Tomás Molina, productor agrícola de Flores, hizo referencia a que probablemente la cosecha de verano esté más retrasada que otros años, pero es una buena señal dado que los cultivos siguen sumando kilos gracias a los beneficios del clima.
“Los cultivos todos, quizás más los de primera, perdieron un poco de tiempo con la seca y los golpes de calor. Luego llovió y se pusieron muy buenos. Va a ser un año muy bueno, hay que cosechar pero todo pinta muy bien. No creo que cosechemos antes del 20 de abril. En general, que se retrase la cosecha, es bueno porque seguimos llenando grano y algún kilo más se puede cargar en los camiones”, dijo en diálogo con Valor Agregado de radio Carve.
Hizo referencia a que, en rendimiento, el año pasado fue “el peor” y que quizás este año sea “uno de los mejores”.
“Es bien posible que cosechemos el doble por hectárea que el año pasado, cuando cosechamos 1.050 kg/ha. Este año pensar en 2.400 - 2.500 kilos es bien factible, porque hay mucha soja de primera muy buena”, comentó.
En su caso particular, está con un promedio de venta de US$ 530. “He seguido vendiendo, los precios de la última semana motivan a seguir vendiendo más viendo el buen estado y tener los kilos”, afirmó Molina.
Invierno. “El invierno es un gran desafío”, determinó. Por un lado, está la rotación canola-soja que se lleva todos los aplausos, pero no se la puede trasladar a toda el área.
Por el otro, está la rotación trigo-cebada que, bajando la cuenta al papel, es un empate con rendimientos promedios. “Hoy una hectárea de cebada de trigo, con 50% del valor renta, anda en el entorno a los 1.000 dólares, entre 3.500 y 4.000 kilos para empatar la cuenta, es muy riesgoso y no siempre se saca. Las empresas que estamos en el negocio tenemos la suficiente madurez para tener rotaciones”, dijo.
Para la canola, en tanto, la cuenta es bastante más holgada, sobre todo, en los cultivos de segunda que se siembran sobre canola.