Mientras el maíz en Ucrania estará listo para la cosecha entre junio y julio, el mayor interrogante que existe es saber si el cereal va a poder ser cosechado, debido al conflicto bélico que soporta ese país.
Por lo pronto, los cabezales que algunas empresas de Argentina habían vendido a ese país no van a llegar, y tampoco se sabe a ciencia cierta si esos granos que hoy están en los lotes van a poder ser comercializados en el mercado.
El escenario conflictivo en una de las mayores zonas productoras de maíz y trigo del mundo tiene paralizadas las exportaciones. Mientras que en Ucrania las operaciones quedaron sin efecto y hay incertidumbre sobre cómo va a quedar ese mercado a futuro, en Rusia algunos importadores intentan conservar el vínculo comercial, aunque con condiciones muy diferentes.
Más allá del interés por continuar importando determinados productos, lo concreto es que Rusia dejó de ser un mercado normal.
Cambio de condiciones
Las operaciones que antes se cerraban con entrega al momento de acordarlas y luego pagos hasta el envío de la mercadería, las que aún subsisten se han reducido –en el mejor de los casos– al pago FOB de la mercadería antes de embarcar, con el flete a cargo del importador.
Especialistas en comercio exterior aseguran que el aumento de las primas de seguro para la región del Mar Negro encarecería aún más los ya elevados costos del transporte marítimo, lo que incrementó los costos de las importaciones. Tampoco está claro todavía si las instalaciones portuarias de la región estarán en condiciones de seguir operando.
La paralización de intercambios económicos entre Rusia y el resto de Europa complica muchas de las operaciones con otros lugares del mundo.
Sanciones como el cierre de los espacios aéreos a los aviones rusos, la desconexión parcial de la banca rusa del sistema Swift, la congelación de los activos del banco central ruso y de parte de la reserva de divisas del país son parte de las complicaciones para comerciar.
Rusia se ha convertido en el país con más sanciones a nivel mundial, por encima de Irán o Venezuela, lo que ha forzado ya a unas 300 empresas extranjeras a cesar sus actividades en Moscú, según han reconocido las autoridades de la capital rusa.
Alemania, uno de los países que más flujo comercial tenía con Rusia, ha visto resentido sus exportaciones hacia ese país de autos y de maquinaria agrícola.
Más allá de que el deseo de la comunidad internacional es que el conflicto termine pronto, los analistas del comercio exterior sostienen que tomará mucho tiempo restablecer los negocios con Ucrania y las relaciones de confianza con Rusia.
Por Alejandro Rollán
Fuente: MaquiNAC