El diálogo “Políticas Sociales: balance de las respuestas en un escenario de emergencia” se realizó en la cúpula del Centro Cultural Kirchner (CCK), contó con más de un centenar de asistentes y surgió a raíz de analizar la emergencia social y sanitaria que trajo aparejada la pandemia Covid-19, lo que produjo que, a partir de marzo de 2020, la Prestación Alimentar se convierta en un instrumento de política pública que garantizara el acceso a los alimentos de las familias en situación de vulnerabilidad y especialmente de los hogares con niños y niñas hasta 14 años de edad, alcanzando en 2021 a un total de 4.082.796 destinatarios.
“La situación alimentaria no está resuelta todavía y seguimos sosteniendo a esas familias, pero es importante marcar que estamos avanzando en un camino de recuperación económica y esa recuperación es de la mano de la producción y el trabajo”, además dijo que “por eso avanzamos en la ampliación y construcción de Espacios de Primera Infancia, financiamiento de unidades productivas, obras en barrios populares, Mi Pieza o Mejor Barrio, para construir playones multideportivos”, expresó el ministro de Desarrollo Social de la Nación, Juan Zabaleta.
“Estamos trabajando en asistencia a comedores escolares en todo el país. Aseguramos el almuerzo y merienda de más de 2 millones de niños y niñas en escuelas de Buenos Aires, con una inversión de 16 mil millones de pesos para seguir asegurándoles ese mundo alimentario. Y este es el camino por seguir ampliando, para acabar con la desigualdad. En esto, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) nos permite llevar adelante convenios de alimentos y asistencia alimentaria en colaboración con iglesias, municipios y provincias”, agregó Zabaleta.
De la jornada de debate participaron como expositores el especialista en Inclusión Social y Monitoreo de UNICEF Argentina, Sebastián Waisgrais; la responsable de Sistemas Agroalimentarios Sostenibles en FAO Argentina, Elizabeth Kleiman; la investigadora del Observatorio de la Deuda Social de la UCA, Ianina Tuñón; y el secretario de Niñez, Adolescencia y Familia, Gabriel Lerner. El panel estuvo moderado por la presidenta del Consejo Nacional de Coordinación de Políticas Sociales (CNCPS), Marisol Merquel.
Los estudios realizados por la UCA, UNICEF y la FAO coincidieron en destacar el alcance positivo de la Tarjeta Alimentar para garantizar alimentos durante los momentos más complicados de la pandemia, a la vez que propusieron la necesidad de profundizar el camino de la asistencia contemplando la calidad de los alimentos que se consumen.
En promedio, las familias destinan el 22,7% de los ingresos al consumo de alimentos y bebidas no alcohólicas, pero en los hogares de menores ingresos este porcentaje asciende a 34,5% (encuesta de gasto de hogares 2017 – 2018). En ese marco, la población que presentaba inseguridad alimentaria moderada o grave era de 32,2% en el trienio 2016-2018, incrementándose entre 2017-2019 a un 35,8%.
El MDS impulsa la Política de Seguridad Alimentaria como una prioridad para el Gobierno Nacional, que implementó la Prestación Alimentar, para garantizar el acceso a los alimentos de las familias en situación de vulnerabilidad y especialmente de los hogares con niños y niñas de hasta 14 años de edad. Esta prestación alimentaria alcanzó durante 2021 a 4.082.796 niñas y niños de 0 a 14 años con una inversión anual de 190.000 millones de pesos.
El trabajo de la FAO en políticas sociales con enfoque en nutrición
“La visita del Director General de la FAO, QU Dongyu, a la Argentina de esta misma semana, viene en línea a la continuidad del apoyo que la FAO viene dando al Gobierno a distintos programas y proyectos, en el marco del memorando de entendimiento firmado en noviembre de 2020 entre la FAO y el Presidente, empezando por el Plan Argentina Contra el Hambre (PACH), cuyo objetivo general es garantizar la seguridad alimentaria de toda la población argentina, con especial atención en los sectores de mayor vulnerabilidad económica y social, apoyándose en el fortalecimiento de las acciones que lleva adelante el Programa Nacional de Seguridad Alimentaria y Nutricional”, expresó la responsable de Sistemas Agroalimentarios Sostenibles en FAO Argentina, Elizabeth Kleiman, durante el debate llevado a cabo en el CCK.
Kleiman hizo especial énfasis en la cooperación técnica de FAO en apoyo del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación (MDS), a través de la Federación Argentina de Graduados en Nutrición (FAGRAN), que llevó adelante el estudio “Percepciones y estrategias en el proceso de compra de alimentos y bebidas en hogares que reciben la Tarjeta Alimentar en 6 regiones de Argentina durante el 2021”, el cual buscó identificar las diferentes prácticas que los hogares despliegan movilizando los capitales (económicos, simbólicos y culturales, entre otros) para lograr satisfacer la alimentación cotidiana de sus miembros, contemplando quién o quiénes son los responsables de decidir y llevar a cabo las compras, qué alimentos y bebidas se compran, dónde y cómo se compran y cuáles son los motivos.
“Desarrollamos 300 entrevistas para analizar cuáles eran las percepciones al respecto de la Tarjeta Alimentar, cómo era utilizada y para qué tipo de alimentos la empleaban. Fue un estudio positivo en cuanto a que la tarjeta dio respuesta satisfactoria en asegurar la alimentación, y reforzó la provisión de ciertos alimentos como lácteos y huevos, los cuales tienen proteínas de alto valor biológico, sumamente necesarias, sobre todo para niños, niñas y adolescentes”, explicó Kleiman.
De tal estudio de percepciones surgió también el componente de la perspectiva de género. En este sentido Kleiman apuntó que “percibimos que el 98% de los titulares de la Tarjeta Alimentar fueron mujeres, con lo cual vemos la posibilidad de empoderarlas”.
La responsable de Sistemas Agroalimentarios Sostenibles en FAO hizo referencia al análisis que se trazó junto a UNICEF y OMS/OPS en el marco de la sanción y reglamentación de la Ley de Promoción de Alimentación Saludable. Además, el proceso de la revisión de las Guías Alimentarias para la Población Argentina (GAPAS) que se inició en apoyo al Ministerio de Salud, desde FAO, como una instancia clave para promover un consumo responsable y una alimentación adecuada, que incluya la dimensión de sostenibilidad, entre otros.
“Creo que es un esfuerzo enorme el que hizo la sociedad argentina en su conjunto, y que vincula no solo al sector de políticas públicas, sino también a los consumidores, un engranaje clave que ahora podrá acceder a una correcta información sobre los alimentos que se consumen. El etiquetado frontal es una herramienta para prevenir la obesidad y enfermedades crónicas no transmisibles, las cuales han avanzado de manera importante en los últimos años”, añadió.
Otra de las menciones de Kleiman durante el debate fue al trabajo de la FAO en el desarrollo de mercados concentradores. “Durante la pandemia estos mercados posibilitaron el abastecimiento sostenido de alimentos frescos y garantizaron la seguridad alimentaria in situ, visibilizando a productores y a los alimentos frescos, porque hay que pararnos de un lado y del otro de la cadena alimentaria. El enfoque es de triple impacto; cuidado del recurso natural, de la inversión económica que se generó en el proceso productivo, y que el alimento se produjo para ser apto para un consumidor, y eso es valor social”, declaró.
“Esto demuestra que se requiere del trabajo conjunto para lograr políticas integrales, y no de ver los problemas de forma aislada. Se trata de entender que cada actor tiene un rol que cumplir. Cuenten con FAO para seguir colaborando en el trabajo interministerial”, concluyó.