Corría el año 1845, cuando Richard Blake Newton introduce el “primer alambrado en la Argentina”, en su Estancia “Santa María” cercana a la localidad de Chascomús, provincia de Buenos Aires. La llegada del alambrado marcó un antes y un después en nuestra campaña apareciendo la figura del alambrador, una nueva clase de trabajador rural. Los puestos se poblaron de montes y frutales comenzando así la mestización y los apareamientos selectivos en vacunos, yeguarizos y ovinos.
Surgieron los potreros con cultivos, facilitaron las tareas rurales y lo que fue aún más importante, la propiedad de tierras y ganados comenzó a ser una realidad para el hombre de campo. Richard Newton nació el 15 de marzo de 1801, en Lamberth, Londres y al finalizar sus estudios en el Colegio Blue Coat de su ciudad natal, comenzó a trabajar en la casa de comercio de William Palmer hasta que en 1819 acompañó a su padre en uno de sus viajes de negocios a Buenos Aires pisando por primera vez nuestro país, el que adoptaría para siempre. Es así como este joven londinense de 18 años fue contratado por la casa de comercio Británica John Gibson & Sons para su sede de Buenos Aires.
El transcurrir del tiempo, su esfuerzo y trabajo le permitieron desarrollar la Estancia “Santa María” En su primer viaje a Inglaterra allá por 1844, paseando por el parque de la residencia de Woodhouse en el condado de York vio varios ciervos pastando en un potrero sin cercos, empalizadas ni pircas y lo más llamativo nadie que los cuidara sólo alambres de hierro gruesos rodeando las parcelas.
Inmediatamente, Newton pensó en las posibilidades que podrían abrirse en las nuevas tierras para proteger sembrados, plantaciones, ganados y propiedades. Rápidamente se dirigió a la fábrica Rodger Bert & Sons en el puerto de Liverpool y dio la orden de la partida de alambres, postes y varillas de hierro para usar en la Estancia Santa María, partido de Chascomús.
Es así como cercó la quinta, las huertas y varios montes del Establecimiento, instalando el primer alambrado en suelo argentino. De todos estos recuerdos, la Municipalidad de Chascomús ha preservado muchas de esas piezas en su famoso “Museo Pampeano” y ha erigido en la plazoleta frente a la vieja estación de ferrocarril, un monumento en memoria de su hijo adoptivo. Con el tiempo, uno de los presidentes de la Sociedad Rural Argentina, Enrique G Frers expresó conceptos como estos
“El alambrado marca un momento crucial en nuestra historia agraria, que es nuestra historia, domesticó el ganado, civilizó a los pobladores de las pampas e hizo del gaucho nómade, un labrador. El alambrado educó por fuerza a nuestros estancieros criollos, reacios al progreso, y en cambio posibilitó la acción de aquellos progresistas, con la aplicación de métodos más racionales en la producción de la tierra.
El alambrado hizo posible la aparición de la estancia, con su fisonomía actual y luego la cabaña, el tambo, la granja y la chacra y todo por obra de aquel inspirado precursor visionario que fuera Don Richard Newton” Pasados muchos años, el 15 de marzo en memoria del natalicio de Newton se festeja el Día del Alambrador, Oficio rural que parece menguarse, un trabajo que se hereda de padres a hijos, que requiere destreza, paciencia, conocimiento, concentración y esfuerzo, enalteciendo al hombre de campo. En este día queremos homenajear al que bajo cualquier condición climática, adversidades, casillas, campamentos mantiene las tradiciones criollas del fogón, el mate amargo y el respeto por la naturaleza. Un retrato más que acertado realizó el cantor Germán Montes, con su tema musical “Destino Alambrador”