El cultivo de cebada en la Argentina se ubica en el tercer lugar de importancia en la producción de cereales, por debajo del maíz y el trigo. Aunque la mayoría de las variedades que se multiplican están adaptadas a las producciones de la zona núcleo del país, recientemente el programa de mejoramiento de cereales del INTA Esquel –Chubut–, seleccionó una nueva variedad de cebada con alto potencial para la región patagónica.
La cebada Patagónica INTA es una variedad que se multiplicó en la Cooperativa Semillera del INTA Esquel y se evaluó en forma conjunta entre las agencias de extensión rural del INTA en Trevelin, El Hoyo y El Bolsón. Se trata de una variedad destacada por una alta producción de materia seca y un gran rendimiento de grano.
“Tomamos el desafío de generar un semillero de cereales porque no hay en toda la Patagonia. Sería el primer semillero de cereales con el objetivo de multiplicar y obtener variedades adaptadas para toda la región”, explicó Walter Matthiess, profesional del INTA Trevelin, y señaló que esta cebada es el primer material multiplicado en la zona que ya se está comercializando a través de distintos distribuidores.
De acuerdo con Matthiess, los rendimientos del grano de esta cebada son superiores a los de los testigos comerciales y se demostró que tiene un alto potencial para la zona. Se trata de una cebada de ciclo intermedio largo (similar a la variedad Andreia) ideal para la producción de reservas forrajeras, debido a que posee mayores valores de digestibilidad de fibra que el trigo y la avena.
“Trabajar con esta variedad puede llegar a ser muy interesante”, manifestó Wenceslao Adrion, productor de la chacra y tambo orgánico “Humus de la Montaña” de El Bolsón, y agregó: “A mí me interesa sumar este nuevo cereal por los rindes y la producción en materia de energía para alimentar a los animales. Será un desafío lograr que esta variedad se instale y pueda llegar a ser una nueva reemplazante de otras ya conocidas y utilizadas en el tiempo”.
Asimismo, esta variedad tiene excelente calidad cervecera y cualidades malteras evaluadas mediante análisis de laboratorio que anticiparon el buen comportamiento de la malta a la hora de preparar el mosto y evitar problemas de proceso.
Para Lila Tognetti, productora de la Alazana Whisky, la cebada patagónica arrojó buenos resultados en la elaboración de sus productos: “Nosotros necesitamos que cada cebada que utilicemos sea de una calidad determinada para que el malteo sea bueno. Hasta ahora, esta cebada respondió muy bien, se hidrata, germina muy pareja y esas son condiciones primordiales para nuestra producción”.
Otro aspecto destacable de esta nueva variedad es la posibilidad de adquirir las semillas en distribuidoras locales. Según Gustavo Salvador, profesional del INTA Esquel, contar con insumos de producción local permite generar una economía circular con productos típicos o con características propias e identitarias de la zona. Además, Salvador destacó que: “estos insumos agregan valor a los productos en origen, fomentan el trabajo dentro de las mismas comunidades y se disminuye la huella de carbono porque se evita el traslado de una semilla o un producto que puede llegar a recorrer hasta 2.000 kilómetros para llegar a la Patagonia”.
El trabajo con esta nueva variedad se complementó con las evaluaciones que realizaron bajo otras condiciones de cultivo a menor escala y con un esquema de producción orgánica –libre de insumos químicos– realizadas por el INTA El Bolsón. Al respecto, Andrea Cardozo, jefa de esa unidad del INTA, señaló: “Logramos una articulación virtuosa entre los equipos de trabajo del INTA en Patagonia Norte y de Patagonia Sur. Creemos que es necesario apuntar a integrarnos con otras cadenas productivas vinculadas a la industria cervecera para hacer algo distinto que tenga esa impronta patagónica”.
De acuerdo con Cardozo, aunque la adopción por parte de los productores es muy incipiente, esta temporada aumentó la demanda por conocer el desarrollo de esta variedad en la Comarca Andina del paralelo 42.