Mendoza no es solo la tierra del sol y el buen vino. También, entre otras cosas, del buen ajo. Un producto que viene ganando terreno y posiciona a la Argentina como décimo productor mundial y tercer exportador, detrás de China y España.
En línea con su propósito de poner en el centro a los productores y construir redes colaborativas, UPL Argentina organizó un Simposio de ajo en Tunuyán del que participaron diversos actores de la cadena del ajo.
Martín Grattoni y Yolanda Maturano, del equipo UPL en Cuyo y Valle presentaron la gran paleta de biosoluciones para ajo y cebolla y en particular los alcances del programa #Pronutiva, que combina biosoluciones con productos específicos para la protección de cultivos. Entre ellos, gana protagonismo Royal MH un regulador de crecimiento con acción sistémica que inhibe el desarrollo de brotes en bulbos de ajo y cebolla durante el período post-cosecha, algo que repercute claramente en la calidad final del producto en su camino al consumidor.
Pero el foco fue puesto en las soluciones para potenciar los suelos. En general, Mendoza cuenta con suelos productivos con baja fertilidad y niveles muy escasos de materia orgánica. Por eso, Diego Urbani, de UPL, se refirió a la complementariedad de dos soluciones que hacen la diferencia en ajo: K-Tionic y Humiplex. El último es una "enmienda orgánica formulada con sustancias húmicas de Leonardita (50%), que permite una mejora sustancial en las propiedades físicas, químicas y biológicas del suelo", explicó. K-Tionic es un producto de alta solubilidad a base de substancias fúlvicas de origen vegetal al 25%. ¿Qué hace? Incrementa la capacidad de intercambio catiónico y acelera la absorción y translocación de fitosanitarios; genera un mayor desarrollo radicular, permitiendo una mayor asimilación de nutrientes; facilita la absorción y translocación en la planta, y fortalece la sanidad y el vigor de los cultivos al toleran el ataque de plagas y enfermedades.
Según Urbani, el uso complementario de ambos productos del programa Pronutiva
ha demostrado una notoria mejoría en la cantidad y calidad de los ajos, al
aumentar el calibre de los bulbos y optimizar la eficiencia del uso de
fertilizantes. Además, un dato no menor: se reducen los costos de logística por
menores dosis respecto de otro tipo de enmiendas orgánicas.
Del Simposio también participaron los ingenieros del INTA La Consulta, Jorge Valdez y Pablo Caligiore Gei, para hablar de Podredumbre blanca, la "amenaza creciente" que afecta tanto al ajo como a la cebolla. Este patógeno (Sclerotium cepivorum) es un hongo del suelo extendido en todas las zonas de cultivo de liliáceas, y la principal causa de pérdidas de producción en el mundo.
Los técnicos abrieron un abanico de herramientas para mitigar los daños de esta enfermedad. Una de las más efectivas es el control a través de la solarización del suelo, una nueva práctica de desinfección por medio de la energía solar capturada al colocar una lámina de polietileno transparente sobre el suelo. La energía del sol atrapada eleva la temperatura del suelo lo suficiente como para inactivar plagas y enfermedades.
Dentro de un manejo exitoso también destacaron el uso de trichoderma, como un controlador biológico. Se trata de un hongo antagonista que actúa compitiendo con otros hongos patógenos perjudiciales como el Sclerotium. Además, funciona como un bioestimulante radicular que facilita la solubilización y absorción de nutrientes, promoviendo el crecimiento de las plantas.
En lo que respecta al control químico, Valdez y Caligiore Gei recomendaron la aplicación de Tebuconazole al 43%, a razón de 1l/h en todo el cuartel. Aunque advirtieron que no hay que excederse por los riesgos de toxicidad y aclararon que este fungicida detiene la enfermedad pero no cura a las plantas enfermas. Otra innovación importante es la utilización de imágenes áreas multiespectrales y la aplicación del índice de vegetación NDVI para detectar tempranamente enfermedades y prevenir plagas potencialmente muy destructivas.
En cuanto al manejo de las malezas, Alejandro Piñeiro, gerente de Herbicidas de UPL, aseguró que el gran desafío está en controlarlas con las pocas herramientas registradas para el cultivo y combinarlas con otros métodos, siempre teniendo en cuenta las características de cada herbicida. Así, destacó dos productos: Satellite –como herbicida residual– y Celebrate, para el manejo de gramíneas como sorgo de alepo (Sorghum halepense), gramón (Cynodon dactylon), capin (Echinochloa crus-galli), y pasto salado (Distichlis spicata).
Durante el simposio también se presentaron las soluciones para granos almacenados. Al abordar el uso de fosfuro de aluminio para el control de insectos en ajo almacenado, Diego Contreras, de UPL, presentó un reciente ensayo con realizado junto al productor Pablo Valverde, de Luján de Cuyo. En él quedó de manifiesto la importancia de lograr buenos niveles de hermeticidad que permitan contener el gas que se genera durante el tratamiento y cómo es la dinámica de las concentraciones de fosfina a lo largo de varios días, que ayudan a determinar la eficacia del tratamiento y su momento de finalización.