$ 13.259 millones en diciembre del 2019 a US$ 76 millones en marzo de este año (tras lo cual fueron reforzadas por los desembolsos del FMI).
Desde el 10 de diciembre del 2019, las intervenciones del Banco Central en el mercado de cambios hicieron que el tipo de cambio oficial subiese muy por debajo de la inflación. El dólar oficial aumentó 91,9%, mientras que la inflación en ese período fue de 138,5%. El tipo de cambio no regulado tuvo un incremento de 188,6%, dando cuenta de las distorsiones que ha introducido el Banco Central en el mercado oficial.
Los economistas sostienen que esta política no es sostenible en el tiempo. Por eso es que las restricciones de acceso a divisas al tipo de cambio oficial se han endurecido y afectan cada vez más a los sectores productivos. Y también el BCRA ha acelerado el ritmo de ajuste del tipo de cambio oficial; en el segundo semestre del año pasado (año electoral) la devaluación del dólar oficial promedió un 1,1% mensual, mientras que desde enero se aumentó el ritmo hasta alcanzar un 3% mensual en marzo de este año y en abril terminará superando ese umbral.
Diego Piccardo, Economista de la Fundación Libertad y Progreso, señala que "No hay margen para seguir apreciando artificialmente al tipo de cambio ya que el colchón que había para hacerlo se esfumó en el Plan platita electoral del 2021. Ahora llegó la hora de pagar la fiesta con una aceleración en el ritmo del crawling peg que emparde, aunque sea la tasa de inflación. Lo crítico de la situación es que este acomodamiento gradual del dólar se da en simultáneo con otros ajustes de precios regulados como son las tarifas, combustibles, y precios congelados que se mantuvieron pisados en el segundo semestre del año anterior".
Además, el economista agrega que "la situación política tampoco ayuda. El actual ministro Guzmán no tiene apoyo político de su partido para encarar un ajuste fiscal con credibilidad.
Esto se ve claramente con el tema tarifario en donde los funcionarios que responde a Cristina Kirchner le ponen palos en la rueda a su superior. Teniendo en cuenta que para cumplir con la meta fiscal del FMI es necesario (no suficiente) un ajuste de tarifas, el panorama luce desalentador en cuánto al cumplimiento de dicha meta".
Eugenio Marí, Economista Jefe de la Fundación Libertad y Progreso, dijo que "desde el gobierno está habiendo cada vez más intervencionismo sin resultados. Intentan controlar el tipo de cambio, los precios, las cantidades que se exportan y se importan. Pero todo el sistema está destinado a no funcionar, ya que ninguna de esas variables es definida exclusivamente por el Estado. El gran problema es que esa política económica genera costos para todos los argentinos, desincentiva la producción y la inversión. Lo que se traduce en trabajadores menos productivos y mayor pobreza".
Solo con un plan de reformas estructurales se logrará una fuerte recuperación de la inversión privada en un marco de reglas que promuevan la competitividad y la confianza.
Esto nos sacará de la crisis, transformando el círculo vicioso de la pobreza y el desequilibrio fiscal, en un círculo virtuoso que impulse un desarrollo sostenido con estabilidad monetaria.
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Fuente: Fundación Libertad y Progreso