La actividad molinera existe en el país desde antes de la constitución nacional. Por este motivo, reconoce la gravedad de los fenómenos inflacionarios ya transitados en diversas etapas de la historia económica argentina, que golpean el poder adquisitivo de la sociedad y afectan de manera profunda a las familias vía el precio del pan.
En estas circunstancias, la industria nunca buscó evadir los problemas ni especular con las soluciones. La molinería demostró siempre su predisposición al diálogo con todos los Gobiernos democráticos, para contribuir a una solución y disipar las tensiones de mercado. En virtud de esto, se advierte la necesidad de aclarar algunos temas que responden a la dinámica propia de la honrosa labor de la industria y que se han reproducido públicamente de manera inexacta.
En plena cosecha, el abastecimiento de trigo se realiza en su gran mayoría mediante operaciones llamadas “a fijar”. La recepción del trigo se encuentra mediada por un contrato de concesión y la fijación del precio se realiza de forma independiente y posterior a la entrega física al molino, a medida que se produce la molienda. De esta manera, es un error considerar al stock de trigo en los molinos con precio “a fijar” como trigo disponible, ya que es TENENCIA pero no PROPIEDAD.
Recurriendo a la información del Ministerio Agricultura Ganadería y Pesca al día 02/03/2022, las “Compras de la Industria” de la presente campaña fueron de 1.680.600 toneladas de trigo, de las cuales 398.900 toneladas fueron con precio a fijar. Esto implica que la industria, sin comprometer su patrimonio, tiene que haber molido un máximo de 1.281.700 toneladas de trigo. Según las estimaciones de molienda de FAIM y del Ministerio para febrero de 2022, la industria lleva molidas para el periodo diciembre/21-febrero/22 un volumen cercano a 1.400.000 toneladas de trigo, que contemplan el carry de la campaña previa. Es decir, queda demostrado el compromiso de abastecimiento regular del mercado que guarda relación con el trigo efectivamente adquirido.
Por la complejidad de la situación inflacionaria actual, la industria se enfrenta a una nueva imposición de política pública y más allá de las miradas diferentes al respecto no buscará torcer su trayectoria de búsqueda de concordancia, dado que asume que el objetivo prioritario es dar una solución a los precios al consumidor.
La molinería estará a disposición de la sociedad siempre, redoblando esfuerzos con la única premisa de poder seguir acercando un producto tan esencial y necesario para todas las mesas y alacenas del país, porque es con orgullo la primera industria nacional.